2| El hombre en llamas

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Mi cuerpo de ahora 9 años se encontraba completamente lleno de cicatrices tanto viejas como nuevas.

Habían pasado 3 años desde que aparecí en este lugar y ya no podía ser peor.

Solo quería salir de aquí de una vez por todas.

Había tenido un montón de trabajos en este sitio y estaba muy cansada.

Los primeros meses me había ocupado de limpiar los cadáveres de las niñas que no lograban soportar los maltratos o de las que habían fallecido peleando con otras.

Después de eso dejé de recordar mucho.

Me dejaron de llamar para limpiar, pero en vez de eso, por las noches me llevaban a una habitación roja junto a otras niñas para después pincharnos con algo y dormirnos.

Yo siempre creí que era por que habíamos hecho bien nuestro trabajo y nos estaban premiando. Lo único malo de eso es que cuando nos levantábamos, sentíamos dolor en nuestra parte intima, pero nada más.

Hubo una vez que ellos se olvidaron de pincharme, así que aproveché y no me moví para que ellos pensaran que estaba dormida.

Mala idea.

Porque tan solo bastaron unos cuantos segundos antes de que un hombre se subiera sobre mí para empezar a tocarme todo el cuerpo.

Ese día no supe qué ocurrió exactamente, simplemente, todo se descontroló.

Le rogué muchas veces que parara mientras lloraba asustada por lo que estaba haciendo, pero al él simplemente le valió y siguió tocándome.

Tan solo recuerdo que levanté mi mano en su dirección haciendo que el hombre pusiera sus ojos en blanco mientras se elevaba intentando respirar.

En un pestañeo, el hombre ya se encontraba en el suelo con su cuello roto.

Sin ponerme a pensar en lo que había sucedido, me paré del lugar para después acercarme a los hombres que habían visto todo y se encontraban realmente enojados. Pero estos no pudieron hacer nada.

Volví a elevar mis manos y como si estuviera controlando un títere, empecé a mover mis dedos, haciendo que estos también se empezaran a mover.

Fue después de unos cuantos segundos que ellos también cayeron al suelo sin vida, con su cuello volteado completamente.

En un descuido ellos lograron atraparme, es por eso que desde ese momento no había salido de la habitación de metal y bueno, los hombres ya no habían vuelto por mi.

Ellos dejaron de traer comida y mis compañeras jamás quisieron entregarme una pequeña porción de su comida y bueno, lo entendía perfectamente, yo tampoco les hubiera dado debido a lo poco que nos servían.

Es por eso que tuve que arreglármelas por mi misma.

En un plan por conseguir comida y perfeccionar mi poder, había empezado a cazar todas las ratas que pasaban por ahí.

En este momento me encontraba sola en la celda, mientras jugaba con mi presa haciendo que se elevara un poco para después hacerla bailar, divirtiéndome un poco.

Sin más, mi estómago empezó a revolverse, por lo que la miré con pena antes de girar su cabeza con fuerza.

—Lo siento— Murmuré antes de agarrarla entre mis manos para después llevarmela a mi boca y arrancar su parte de su piel, sintiendo como la sangre empezaba a embarrarse por mi boca y manos.

Pude escuchar varios sonidos extraños al fondo como cosas cayéndose y gritos, pero no me importó.

Estaba comiendo desesperadamente, intentando llenar mi estómago después de días de no haber visto una rata para poder comer. Fue en ese momento cuando el calor se empezó a hacer presente, como si el sol hubiera bajado hasta donde yo estaba.

Confundida, elevé la mirada encontrándome con la penetrante mirada celeste de un gran hombre.

Me llamó la atención sus ojos ya que eran parecidos a los míos, pero no fue tanto comparado a la atención que me llamó las llamas saliendo de su cara como si de barba se tratara, por lo  que dejé de masticar el pequeño animal para poder concentrarme en él, el cual tenía una mueca de asco.

—¿Cual es tu nombre?— preguntó y yo lo único que me limité fue a mirarlo sin entender, ladeando la cabeza.

¿Qué era lo que estaba tratando de decir?

Al parecer él entendió mi mirada, por lo que se agachó frente a mí para después señalarse.

—Endeavor— soltó para después señalar esperando que hablara.

¿Se refería a mi número?

Sin más, tiré la rata sin importarme qué se ensuciara, para después levantar mi mano y mover mi cabello para poder enseñarle el número en mi cuello. Cuando él lo vió simplemente se quedó callado antes de suspirar mientras se levantaba.

Se me quedó mirando unos cuantos segundos antes de tenderme la mano.

Dude por un segundo, pero por alguna extraña razón, este hombre me daba mucha confianza, por lo que no lo hice esperar más.

Simplemente tomé su mano.

Y fue así como el hombre me llevó fuera de la celda.

Fuera del lugar en donde me habían tenido cautiva por quien sabrá cuantos años.

Cuando salimos, tuve que cerrar mis ojos con fuerza y de la impresión, soltar la mano del hombre.

Esa fue la primera vez que vi la luz del día.

Pude escuchar varias voces cerca mio, pero no entendía lo que decían, por lo que estaba completamente asustada, aunque no lo demostré por temor a que me volvieran a hacer daño.

Simplemente me quedé en silencio mientras ciegamente con mi mano intentaba volver a agarrar la mano del hombre.

Al no encontrarla, lentamente abrí mis ojos, encontrándome con un completo desorden.

Cuando mi vista por fin se acostumbro a la luz, me quede sorprendida ante tal caos y desorden.

Varias personas de vestimenta extraña estaban amarrando a los hombres que nos habían maltratado mientras que otras ayudaban a las mujeres, niñas y bebés en un muy mal estado.

Empecé a recorrer la vista por todo el lugar desesperadamente intentando encontrar nuevamente al hombre, pero este ya no estaba más, por lo que me abrace a mi misma mientras intentaba no escuchar más los gritos de todos.

Ya no quiero estar más aquí.

Familia Todoroki - BNHA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora