Sirius... Es tu oportunidad

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James había tenido razón en cuanto a lo que tiempo era lo que Sirius iba a tener con Remus estando allí pero lo que ciertamente James no había previsto era que su madre iba a tomarse unos días de descanso que los iba a usar para tener todo preparado para la gran cena que daban el día de Navidad para que no ocurriera lo del año pasado.

- Oh, Remus hubieras estado aquí para que vieras el desastre - el chico le sonrió divertido y ella le devolvió el gesto-. Bueno es un alivio que no lo hayas visto, que vergüenza.

Y ese era otro problema, no bastaba con que Euphemia Potter se hubiera quedado en casa para los preparativos sino que había osado robarse a su Remus para que la ayudara y el castaño muy amablemente había aceptado. Esa tarde los tres estaban en la habitación de James quién le contaba por enésima vez algo sobre Lily que a nadie, excepto a él, le interesaba , cuando la mujer había asomado la cabeza por la puerta.

- Oye Remus, querido te importaría bajar a ayudarme con algunas cosas? Es que algunas están muy altas y otras muy pesadas - preguntó la mujer casi tímidamente, Remus le había sonreído y se había puesto de pie cuando James lo tomó de la muñeca-.

- Por favor mamá! Eres una bruja, bien te haz de saber hechizos para bajar y levantar cosas - se quejó James indignado-. Además Remus es un invitado

La señora iba a abrir la boca, quizás para disculparse e irse pero Lupin habló primero.

- No tengo problemas con ayudar - se volteó a hacia la mamá de su mejor amigo-. Estaré encantado de ayudarla con lo que pueda.

Ella sonrió emocionada como una colegiala haciendo bufar a James y sonreír a Remus, Sirius no estaba contento.

- Como hay santo nuevo se olvidan de los viejos - murmuró con falsa molestia para que ella escuchara y no pudo evitar reír-.

- Ay, Sirius! No seas celoso! Siempre estamos contentos que pases con nosotros navidades, vacaciones, cumpleaños, tiempo libre, fines de semana... - comenzó a enumerar siendo interrumpida por las carcajadas de su hijo, Sirius se sonrojo pero muy levemente-.

- Ya entendí, me tienen aquí todo el tiempo.

- Y nos gusta pero quiero conocer más a Remus, eso es todo y si tanto deseas acompañarnos estaremos en la cocina.

Terminó haciendo un ademán con la mano, que ninguno de los otros entendió pero que Remus parecía haber estado esperando, tomó la mano de la mujer y ella se enganchó a su brazo para finalmente irse.

- Canuto, si no te apresuras mi madre te lo quitará - dijo tratando de mantener el semblante serio pero la cara de Sirius no se lo permitió quién le lanzó un libro en el pecho a un James que se revolcaba en la cama de risa-.

Entonces allí estaba él luego de que James lo cansara con la misma cháchara sobre Lily Evans, sentado en la cocina mirando como Remus cocinaba junto a la Sra. Potter, asombrada de las habilidades culinarias del chico, tenía unas inmensas ganas de acercarse pero sabía que solo estorbaría y sus ganas de acercarse solo se debían a querer tomar a Remus de la cintura y apegarlo a él para luego, quizás, besar su cuello, Merlin si, allí donde su piel parecía aún más suave, a pesar de las cicatrices, que Sirius sin duda encontraba excitantes.

Un toque en su hombro fue el que lo hizo salir de sus pervertidos pensamientos con un pequeño respingo y al levantar la mirada se encontró con los ojos miel de Remus, muy en el fondo pudo ver algo de preocupación y una perversa parte de él se alegraba que se preocupara por él.

- Sucede algo? - preguntó un poco distraído-.

- La Sra. Potter te había estado llamando pero no escuchabas.

- Creímos que estabas petrificado, amor - se escuchó la voz de la mujer aunque Sirius no la veía, Remus aún tocaba su hombro-.

- Ayúdanos a cocinar - ofreció amable-.

- Sabes que no sé cocinar Lunático.

- En ningún momento dije que tenías que cocinar, solo tienes que pasarnos algunas cosas y ya.

- O contarnos de tus locas historias - dijo divertida-.

Sirius pareció ofendido.

- No son locas historias, son increíbles aventuras que he tenido.

- Claro, vamos - le apresuró Remus-.

Pasaron un rato agradable mientras cocinaban y probaban un poco de esto y un poco de aquello otro hasta que quedaron satisfechos con el resultado. La mujer al fijarse en la hora saltó sorprendida.

- Oh, por Merlin! Se me está haciendo tarde, no puedo creer que lo haya olvidado - comentó con pesar-.

Remus se volteó a mirarla con el ceño ligeramente fruncido, Sirius volvió a morderse el labio al mirarlo, cómo podría traerlo así de mal? Ya no creía que hubiera sido buena idea estar allí.

- De qué habla? Cómo puedo ayudarla?

- Es que James tiene razón, ya sería mucho pedir.

Lupin colocó su mano sobre el brazo de la mujer y le sonrió tan tranquila y dulcemente que Sirius notó como Euphemia se relajó visiblemente.

- Pídame lo que necesite, estoy aquí para ayudarla.

Ella sonrió enternecida.

- Tenía una cita con una amiga de Fleamont, del Ministerio - explicó-. Iba a ayudarla para sus compras pero lo he pasado tan bien con ustedes que se me ha olvidado por completo.

- Aún tiene tiempo de llegar? - ella asintió-. Entonces vaya y no se preocupe, quiere? Sirius y yo nos haremos cargo del resto.

- En serio Remus? - el asintió-. Da por hecho ese pastel de chocolate - el chico apenas le sonrió, ella despareció-.

Y los nervios de Sirius que habían estado ocultos decidieron salir a flote porque ya no tenía en que otra cosa concentrase sino que en el lindo chico frente a él, quien terminaba de guardar algunas cosas.

- Comencemos a ordenar Sirius o bien podrías comenzar a lavar - sugirió y el pelinegro encontró una manera de molestar-.

- Yo no dije nada sobre ayudar, tu solo te ofreciste - comentó burlón con una sonrisa de medio lado-.

Remus se volteó a mirarlo con la boca abierta para protestar pero solo terminó suspirando y asintió.

- Bien, tienes razón, yo me encargo solo.

Sirius rodó los ojos, se levantó de dónde estaba sentado y le quitó los platos que tenía en la mano para comenzar a lavarlos.

- Yo me encargo de esto - afirmó fingiendo estar molesto y Remus le premio con una sonrisa -.

- Que buen chico - dijo para luego acariciar su cabello luciendo divertido -.

Y por más que Sirius lo hubiera intentado hubiera sido inútil esconder su sonrisa o fingir enojo por aquel gesto, su corazón se agitaba al sentir el tacto de Remus y lo hacía sentir cómodo.

Sirius... Enamorado De RemusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora