capitulo 3

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Lentamente abrí mis ojos, el reflejo de la luz sobre el agua ya era tenue, como un fuego que lentamente se extinguía, el sol ya estaba poniéndose.

-¡Coño! Me quedé dormido. Pensé. Mi cuerpo poco a poco trataba de retomar la conexión con mi conciencia.

-Vaya, Vaya, cómo que al fin se despierta "El Bello Durmiente". Expresó Carolina.

Sin mucha prisa, poco a poco, como una maquina que trata de poner en funcionamiento sus enmohecidos engranajes giré sobre mi mismo, tratando de incorporarme, de sentarme sobre la silla de extensión.

¡Auch!. Exclamé al contacto de mis posaderas con la silla.

-Como no te va a doler hermanito, si lo tienes rojito como un tomate, mientras se escuchaban las risitas.

-La verdad es que dormías como un "querubín" y no quisimos despertarte, además estábamos fascinadas con tus nalgas, pasaron del rosadito, al melocotón, al rojo y siempre cubiertas de gotitas de sudor que parecían un rocío sobre una apetitosa fruta, era casi un espectáculo para la meditación mas profunda, "OMMMMMMMM".Expresó riendo Carolina mientras se ponía en una seudo posición de meditación formando unas argollas con sus dedos índice y pulgar.

Cubrí con mis brazos mi cuerpo como queriéndome abrazar a mi mismo. Con el sol ya derrotado por la penumbra el frescor de la noche comenzaba a hacer su aparición.

-¿Ahora tiene frío "Su Alteza"? Expresó Carolina, Venga vamos adentro de la casa a tomar una ducha y cambiarnos.

Pasé por el vestidor, tomé mis ropas y seguí a las chicas adentro de la casa, subimos las escaleras que conducían a las habitaciones principales. Entramos a una que deduje era la de Carolina, de estilo moderno, nada que ver con una decoración aniñada o excesivamente recargada, los muebles eran de líneas rectas, muy puros y sin vericuetos. Posé mi mirada sobre la cómoda o peinadora, esta era larguisima, ocupaba todo el lateral y estaba adosada a un gran espejo que cubría toda la pared , pude ver claramente como a un extremo estaba una foto de Carolina con mi hermana, se abrazaban sonrientes, tenían en la foto la sonrisa de complicidad que me parecía haber visto antes. La cama era amplia igualmente de líneas muy simple, blanca y daba la impresión de estar como suspendida en el aire. Al otro extremo unos paneles corredizos debían ser las puertas de un inmenso armario. A pesar de su aspecto minimalista, casi frío, se podía deducir que era el cuarto de una chica, una chica tal vez poco usual, pero no por ello dejaba de traslucir una sobria feminidad, era lo femenino concentrado bajo las formas simples.

Yo estaba parado con mi ropa en la mano sin saber exactamente que hacer.

-Chico pon esa ropa en la cesta que esta allá, señalando una cesta de ropa que por su color blanco se me había pasado desapercibida a primera vista. Ustedes pueden usar mi baño, yo usare el de mi mama, Sandra si quieres bañate primero, mientras yo veo si consigo algo para el irritado "rabito" de tu hermanito.

Sandra entró a la sala de baño, al cruzarse con Carolina intercambiaron de nuevo miraditas, definitivamente algo se tramaban estas dos. Carolina buscó entre las gavetas de la cómoda y sacó un tarro con una especie de gelatina transparente.

-Aquí esta, con esto se te calmará un poco el ardor, es un gel ultrahidratante buenísimo, francés, lo trajo mama de su última gira, ven acá y date la vuelta, veras como seguro te alivia un poco la irritación.

Me acerque, y en este momento tomé conciencia de nuevo de lo expuesto de mi cuerpo, aun sin verla mi mente me recordó la minúscula prenda que aun llevaba puesta, que sólo llevando al máximo sus propiedades podía cubrir mis partes mas intimas.

Parado de espaldas a Carolina, sentía que mis sentidos se encontraban en alerta, al máximo de su capacidad de percepción, incluso escuché claramente el sonido de la tapa del frasco cuando Carolina la giró para abrirla.

Cerré los ojos, como esperando el momento de una inyección, en lugar del pinchazo sentí el contacto de su mano con nalga derecha mediado por el frío gel, en ese momento no pude contener una ligero estremecimiento que en el fondo era una demostración de vulnerabilidad.

-¡Huy!, cuanto miedo, quédate tranquilo, tranquilito y veras como te sentirás mucho mejor.

La masa gelatinosa que intercedía entre mis glúteos y su mano se iba haciendo mas y mas delgada conforme era expandida, una variopinta colección de sensaciones me invadía; Por un lado mi mente inquieta imaginaba a la bellísima Carolina detrás mío tocando mis longas, mientras mi piel conocía de las caricias de su mano, una fracción de tiempo después, nunca de forma simultanea, la sensación de un frescor ártico, intenso se desarrollaba en lo que había sido el trayecto de su mano como queriendo marcar el recorrido suave de sus dedos, sentía el olor mentolado, fuerte. Aspiré profundamente como si mis pulmones fuesen capaces de capturar las múltiples sensaciones que me abrumaban.

-¿Vistes?, Sabia que te gustaría criaturita, el temor es siempre el enemigo que debes vencer para tener el placer, recuérdalo siempre. Ahora Carolina acariciaba con sus dos manos mis glúteos, su respiración palpitaba cerca, muy cerca de mi, intuía su cuerpo sobre mi espalda. Una de sus manos desplazó hacia un lado el bañador, mientras la otra comenzó a recorrer la raja de mis glúteos de arriba hacia abajo, desde mi espina dorsal en ruta hacia mi perineo, cruzó por el orificio de mi ano sin detenerse hasta llegar a mis constreñidos testículos para acariciarlos, En ese preciso instante en que sus dedos jugueteaban con mis bolas, sentía la gélida replica del reconfortante discurrir de sus dedos unida a un escalofrío que recorría todo mi espinazo, siendo para mi ya imposible determinar la temporalidad de los sucesos.

¡Ups!, Exclamé.

Al oído Carolina susurró -Shhh, cállate tontín, no queremos que tu hermanita nos oiga, ¿o si?, Su mano ahora acariciaba lo que era mi inerte pene, el cual rápidamente comenzaba a dar indicios de pretender salir de su letargo.

-Muy pronto habrá que ocuparse también de este otro "Rabito".

Luego de soltar la irónica frase, mordió con fuerza mi oreja, tanto que tuve que hacer esfuerzos para contener un grito de dolor, simultáneamente ella se separaba de mi.

-Voy a bañarme, espera que salga tu hermana de mi baño y te lavas bien "todito", me desagrada el olor a cloro del agua de las albercas. Me dijó mientras dirigía una mirada pícara hacia mí.

Salió de la habitación dejándome parado en el medio del cuarto, absolutamente desconcertado, y con la confusa sensación del que no sabe que esperar después. Si algo me había quedado claro era que la amiga de mi hermana era absolutamente impredecible.

Recién ahora escuché el agua se la ducha comenzar a correr. Sandra apenas estaba iniciando su baño. El tiempo se me hizo interminable hasta que comencé a notar indicios que se preparaba a salir del baño.

Continuará….

De negro a rosa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora