Después de esa breve demostración, la chica se deslizó hacia la barrera y reflexionó un momento si cruzarla o no. Finalmente decidió salir y al pasarla, sintió una pequeña corriente en su cuerpo, volteando hacia atrás para ver cómo la barrera se volvía invisible.
Ese día se sentía ligeramente abrumada y necesitaba calmar sus pensamientos. Caminó y disfrutó de la naturaleza que la rodeaba, sintiéndose en armonía consigo misma, lo que hizo que la conexión fuera especial. Después de unos minutos, llegó a la roca donde solía ir con su mejor amigo Riven. Normalmente era un lugar de paz y tranquilidad, pero hoy se encontró con una escena horrible: un pastor había sido asesinado y mutilado allí, incluso algunos órganos estaban expuestos. Las náuseas llegaron a su garganta y terminó vomitando no muy lejos de ahí. Para su desgracia, su magia se activó y sus ojos adquirieron un brillo gris.
La escena cambió y presenció todo como si retrocediera en el tiempo, dándose cuenta de que lo que había causado todo eso fue un quemado. Permaneció inmóvil por unos segundos, repitiéndose en su cabeza que era mentira y que aquellos seres no habían vuelto.
Un choque de adrenalina recorrió su cuerpo, haciéndola correr desenfrenadamente por Alfea. Algunos estudiantes la miraron como si fuera un bicho raro, ya que incluso estaba pálida. Llegó apresuradamente a la oficina de Farah, pero fue interceptada por su secretario Calum.
- Calum, por favor, necesito hablar con Farah.
Ella trató de recuperar su respiración.
- Lo siento, princesa, vuelve más tarde -dijo Calum, negando con la cabeza, ya que la directora tenía asuntos pendientes.
Farah, que estaba dentro de su despacho firmando algunos papeles, se levantó con cuidado y fue hacia la puerta, ya que era raro que la joven princesa llegara de esa manera.
- Vamos, Calum, déjala pasar.
La hada de mayor edad tomó a la chica y la hizo pasar a su despacho, sentándola en uno de los asientos y poniendo su mano en su espalda para que encontrara calma.
- Yo... te prometo que no quería... solo los vi... ellos volvieron... están aquí...
Dijo la ojiazul, volviendo su respiración irregular, permitiendo ver el miedo que la situación le causaba.
- Kat, mírame y tranquilízate para que pueda comprenderte.
Farah llevó sus manos a las mejillas de ella para que la mirara.
- Yo los vi... están aquí -dijo alzando un poco la voz.
- Señorita Ayleen Ekatherin Silva, relájese para que pueda entender por qué en estos momentos no tengo ni la menor idea de qué me está hablando.
La joven intentó tranquilizarse y con un suspiro lleno de angustia llevó su mano a la mejilla de Dowling, dejando ver pequeñas partículas de magia que le permitieron ver la visión que se le presentaba. Dowling la miró abatida por la revelación y la abrazó por un momento antes de enviarla a descansar, mientras pensaba en cómo lidiar con la reciente información. Sin muchas ganas de ir a la Suite y estar rodeada de mucha gente, la chica dirigió sus pasos hacia la zona de entrenamiento de los especialistas, un lugar desierto que le brindaba la paz que necesitaba en ese momento.
Se sentó en la plataforma, su cabeza abrumada y dolorida. Cuidadosamente metió la mano en el bolsillo interior de su chaqueta en busca de un objeto, lo sacó y lo sostuvo entre sus dedos. Había observado a Riven hacerlo y no le pareció complicado. Una pequeña llama surgió de su dedo índice, encendiendo el cigarrillo que comenzó a desprender un pequeño hilo de humo. Sin pensarlo mucho, lo llevó a sus labios y sintió como algo pesado llenaba sus pulmones.
Pasaron segundos o minutos, sin saber realmente cuánto tiempo, su cuerpo se empezó a sentir más ligero, su cabeza se llenó de silencio, de hecho lo relacionaba con volar de alguna manera. Se tendió sobre el cuadrilátero, permitiéndole ver el cielo opaco sobre ella. No sabía qué tenía aquel cigarrillo, pero la sensación de paz que la abrazaba era perfecta.
Mientras tanto, Riven caminaba a recoger el material utilizado en la práctica. Una figura tendida sobre una de las plataformas llamó su atención, y al acercarse se dio cuenta de que era Kat, fumando. El especialista no pudo explicar el sentimiento de enojo que le invadió al ver esa escena.
-¿Qué estás haciendo, Kat?
-dijo el chico, alterado a pesar de parecer hipócrita, reprochándole aquello-
-¿Por qué me reprochas? Tú también lo haces, además, solo es un simple cigarillo, ¿no? -tratando de quitarle importancia a aquello-
-Exacto, yo puedo meterme esas porquerías, pero tú... Kat, en serio. ¿Qué pasa contigo? ¿Nunca te atreverías? Siempre me pides que no lo haga.
-Yo... Solo lo necesitaba.
El chico, con una mirada triste, estrechó a la chica en sus brazos. Él podía arruinarse su vida, pero no permitiría que ella lo hiciera. Era como su hermana menor. La chica escondió su cabeza en el pecho de él.
-Kat, nunca lo hagas, por favor.
La chica solo se mantuvo en silencio mientras el chico la guiaba al edificio de los especialistas y la llevó a la habitación donde se encontraba Sky, dejándola en su cama, cubriéndola con las sábanas, y se puso a la altura de la cama para hablar con Ekatherin.
-¿Kat, volveré en un rato, ¿sí? Me llama Silva, pero te prometo que en cuanto salga vendré -dejó un beso en la frente de la chica y se alejó para hablar con el rubio-
-Habla con ella, por favor. Silva me está llamando. No la dejes sola, Sky.
Riven salió molesto por no poder consolar a su amiga y el rubio se acercó a ella abrazándola. La chica, sin poder aguantarlo más, empezó a sollozar mientras lágrimas caían. La escena fue muy impactante para ella.
El rubio acariciaba su cabello, mirándola con tristeza, sin saber qué le había pasado.
-Princesita, yo estoy aquí.
Todo va a estar bien.
Ya estás a salvo.
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Bajó La Luz De La Luna | Sky Destino Saga Winx |
FanficEn un mundo donde el amor y el dolor se entrelazan, dos almas destinadas a estar juntas se ven atrapadas en un ciclo de amor y sufrimiento. A pesar de su profundo amor el uno por el otro, Sky y Ekatherine se encuentran atrapados en una danza destr...