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Iruka no sabía dónde estaba, todo era oscuro, tenía frío, no podía ver nada, lo único que sabía era que no podía siquiera moverse, no podía hablar, todo en el dolía.

De repente solo sintió más dolor, el cuerpo de Obito sobre él, golpeándolo, violandolo una y otra vez. Le pedía parar, se negaba como siempre a que siguiera tomándolo de aquella forma tan brusca, lloraba y suplicaba; pero este simplemente no se detenía. Obito seguía lastimandolo, violandolo...

"Eres un maldito" esa frase le había erizado la piel, esa frase era acompañada de un tenue aroma a madera recién cortada, dejo de sentir sobre si el cuerpo de su esposo. Obito había desparecido entre la oscuridad.

En esos momentos Iruka sentía un poco de calor y esa esencia le causaba paz, tranquilidad; pero cuando esta desaparecía Obito regresaba a hacerle lo mismo hasta que de un momento a otro ya no. Obito ya no volvió.

"Siempre te encontraré"

Iruka se encontraba en ese mismo espacio donde ahora ya todo era más blanco y tranquilo, su cuerpo aún no podía moverlo, aún se encontraba boca abajo, sintiendo como el suelo se percibía tibio contra su mejilla izquierda.

"No amaré a nadie más que a ti"

Cerró los párpados mientras nuevamente esa esencia a madera recién cortada invadía el lugar poco a poco. Le gustaba, le gustaba sentir aquella tranquilidad. Esa paz, esa paz de estar en un sitio seguro y tranquilo, donde ya nada podía lastimarlo.

"Siempre"

Llevaba días así, desde que se encontraba en ese nuevo sitio o al menos desde que todo comenzó a ser más claro. Aún no podía moverse, aún sentía que en cualquier momento cerraría los párpados en ese sitio donde no había nada más que paz. Ese lugar en donde moriría para ir al cielo o al infierno, tal vez iba a renacer, si lo hacía quería ser un ave...

"Siempre te encontraré"

Ahora que recordaba, aquellas palabras siempre las escuchaba una y otra vez desde que aquel lugar se había aclarado. No sabía si estaba soñando o tal vez había muerto pues había visto a una mujer entre la oscuridad que había al principio que le decía que estaría bien, pero de eso ya había pasado mucho tiempo.

"No amaré a nadie más que a ti"

Aquella voz lo reconfortaba, aunque al principio le daba miedo, pero con el paso del tiempo la encontró agradable, la esencia se había dispersado por todo el lugar al igual que aquel calor que lo había hecho sentir seguro. Por un momento sintió que las fuerzas le habían regresado al cuerpo, se sentía más ligero, con un poco de dificultad se puso de pie percibiendo bajo sus pies la calidez del suelo.

"Miau" miró a su alrededor y justamente frente a él se encontraba aquel gatito gris con blanco que lo había guiado por el bosque hasta ese lugar.

"Miau" Iruka se sentó atreviéndose a tocar al minino y este gustoso recibía sus caricias tras la oreja.

"Gracias" le dijo; el gato lo miró fijamente de repente e Iruka dejo de acariciarlo.

"Es hora" lo escuchó decir, el moreno se tallo los párpados pues se le hacía imposible que un gato hablara "Todo estará bien de ahora en adelante, confía"

Iruka aún seguía sin creer aquello, era una locura lo que estaba sucediendo, un gato, un gato le estaba hablando, se iba a atrever a preguntar algo pero el gato simplemente desapareció del lugar.

"Te encontré"

Iruka abrió los párpados de repente, lo primero que vio frente a él fue la piel blanquecina de alguien, el aroma a madera recién cortada le invadia los pulmones, esa esencia no era como la de Obito la de Obito lo ahogaba, lo quemaba por dentro, le causaba náuseas y asco; pero esta... esta solo le causaba paz. Su corazón comenzó a palpitar con frenesí al sentirse acorralado entre los brazos de aquella persona, por instinto de defensa lo aventó alejándose en forma automática, retrocediendo al rincón más cercano, miró de forma rápida el sitio, buscando una salida para escapar.

— Despertaste — la voz del hombre lo hizo mirarlo, la voz se escuchaba suave y tranquila; sintió como su piel se erizaba al sentir el frío de la madera bajo su cuerpo — hace frío, ven.

Iruka se negó, no se acercaría a aquel hombre y menos al saber por sus facciones y esencia que era un alfa.

— No te haré daño — Iruka volvió a negar, ya no podía creer en las palabras de alguien, había creído en Obito, había creído en que ya no lo volvería a lastimar y lo lastimó.

"Todo estará bien de ahora en adelante"  sintió sobre sus piernas un leve peso, ahí se encontraba un gato, el mismo gato que había seguido aquel día, aquel gato que...

— Yua te cuido, por él te encontré en el bosque — escuchó nuevamente al hombre — se que estás asustado, yo no te haré daño, ven — Iruka negó inmediatamente encontró la puerta a unos pocos metros, debía escapar, debía escapar pues no quería ser violado por aquel hombre de aspecto pálido y canoso, de ojos negros que destellaban un brillo extraño en ellos, la cicatriz del hombre sobre su ojo izquierdo le daba escalofríos — no tengas miedo.

El moreno sintió esas feromonas que le brindaban seguridad en el espacio que había pasado tiempo los últimos días, pero eso no evitó que sintiera pánico cuando sintió la cercanía del alfa. En automático se puso de pie sin importarle que el gato cayera al suelo, con sus piernas tambaleándose corrió hasta la puerta abriéndola para salir corriendo, el frío lo golpeó con fuerza,  el suelo se sentía helado y algunos copos de nieve comenzaban a caer. Y simplemente corrió.

¿A dónde estaba huyendo? ¿Acaso tenía un lugar a dónde volver? ¿Quería volver a lado de Obito para que lo golpeara y lo violara? ¿A casa de sus padres donde no les importo más después de cambiarlo por cosas banales? ¿Tenía un lugar al que huir? Sus pies se detuvieron de repente, no tenía a dónde ir, no tenía a quien recurrir, no podía volver a un lugar donde no le importaba a nadie, agotado por el esfuerzo su pecho comenzó a dolerle, se dejó caer de rodillas mientras con su mano trataba de calmar el dolor, sus lágrimas comenzaron a salir mas seguidas.

"Miau" el gato lo había alcanzado «Todo estará bien de ahora en adelante, confía» aquellas palabras se escucharon de repente en su mente, miró hacia atrás y el mismo hombre que había visto al despertar venir tras él a paso lento, con un enorme abrigo de piel cubriéndolo.

"Te encontré"

Hasta ese momento fue consciente del frío que hacía, que las ropas que traía no eran las más adecuadas para estar fuera en el invierno, invierno, ya era invierno.

— No huyas — escucho la voz calmada del alfa, este no parecía estar molesto, al contrario, parecía estar preocupado, preocupado por él — te pondré mi abrigo, sí, no quiero que enfermes — lo vio quitarse aquel gabán de piel, colocarse a su altura y cubrir sus hombros con este — volvamos a casa.


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Iruka despertó!! Sjdhhdhdhhdhdhdhhdhdhxhdhdhhdbdbdbdbbxbxbxbxhdhbxbxbxbdbdhdhbdhdh

Qué les parece la historia, cuéntenme.

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All the love A ❤️ (Any)

Destinados (Kakairu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora