Capítulo 7

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Narrador

A la mañana siguiente, la mujer no tenía idea de cómo iba a mirar a su director a la cara después de lo sucedido en aquella oficina, toda su carrera de mujer fuerte se cayó en el instante en el que la mano de el rubio se posó en su intimidad y ella no hizo nada por apartarse. Después de vestirse y prepararse, arrancó su coche y paró en casa de Hambal antes de ir a dar clase a su universidad.

- Habibi! - Exclamó ella entrando con sus propias llaves a aquella preciosa casa

Lo cierto era que el árabe tenía tantas propiedades como árboles en la tierra, aquella era una casa que solo usaba para poder estar más cerca de la profesora.

Zulema, al notar que nadie le contestó, subió las escaleras encontrándose a Hambal durmiendo como un bebé a para suelta en la cama en la que tantísimas veces lo habían hecho como dos locos

- Hambal - Le llamó ella

El hombre abrió perezosamente los ojos y sonrió justo al instante en el que la vió allí con él

- ¿Que haces aquí? - Preguntó el hombre en su idioma natal, el árabe

- He venido para decirte que quiero hacer una reunión en el club esta noche, convoca a todos nuestros hombres y mujeres. Tengo un palo muy gordo - Explicó la mujer en el mismo idioma

Era algo curioso, siempre que hablaban de ciertos negocios lo hacían en árabe como si alguien los pudiera escuchar en la intimidad de aquella habitación

- Después lo aviso Zule - Respondió esta vez en Español Hambal incorporándose en la cama

Tras depositar un beso a Hambal, Zulema recordó que tenía que trabajar y casi corrió para salir de aquella casa. Justo al llegar a su coche de nuevo encontró una nota en el parachoques de la que no se había percatado antes, no tuvo otra que cogerla

" Vas a caer " - Fué todo lo que ponía en la nota

Cierto era que esa nota erizó su pelo al instante, la pelinegra lo interpretó como una amenaza pero la realidad defería mucho de esto. Ella tiró la nota y volvió a su coche maldiciendo entre dientes

Al llegar a la universidad, notó que llegaba algo más tarde que de costumbre pero no tenía su primera clase hasta una media hora después

- Señora Zahir - Llamó su atención una voz de lo más conocida detrás suya - A mi despacho

La pelinegra rodó los ojos al oír la estúpida voz de su director y haciendo su mayor esfuerzo fingió una sonrisa como pudo al girarse

- Es usted como un grano en el culo director, siempre está ahí jodiendo - Dijo la pelinegra provocando un extraño sentimiento de odio a su oponente

- Ya tenemos algo el común Zahir - Respondió el director antes de dejar que la mujer mayor pasara primero

Una vez que ambos se encontraron dentro de aquel despacho, la pelinegra no pudo evitar incomodarse puesto que su mente viajó directamente al momento con el director en su casa

- Ha llegado tarde - Regañó el rubio haciendo que la mujer saliera de sus pensamientos al instante

- Cosas del club, ya sabes que ser la jefa da mucho trabajo - Inquirió la mujer mayor con ganas de demostrar su poder

- Claro que lo sé, soy jefe aquí - Apuntilló el hombre

En ese preciso momento comenzó el juego de miradas, ambos no sabían del todo cuando comenzaba pero estaba claro que tanto la mujer como el hombre miraban al otro de la manera más fría y desafiante que puedes ver nunca en una persona.

ToxicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora