El General Wang

S

«La melancolía no es más que el arrepentimiento de la razón que pudo ser»

«Se que te gustan los niños pequeños, ¿Quién es él?»

—Porque estarás bien por ti mismo… ¿No?— Dije sin tacto pero el que estaría mal sin ti seria yo.

Aun podía escuchar su risa, aunque no fueras tú quien me consolara.

La lluvia, ¿Se detendría algún dia?... Volví a preguntarme.
Seguí culpando a aquella novela que solías leer del hombre que controlaba la lluvia, le odiaba.
Me convertí en ese hombre.
Me convertí en ese personaje que mataba a su amado una y otra vez para que este olvidara mis pecados y me amará nuevamente.

«El blanco y negro se mezclan creando un cielo infinito al cual mirar.
Quédate a mi lado toma mi mano y sonríe.
Porque hoy estoy a tu lado, para siempre…» Otra vez ese recuerdo falso que yo había creado, otro recuerdo  que quería contar orgulloso a quien preguntara nuestros nombres.

Zhan pudo culpar a la lluvia al volver caer, culpar a Joseph por ello.
Posiblemente le envidiaba.
Él tenía un hombre que enfrento la muerte pero siguió obrando mal por él.
Zhan tenía un hombre que no enfrento a su patria por él y siguió obrando bien por el mismo.

«“La luna esta hermosa hoy”— Declaro Zhan sonriendo mirando aquel cielo sin estrellas, sin embargo, no necesitaba de ellas porque el General Wang era su estrella fugaz.
—Siempre lo está— Dijo indiferente Wang.
—No entendiste—
—Lo hice— Le rechazo, le había dolido.»

Es difícil recordar ello cuando sientes que tus pulmones se están quedando sin aire.
Este no era el yo que se enamoró inocentemente de aquel que le saludo por cortesía.
Wang Yibo, aunque, seas jodidamente cruel te adoro.
Ojala te cases, se feliz por mí, espera…
¿Tu felicidad soy yo? Y yo estoy muerto.

Una historia puede tener dos percepciones: Yo llorando porque se lo que en verdad paso y ustedes creyendo que siempre le amo.

Xiao Zhan había despertado tan aturdido por el movimiento repentino del cuartel.
Su padre se acercó con preocupación y entrego un calmante.

—Te encontraron bajo las aguas sucias Zhan, no has tomado la medicina y por ello te desmayaste— Acaricio los cabellos de su hijo.

Un delirio nuevamente.
Aquel gato miro a su dueño con una profunda tristeza en su corazón gatuno y le consoló moviéndose entre los brazos ajenos.

Zhan miro con un profundo abismo a su padre y miro sus muñecas lastimadas, sintiendo aquel golpe de realidad arrasarle como un pequeño animal cazado.
Le había conocido y se había enamorado, irónicamente, el solo había sido una pieza de ajedrez.

Wang Yibo, aquel general tan poderoso era golpeado fuertemente por aquel que se llamaba su padre.
Una vez más.

En su corazón fingió no haber estado preocupado por su amado Zhan, no después de que este tuviera un ataque de ansiedad y se perdiera en tal delirio.
¿Cómo le explicaría a su amado que él no le había abandonado y que no le había encerrado en aquel cuarto oscuro?

Sintió la sangre escurrir como una cascada en su rostro, su padre le miraba como una escoria.
Él sabe quién pretende ser su padre.
Su padre golpeo su mejilla y le hizo sangrar como un pecador.
“Si un hijo es pecador y mancha el honor de su padre, su lengua será cortada.”, había repetido el hombre insensiblemente con cada azote recibido.

—Tu amante secreto resulto ser un sucio hombre contaminado con ideas contra lo correcto, debería pagar con muerte— Acuso el hombre.

—Y un padre que juzga a su hijo y mancha el honor de su esposa, debería pagar con muerte también por ello— Susurro sintiendo aquel sabor metálico mezclarse con su nula saliva.

—Te tengo una sorpresa que te agradara tanto, sueña con su rostro, será el único recuerdo que te quede de el— El señor Wang sonrió.

Xiao Zhan miraba a los hombres correr en aquel cuartel, tomo sus ropas y corrió hasta la oficina de su padre.

—Yo lucharé por mi patria también— Susurro aquel joven médico.

Las fuerzas armadas del partido comunista chino de 1927 llena de influencia, cuyo motivo era por poder y no el bien de la ciudadanía.
Habían atacado, aquel paisaje natural cambiado por ahora sangre de personas inocentes.
Un campo de batalla llena de cadáveres de hombres no reconocidos como héroes solo por luchar por sus ideales.
Zhan miro la razón en sus ojos, los cuerpos de sus viejos amigos caer en aquel suelo sucio, las mujeres buscar a sus hijos, niños ensangrentados sin oportunidad de pedir más, cuerpos considerados sin valor humano.

“Luchen por sus patrias”, aquella frase liderada por aquel joven médico Xiao.

Aún recuerda la última vez que había mirado a aquel general, aquel general que lideraba a aquellos sádicos hombres.
Un juego de ajedrez en el cual Xiao Zhan fue tomado como un peón y Wang Yibo catalogado como el rey.

Zhan sintió la sangre escurrir, su cuerpo siendo atravesado repentinamente.
Aquel joven de mirada encantadora miro su propia mano llenarse de su propia sangre, sus ojos se cerraban lentamente.
Él ya se había casado.
No existió tal grabación, solo el lamento repentino de perder la vida luchando por la protección de tu patria y el deseo de que sus huesos sean abrazados por él.

Una bella joven cuyo rostro cubierto por un velo le impedía al Wang mirarla.
Su rostro no era visible, el velo rojo tapaba su rostro, sabía que ella era bonita.
Se quién pretendes ser también.
Lucía como una bella dama encantadora y amorosa.

«¿Le haz mirado?, Ella es todo una dama y tú solo eres un joven con quién se divirtió, silencio... ¿Quieres morir?. Susurró aquel hombre mientras acariciaba el rostro de aquel joven ensangrentado.»

El señor Xiao dejó caer aquel vaso de agua al habla de aquel joven soldado.

—Ha muerto mi general, el joven maestro Xiao fue asesinado en batalla...

Las lágrimas de perlas cayeron, aquel hombre que aún recordaba su nombre sollozó aferrándose a lo que alguna fue su hijo.
A quien aún era su hijo.

La garganta del hombre siendo desgarrada por un llanto inhumano, sus manos calientes tocando el rostro frío de aquel joven.

[...]Solo quiero morir para volverme ella y ya no volver a llorar.
Aún si le sigo buscando, sigo sin encontrarlo.
Por favor solo mátame y dime que me amas, por favor.
Aún si eso significa ser, el amante del general Wang.

Aquel niño de dientes de conejo corrió a los brazos de aquel Wang mientras su madre le regañaba.

—Zhan obedece a tu madre, ve y ayuda con la cena.— Menciono mientras y el gato blanco les miraba desde la ventana.

🌼Nota de autor:
Hola a todos, lamento tardar tanto...
Recuerdo que solía disgustarme cuando los autores no publicaban seguido y me he vuelto uno TnT.
Les dejo este capítulo corto, realmente me ha dolido pero... Señor Wang, le detesto.
¿Alguna duda?, ¿Alguna sugerencia?.
Les sigue gustando la obra?...
Les saluda y quiere HNuisang.
<3
Este no es el capítulo final... Solo tengan paciencia a este joven maestro con mala escritura.