Mi amor por ella.

Capitulo 2.

Diez meses atrás:

Secando el sudor de mi frente, me miro en el espejo e intento entender como esto esta pasando, como es que ella no me esta esperando fuera de este baño que decoramos, juntos.

Un golpeteo insistente me asusta haciendo que casi me caiga, con el ceño fruncido en señal de disgusto me dirijo a la puerta y la abro mostrando mi estado de animo a quien sea que este ahí. Unos grandes ojos azules me miran con un vacío enorme y grandes gotas caen de ellos. Es Leslie, la hermana menor de Jennifer, quien con tan solo nueve años parece ser la niña mas madura que habia visto nunca.
Mi corazon se encoge y me agacho a la altura de la dulce niña que al igual que yo, extraña a su hermana.

-Ya esta, Leslie, piensa que ella esta en un lugar mejor ahora- susurro acariciando su pequeña cabecita.

-Es imposible que yo piense eso, Walter, ¿que lugar mejor que a nuestro lado?.

Y sigue sorprendiendome..

-Nadie me ha dicho un buen consuelo- dice ella nuevamente- esperaba algo mejor de ti.

Me rio sin poder evitarlo, me encanta esta niña. Aseguradole que lo intentaré mejor la próxima vez, la llevo conmigo a la habitación para que pueda descansar un poco, sin tener previsto que caería rendido con ella, dejando a la familia de Jennifer abajo llorando la muerte de su hija y pidiéndole a Dios que no hubiera una próxima vez.

Día presente:

-Hey, despierta, tienes visita.

Soltando improperios a Jose doy vueltas en mi cama y me cubro con la sabana la cuál segundos despues es despojada de mi cuerpo haciendo que un escalofrío me recorra debido al frío que hay en mi habitación.

-Maldición, José, dejame dormir, ya es suficientemente horrible que seas mi jefe de Lunes a Viernes.

-¡Oye!, ¿ya no me extrañas?.

La vocecita angelical de la pequeña Leslie hace que todo deseo de dormir desaparezca y volteo mi cabeza para verla en el umbral de la puerta de mi habitación con una vestimenta parecida a la de una estrella de rock que se droga mucho ¿Por que la dejan salir así?, tiene diez años, Jesucristo..

-Nada de eso, cariño, te he extrañado tanto que me duele el corazón.

-Ja-ja, claro, no me mientas, tio, soy niña, no idiota.

Ella entra a mi habitacion con una mueca de disgusto al ver todas las latas de cerveza en el suelo y empieza a recogerlas para tirarlas a la basura que esta en cualquier rincon de la habitación y que ella encuentra con mucha facilidad.

Me levanto rápidamente sintiendo disgustado con mi mismo, ella no puede hacer eso, es demasiado tierna. La cargo haciendo que se ría, llenando mis oidos con esa hermosa melodia.

-A ver, cabecita loca, ve a la sala con Jose y esperame mientras me aseo, deja lo que haces, no te tengo como ama de casa.

-Pero tío- refunfuña- Jose habla mucho y la verdad es que no entiendo mucho de lo que dice.

Riendo, la bajo hasta el suelo y la miro fijamente a los ojos.

-Entonces tendrás que aguantarte, porque no te quedaras aquí a limpiar mi desastre.

-Como quieras, aliento de perro. Y date prisa, ya me quiero comer mi helado.

Y antes de que pueda responderle sale corriendo con una estruendosa carcajada hacia la sala, donde se escucha la musiquita de tortura de algún juego que Jose este intentando ganar.
Negando con mi cabeza, hago un arreglo rápido de mi habitación y luego me dirijo a la ducha, donde me relajo por unos cuantos minutos y luego me visto comodamente para salir con Leslie, quien me llama Tío sin ninguna explicacion. Hace un tiempo me dijo que solo le gustaba decirme así y obviamente acepte gustoso de que me llamara así.