¿Eso está bien?

70 13 3
                                    

Bakugo se despertó por una llamada en su celular, no sabía qué hora era, pero la obscuridad le indico que aun era temprano, algo fastidiado salió de la habitación para contestar la llamada, no quería despertar a su ahora prometido, la llamada provenía de Ashido.

—¿Bakugo? —dijo la chica con una extraña alegría. —No vas a creer esto, encontré... —pudo escuchar un par de quejas de los chicos detrás de ella. —Bueno encontramos una buena pista, este caso por su forma de distribución y especie de droga es similar a uno de hace diez años, en ese entonces encontraron al culpable así que debe de conocer a quien este haciendo esto, quizá fue su antiguo socio o aprendiz.

—Tenemos que contactar con la agencia que atrapo antes a ese idiota.

—¿Quién crees que soy? —dijo entre risas. —Obviamente ya lo hice, por algo me dejaste a cargo —pudo escuchar más quejas del otro lado de la línea. —Aceptaron gustosos a ayudarnos, enviaran a sus mejores 3 hombres y ya empezamos a bosquejar un buen plan de donde podrían estar.

—¿Quiénes son?

—Agárrate los pantalones si es que traes puestos —Bakugo solo soltó un gruñido por el comentario, aunque tenía cierta parte de verdad. —Es la agencia de Fat Gum, Kirishima esta por allí, dile de una vez que la siguiente semana venga con nosotros para afinar todas las partes de un buen plan, no te preocupes, nosotros hablamos con Fat y Tamaki-sempai, ustedes discútanlo como mejor prefieran —dijo lo último con un tono un tanto sugerente, y sin dejar que el rubio pudiera decir algo colgó.

Bakugo se quedó en su lugar un buen tiempo, antes de decidirse a volver a la cama, se paró en el marco de la puerta, solo observo a su novio por un largo tiempo, roncaba y maldecía entre sueños, sus ojos estaban un poco hinchados por el llanto, carajo lo ama más de lo que llegó a pensar, pero no quiere gritarlo al mundo, solo quiere quedarse así, un par de idiotas lo saben, es todo lo que necesita, no quiere empezar una revolución para defender lo que son, tampoco le importa si su matrimonio no es legal en ese estúpido país, el pensar en ser un "símbolo" como lo es su novio le asquea un poco.

El pelirrojo se remueve un poco en la cama, pasa un brazo por el lado contrario y se sobresalta levemente al no sentirlo allí.

—Estoy aquí —se acerca a recoger un poco de ropa y comienza a vestirse.

—¿Qué hora es?

—Quien sabe, pero tengo hambre, iré a comprar algo.

—Solo calentemos lo de ayer —su voz sonaba adormilada.

—También quiero una cerveza, tal vez tu la vas a necesitar, iré rápido a la tienda de conveniencia, no te levantes, comamos aquí un montón de porquerías —escucha un extraño gruñido que interpreta como un "Bien" —Revisa tus mensajes.

Katsuki sale del departamento sin apuro alguno, el velo de la noche aun esta presente, tranquilamente entra a la tienda y toma un par de sopas instantáneas, un paquete de cervezas y unas frituras, normalmente es estricto con su alimentación y la de su novio, pero hoy parece correcto, se acerca a la caja a pagar, ya que nadie atiende toca la campanilla del mostrador con insistencia, rápidamente sale una chica que está claramente cansada.

—Disculpe las molestias —sonríe, sus ojos se están llenos de ojeras.

—¿Oye sabes qué hora es? —él mismo no lo sabe, pero está seguro de que aquella chica que suele atenderle no debería de estar allí.

—Señor Bakugo —su sonrisa se hace un poco más auténtica. —Vera es que quiero comprar algo y tomé más horas.

—Estas mintiendo y es obvio ¿Qué pasó?

—¿No debería de marcharse? Alguien espera por usted —Bakugo no comprende cómo puede saber eso, se supone que el kosei de esa chica era solo ver las intenciones de las personas. —Mi kosei esta sufriendo una mutación —dice como si pudiera leer su mente. —Cambie de horario para encontrarme con el menor número de personas posibles —su historia no cuadraba.

—No vas a decirme la verdad —Bakugo suelta irritado, toma un papel del mostrador y una pluma, comienza a escribir con agresividad su número. —Ten, sé que ahora no vas a dejar que te ayude, sé mucho de ser orgulloso y no querer verte como una estúpida víctima, pero si un día decides tragarte ese orgullo que tienes y aceptar la ayuda de alguien llámame.

Bakugo sabía lo que era tener el orgullo de querer salir adelante solo, tal vez mejor que nadie, es por eso al menos por esta noche dejara en paz a esa chica, decide en su mente ir a la tienda más seguido solo para ver si esta bien. —¿Cuál era tu puto nombre?

—... Yuki —su voz sorprendida y manos apretando el pedazo de papel le da a entender al rubio que aun no esta lista para recibir ayuda aún, pero la pedirá pronto, es por ello que solo puede regresar a casa por ahora, quizá a su novio se le ocurra una mejor idea que solo darle su número.

No lo digasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora