Inframundo - 9 de Octubre, año 2003 d. C.
-¡Viento destructor!-
Un torbellino horizontal que parecía estar hecho de cuchillas que giraban a gran velocidad, avanzó rápido por un campo, destruyendo todo a su paso para al final chocar contra unos maniquíes de metal, despedazándolos con una abrumadora explosión de viento que sacudió las copas de los árboles de alrededor e hizo que los pájaros volaran lejos.
-Creo que por hoy fue suficiente, Naruto-
El Uzumaki se dejó caer sentado al suelo completamente exhausto. Respiraba con dificultad y el sudor caía por su cara, empapando su camiseta. -Je... p-por fin l-logré dominarlo- Exhaló un pequeño suspiro de satisfacción mientras veía los maniquíes hechos pedazos, y se tiró de espalda en el pasto.
Venelana sonrió. El Viento destructor era uno de los pocos jutsus que Naruto había inventado en su viaje de entrenamiento con Jiraiya luego de que este último descubrió que su ahijado tenia un excelente control innato del elemento viento, como Tobirama con el elemento agua -(Le costó tan solo una semana volver a aprender ese jutsu rango A... increíble, y pensar que tardó medio año en crear esa técnica con Jiraiya)- Se acercó al rubio -Es hora de volver a casa. Te recuerdo que hoy tienes una cita-
-Eh....- Naruto no pudo evitar sonrojarse al verla. Venelana vestía pantalones de lana gris, y una camiseta blanca que dibujaba sus increíbles curvas. No llevaba sujetador, y los prominentes pechos se le balanceaban al andar. Apartó la mirada de ella y la centró en el cielo. Desde hace dos meses había empezado a experimentar nuevas emociones cada vez que miraba a Venelana y las demás. -(¿Qué me está pasando?)-
-Vámonos de aquí-
-Sí-
Un sello mágico con el símbolo de un remolino apareció debajo de ellos y desaparecieron del lugar.
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Unos segundos después
Al llegar a casa, Naruto y Venelana se encontraron con Sirius y Dido esperandolos en la escalinata de entrada. Estaban vistiendo trajes de sirvienta, y gracias a sus genes de demonio las dos se estaban desarrollando rápidamente. Tenían un buen cuerpo, con curvas, muchas curvas, un cuerpo que unas niñas de su edad no deberían tener.
Las dos se acercaron corriendo a Naruto -¡Amo!-
-Hey..- El ojiazul las saludó alzando la mano y sonriendo.
Dido comenzó a girar alrededor de él, inspeccionándolo como si fuera un objeto precioso -Maestro, has vuelto a excederte entrenando-
-Jejeje- El Uzumaki se llevó la mano a la nuca -Sí..... pero todo ese esfuerzo ha valido la pena-
-Debes estar adolorido- Sirius lo agarró de la mano y se lo llevó hacia la casa -Dido y yo te hemos preparado un buen baño con espuma de naranja... esa que tanto te gusta-
-G-gracias- Naruto le dio una mirada nerviosa, sabiendo lo que se venía. Desde hace una semana Sirius y su hermana no le permitían bañarse solo.... ellas dos lo bañaban. Intentó negarse muchas veces a ello, pero nunca consiguió disuadirlas -(Qué vergüenza)- Dirigió una mirada a Venelana pidiendo ayuda, pero ella se limitó a sonreír mientras se encogía de hombros.
-Chicas, asegúrense de limpiar bien cada rincón del cuerpo de Naruto-
El rubio agrandó los ojos cómicamente al escuchar aquello -¡Pero que dices-ttebayo!-
Dido y Sirius asintieron vigorosamente. -Sí, lady Venelana, déjanoslo a nosotras-
-E-esperen un momento-