Me lastimas. Así de sencillo. ¿Pero sabes algo? Sigo aquí, contigo, y siempre lo estuve, a pesar de todo, y por encima de todas las cosas. No sabía si soltarte, o hundirme contigo en tu abismo. No sabía si salir a al superficie, y dejar que te ahogaras. Pero decidí hundirme contigo. Es un dolor hermosamente desgarrador. Poco a poco, los grilletes y su peso fueron en aumento, se fueron enganchando en mis extremidades, hundiéndome contigo. Te vi. Te veías tan misero, y tan bello a la vez. Tus encantos me envolvieron, y me encuentro aquí contigo. Tus defectos se hicieron lo más bello que pudieron apreciar mis ojos, y tus virtudes lo más perfecto. Me estanqué a tu lado, pero es un riesgo que decidí tomar. ¿Y sabes otra cosa? Sigo sin arrepentirme. ¿Y te cuento otra? Te amo.
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Querido Anónimo.
De TodoHola, anónimo. Hace meses que te escribo, que te pienso. Tal como lo dice tu nombre, eres mi anónimo. Lo que de alguna manera espero, pero que nunca sé qué es. ¿Felicidad? Tal vez. ¿Amor? Por qué no. ¿Muerte? Puede ser.