Capítulo I

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El rocío de la lluvia impregnada en la acera, daba un ligero toque de sutileza anunciando el pronto invierno,las calles se empezaban a cubrir con grandes puestos alrededor, llenos de adornos y luces navideñas,simplemente una época comercial en la cual se genera un caos inmenso que involucra a la mayor parte de los seres humanos.

-¿El objetivo de toda esa gente?—Encontrar un árbol navideño que por obvias razones desecharán pasada la euforia temporal. Ignorando todo.

Solo vagaba entre la noche y el resplandor de las estrellas. Perdería dos horas de mi insignificante vida centrando mi atención en la música, en todas las piezas que atrapan un recuerdo inmemorial y único.

Despejada de cualquier pensamiento entré al auditorio central buscando el asiento perfecto.

Me quité el abrigo y lo dejé delicadamente en el respaldo. Luces tenues de azul celeste iluminaban el escenario donde se podía apreciar cada uno de los instrumentos que estarían presentes en las piezas musicales de aquella orquesta universitaria. Los murmullos dejaron de sonar y los aplausos surgieron butaca por butaca.

La orquesta entro en escena dejando todo en silencio. Una a una se fueron integrando, desde instrumentos de viento hasta la orquesta en cuerdas.

-¡Dios! La orquesta en cuerdas. Desde mi niñez he estado fascinada con ese tipo de instrumentos, es glorioso escuchar los violines incluso cuando están afinando, ha pasado tiempo desde que toque el violín, no se si aún tengo aquella habilidad.

El ambiente se tornó un tanto extraño, es eso a lo que llamo un deja vú o tal vez un sueño, es difícil de explicar.

Ignorando esa sensación saque mi celular y lo silencie; aunque pensándolo bien nadie me escribiría.

-¿Samael? Era imposible, bueno no imposible pero creí que había dejado la ciudad hacía tiempo.

Samael era a quien mí mente tenía clasificado como "Primer y único amor" un tanto exagerado a lo que mi raciocinio quería pensar.

Mientras divagaba lo sentí, sentí su mirada. -Estoy loca, entre tantas personas no puede solo verme, además han pasado los años y es difícil reconocer a alguien así de rápido-. Pensé.
-¿Pero que estoy diciendo? Sí es justo lo que hice, identificarlo apenas entró. Mi ansiedad está haciendo que solo me mentalice con paranoia.

-Vine a disfrutar y nada más. No ha estar pensando en amores caducos que no pasan de eso.

A lo lejos ví que susurró algo al director de orquesta que cabe mencionar era su padre. No tomé importancia a tal acto y con serenidad disfruté del concierto.

Justo antes de finalizar el concierto el director dió un anuncio.
-Buenas noches a todos los presentes, usualmente no hacemos esto pero por ser una noche especial hemos preparado una pieza de Saint Saëns titulado "El cisne".

A cuatro cuerdas el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora