Anónimo, cada día le encuentro menos sentido al sonreír. ¿Para qué? ¿Por cuál motivo? ¿Para quién? Meses atrás, me habría podido responder esas preguntas en cuestión de segundos, pero ahora, no creo que tenga una respuesta concreta. Es más, creo que ni siquiera tengo una respuesta. Recuerdo esos días en los que no me importaba nada, en los que no me preocupaba mucho por cosas tan insignificantes como ahora. Incluso, siento un nudo que me impide respirar, que me impide pasar mis días con plenitud. Un nudo que poco a poco crece, y que ni siquiera me había dado cuenta de ello. Muy probablemente, me habría dado cuenta cuando ese nudo obstruyera todo en mi vida, cuando ya no tuviera una salida, cuando estuviera al borde y todo lo que me quedara sería explotar. ¿Desde cuándo se ha vuelto un trabajo tan pesado respirar? ¿Desde cuándo se ha vuelto tan complicado ser feliz? ¿Desde cuándo se ha vuelto tan difícil sonreír?
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Querido Anónimo.
De TodoHola, anónimo. Hace meses que te escribo, que te pienso. Tal como lo dice tu nombre, eres mi anónimo. Lo que de alguna manera espero, pero que nunca sé qué es. ¿Felicidad? Tal vez. ¿Amor? Por qué no. ¿Muerte? Puede ser.