Los aplausos sonaron y la orquesta comenzó la sinfonía.
-Vaya coincidencia. Pensé, ignorando la evidente dedicatoria.Estaba bien conmigo misma, estudiando la carrera de mis sueños, rodeada de pocos pero increíbles amigos, y de la nada él.
Samael que había regresado de no sé donde-Porque ni siquiera tuvo la decencia de contarme- solamente movía mi mente y me confundía, rompía aquella tranquilidad y cotidianidad en la que estaba.
No estoy segura si su llegada me ayudaría a algo. Siempre he sido una persona que cree en el destino pero -¿ahora? - No planeamos lo que sucederá simplemente sucede, sin embargo no entiendo si la vida misma se divierte viéndome y jugando conmigo.
Ya no quiero pensar en esto, necesito autoconvencerme de que esto no está pasando y es un concierto más, sin él aquí y en mis pensamientos como había sido hasta ahora.
Respiré profundamente y me decidí a escuchar la sinfonía evitando recuerdos o cualquier otra distracción.
Era tan bella que me relajo lo suficiente como para poner mi mente en blanco y simplemente apreciar cada sonido.Una sensación de electricidad recorrió mi cuerpo , los colores cobraron vida y mi sinestesia se disparó como bala al máximo.
La orquesta terminó, todos estábamos de pie, aplaudiendo y unos cuantos a mi alrededor comentaban cuan perfecto había sido aquel acto.
Se despidieron y el anfitrión dió por finalizado el concierto, todos los presentes nos preparamos para salir. De manera ordenada y con la calma que me caracteriza bajé por las escaleras cubiertas con alfombra roja-otra de las razones por las que amaba el teatro, me sentía en una verdadera pasarela de película-.
Todo había terminado, una noche más llena de experiencia y música.
Debía confirmar si al día siguiente asistiría a clases así que busque una esquina en dónde no estorbara y saqué mi teléfono.Grupo 21 Arte y Filosofía
Hola, buenas noches, me gustaría confirmar la asistencia a la clase de mañana dentro de la facultad.
Gracias...Enviado el mensaje guarde mi teléfono y me dispuse a salir. Hasta que una voz en la esquina de los camerinos me distrajo.
-Hola Frey.
En ese momento mi estómago dió un giro de 180° mi corazón latía peor que cuando expongo en clase ¿Porqué? Cuando creía haberte superado ¿Porque vuelves y haces esto? Cuestione en mi interior.
Tomando el aire suficiente por fin decidí voltear a aquella esquina. Ahí estaba, tal y como lo recordaba, alto, elegante, con el cabello más negro que la noche y más lacio que la seda, del corte perfecto con sus ojos café y sus lindas manos. Ahí vestido de traje y su moño intacto estaba sonriendo, como lo hacía antes de irse.
-Hola Sam. Dije con una tierna sonrisa y la mirada baja.
-Yo ... Cuando te ví no podía creerlo, ha pasado tanto tiempo, por un momento pensé que no volvería a estar contigo.
-Bueno realmente todo el tiempo estuve aquí...
-Perdón. Se que no estoy en condiciones de decirlo pero todo pasó tan rápido que...
Una voz dentro de los camerinos nos interrumpió
-¿Samael? Tenemos que irnos, es noche y no tenemos tiempo de hacer amistades-vaya tono tan odioso-.
-¡Allá voy! Lo siento tengo que irme
-Algo raro en ti. Respondí de una manera sarcástica y triste.
-Esta vez es diferente, toma -Me dió un papelito color verde con algo escrito- es mi número, solo escríbeme, no pienso dejarte ahora que la vida me dió una segunda oportunidad.
Tomé el papelito lo guardé en la bolsa de mi abrigo y le sonreí.
- Está bien, solo ... Nos vemos ¿sí?
Se acercó, me dió un beso en la mejilla y susurró.
-Te extrañé, te extrañé mucho Frey. Después de eso entró al camerino.Me quedé un momento parada analizando todo lo que había ocurrido esta noche, después salí del teatro y me encaminé a una de mis chocolaterías favoritas.
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A cuatro cuerdas el amor
RomanceFreya es una joven estudiante de filosofía que vive enamorada de la vida, disfruta de las caminatas, el teatro, la literatura y la música. Su mundo se pone de cabeza cuando aparece Samael, un antiguo amor que significaba su mundo entero. Frey lucha...