CAPITULO 2

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Terminé de arreglar mi cabello frente al espejo y revisé la hora. Ya estaba llegando tarde a las clases en la universidad.

-¡Cariño, se hace tarde!

-¡Ya voy, abuelo!

Con prisa apliqué fragancia en mis muñecas y cuello. Abrí la puerta de mi recámara y salí trotando por el pasillo, mis tacones chocaban contra la superficie de madera. Bajé las escaleras que daban a la entrada, mi abuelo me esperaba al pie de las escaleras con una manzana en mano.

-Comela de camino. Mucha suerte.

-Te lo agradezco. Suerte en tu investigación.- tomé la manzana y dejé un beso sobre su mejilla. Luego corrí al exterior. La falda de mi vestido se friccionaba con cada paso.- Buen día.- saludé al chófer y subí con prisa.

-Buen día, señorita.- prendió el coche y avanzó rápido para salir de la mansión.- Es la primera vez que llega tarde.

-Anoche no dormí bien. ¿Llegaremos a tiempo?

-No se preocupe, haré lo que pueda.

-No te detengas en la cafetería, vamos directo a la universidad, por favor.

Siguiendo mis indicaciones aceleró hacia la universidad. Cada tantos minutos observaba mi reloj. Diez minutos para llegar tarde. Suspiré frustrada al observar a través de la ventana el horrible tráfico.

-No llegaremos ¿cierto?

-Estamos a un par de metros, señorita. No tardarán en moverse los autos.

Asentí sin estar del todo convencida. Cinco minutos después seguíamos en el mismo lugar.

-Caminaré.

-Señorita ¿está segura?

-Claro, no te preocupes. Desde aquí puedo ver la universidad.- bajé del auto despidiéndome con un movimiento de cabeza y caminé con prisa sobre la acera.- Maldita sea ¿por qué tenía que haber tráfico hoy?

El rugido de un león me erizó la piel. En la entrada de la universidad podía ver a Aslan, justo del otro lado de la acera. Una ráfaga de aire me atravesó hasta los huesos y un auto pasó con velocidad frente a mí, borrando la imagen de Aslan.

-Te necesitan.- escuché su voz detrás de mí.

Giré sobre mi propio eje. Las calles de Nueva York habían desaparecido, ahora sólo veía en blanco.

-¿Dónde estamos?

-Una mejor pregunta es ¿Dónde no estamos?

Sonreí sin poder evitarlo. El tiempo y el dolor me habían hecho madurar, ya no guardaba rencor al león. Ahora entendía mejor sus acciones.

-¿Y bien, no vas a sacar tus comentarios sarcásticos?

-Ya crecí. Tengo diecinueve años, Aslan. No soy una niña.

-Me alegro que así sea.- una adorable sonrisa se dibujó en su rostro mientras se sentaba sobre sus patas traseras.- Estamos en lo que ustedes llaman el limbo.

-No me morí ¿verdad?

-No, por supuesto que no. Lamento ser el culpable de tu retraso.

-Debí imaginarlo cuando todo me salió mal hoy.- negué con la cabeza.- Dijiste que no volvería, así que rechacé la idea de que estuvieras involucrado.

-Sé lo que dije, pero ellos te necesitan.

-¿Ellos?

-Edmund y Caspian.

Born To Die | Peter Pevensie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora