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El cielo se tornaba de colores con tonos naranjos anunciando que en menos de dos horas oscurecía y tendrían que abrigarse hasta las orejas, el frío de la noche de Londres no era para nada un juego.

— Bueno chicos — dijo un chico con el rostro cubierto de pecas. — está comenzando a oscurecer y la biblioteca cerrará — mira su reloj — en dos minutos.

Todos los reunidos en aquella mesa de estudio comienzan a recoger sus mochilas y sus útiles escolares, poco a poco desaparecieron por la gran de puerta azul dejando solo a dos chicos, uno arreglaba los libros en los estantes y el otro miraba impaciente sus celular.

— Vamos Choi. — el de las gafas lo mira unos segundos — es tarde y no querrás que nos quedemos encerrados nuevamente en este lugar.

El de gafas puso los ojos en blanco. El que habló es Daniel Wilson su mejor amigo y compañero de cuarto. Cuando recién comenzó la escuela en Londres no era muy bueno con el inglés y era algo tímido con las personas que no conocía -más bien lo seguía siendo con personas desconocidas- Daniel se acercó a él y le tendió el horario de clases y lo que no puede faltar es que se esforzó en enseñarle el idioma inglés -aunque se llevó demasiados golpes de almohadas en todas sus clases por tener un alumno que odiaba que le cuestionaran los errores y odiaba que no le dieran la razón-. Grata fue su sorpresa de cuando un mes después se internó completamente en la escuela y su compañero de habitación no era más ni menos que Wilson, esa noche llovieron golpes de almohadas en el dormitorio y tuvieron varias quejas por tener música al máximo volumen a altas horas de la noche.

— Eso no sucederá nuevamente Wilson — el mencionado le apretó uno de sus glúteos haciéndole soltar un quejido. — Idiota — siguió en el trabajo de ordenar los libros en el estante. No pasó por alto la mirada que le lanzaba Daniel desde su asiento.

— Vamos Suk — recibió un golpe en su brazo por el bajito. — No seas tan agresivo. — dijo sobándose el brazo — sabes bien que tuve este brazo lesionado por dos meses.

— ¿ Y ? — dijo Hyunsuk restándole importancia, como si una lesión en el brazo sea algo de todos los días. Tomó su mochila y  caminó hacia la puerta.

— Eres malo Suk. — Wilson hizo un pequeño puchero.

— Mierda. — maldijo Hyunsuk cuando no pudo abrir la puerta de salida.

— Esa boca. Un niño lindo como tú no debería de saber esas feas palabras. — soltó el alto con coquetería.

— Deja de decir estupideces por una vez en tu vida Daniel y lo que pasa es que estamos encerrados. — mencionó y restregó su cabello con frustración — De nuevo. — HyunSuk bajó la cabeza en rendición mirando al piso.

Si, si, de nuevo. En lo que llevaban de semana se habían quedado encerrados como máximo todos los días en la biblioteca y siempre a la misma hora. No es culpa de Hyunsuk que adore ir a estudiar a las siete y resulta que a esa hora la bibliotecaria cerraba la biblioteca y se iba a descansar a su casa.

Daniel se acerca rápidamente y levanta el mentón del menor. Sus miradas se convirtieron en una sola y sus respiraciones chocaban a medida que los centímetros que separaban sus rostros desaparecían con cada segundo que pasaba.

— No estés triste por eso cariño, aprovecharemos muy bien el tiempo encerrados. — susurró Daniel para luego juntar sus labios en beso desesperado y necesitado.

Cómo habrán visto, ellos son como unos mejores amigos normales, solo que se demuestran el amor y el cariño de otra forma diferente a como lo hacen normalmente las personas.

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Liar || HoonsukDonde viven las historias. Descúbrelo ahora