En dirección opuesta (Max Verstappen)

3 - Abandonada

Hola 🧡 Perdonen mi desaparición, espero que les guste este capítulo.

El frío de la noche me envolvió al salir por la puerta trasera del club. La tela mojada de la chaqueta se adhirió a mi espalda y me hizo temblar. Mi única fuente de calor era la mano del desquiciado que me arrastraba hacia el otro lado del callejón, así que me aferré a ella con fuerza.
Nos detuvimos frente a un lujoso auto deportivo estacionado estratégicamente entre las sombras y su mano soltó la mía abruptamente. Cada célula de mi cuerpo gritó que huyera de ahí, pero en lugar de hacerlo me crucé de brazos y lo miré. Él me miró de vuelta y me señaló el auto con la cabeza.
-Súbete- dijo en su característico tono autoritario.
Subí al auto siguiendo sus órdenes como si fuera una niña pequeña.
Lo observé en silencio mientras se acomodaba en su asiento y segundos más tarde hacía rugir el motor. Hundí mis dedos con fuerza en los bordes del asiento de cuero ¿Cómo me había metido en esto? ¿Qué pretendía este tipo?
-Mi entrenador tiene algunas chaquetas en casa , te llevaré a que te cambies y puedes pedir un taxi de vuelta al club o a casa. - me dijo sin despegar la vista del frente.
Solté un grito ahogado cuando hizo girar el auto abruptamente para dirigirse a la calle principal. Me giré y le grité que era un imbécil pero apenas y lo notó. Era como si estuviera poseído, tenía la mirada completamente fija hacia delante y las venas de sus brazos se marcaban por la manera en la que se aferraba al volante. Condujo con la misma expresión durante los siguientes minutos, hasta que se detuvo frente a un edificio histórico que había sido modificado para convertirse en un hotel.
Con expresión un poco más relajada, sacó su celular y marcó rápidamente. La persona al otro lado de la línea contestó al primer timbrazo. Dijo unas cuantas frases en lo que supuse era holandés y después de colgar se volteó finalmente para mirarme.
-Tu chaqueta viene en camino. Puedes retirarla en recepción y pedir un taxi. - dijo mientras desactivaba el seguro de mi puerta para que bajara.
-Ni hablar. No voy a entrar arriesgándome a que un desconocido me haga algo - me negué.
-Yo también soy un desconocido - bufó.
-Al menos sé tu nombre, Max Verstappen.
Se rió ante mi comentario y se giró para mirarme.
-No voy a dejar que alguien más te secuestre - dijo con un tono tranquilizador que me hizo dudar si era la misma persona que hacía minutos conducía como un loco.
-¿Cómo puedo estar segura de eso?
-Porque si alguien te secuestra, ese seré yo.
En ese momento se inclinó hacia mí y me atrajo hacia su boca. Me besó con furia y a pesar de mi confusión correspondí el beso con la misma intensidad. Distinguí el alcohol en su aliento, pero sus labios me resultaron tan irresistibles que no me importó. Después de un corto pero apasionado encuentro, se separó de mí.
-Ahora ve - sentenció.
Con la cabeza aún dándome vueltas, logré abrir la puerta y dirigirme a la recepción. Una señora de cabello rubio y ojos claros esperaba pacientemente tras el mostrador. Al verme, me extendió una bolsa de papel sin decir nada y me sonrió tímidamente. Abrí la bolsa rápidamente para revisar su contenido. Dentro de ella había una chaqueta negra justo como me lo había prometido. Suspiré aliviada y me quité la que traía para sustituirla por la nueva.
Salí del edificio con la chaqueta mojada en mano solo para darme cuenta de que el auto había desaparecido. Maldije por lo bajo.
Qué estúpida. Por supuesto que iba a abandonarme a mi suerte.
Bufé y saqué mi teléfono de mi bolsillo trasero para pedir un taxi de vuelta a casa, ignorando lo humillada que me sentía.El viento alborotó mi cabello y después de intentar acomodarlo sin éxito, metí mi mano en el bolsillo derecho de la chaqueta. Mis dedos se encontraron con un pedazo rectangular de papel que saqué inmediatamente para examinarlo. No contenía más que un nombre y un número.

Max Emilian V.
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