Camila
U N M E S D E S P U É S . . .
Observo como mi papá hace girar a mi esposa por la pista de baile. Me paro a un lado, con mis brazos cruzados sobre mi pecho, esperando
que termine la canción para poder tenerla de vuelta. Sí, estoy celosa de
incluso mi propio padre. Pensé que tal vez una vez que nos casáramos podría estar bien, pero no lo he estado en las últimas horas. Estoy aceptando el hecho de que nunca lo estaré. Tendré que aprender a tratar con eso.
Mi mamá se ríe, haciéndome voltear a mirarla.
—De tal padre tal hija. —
Niega con la cabeza. Sé que no debería estar celosa. Mi padre no
tiene ojos para nadie más que para mi madre, pero soy egoísta cuando se
trata de mi princesa. Princesa. Puede que ahora sea una reina, pero siempre será mi princesa. Miro alrededor y veo a todos sonriendo mientras mi papá la gira por la pista de baile. Sonrío cuando recuerdo que estaba preocupada por lo que otros pensarían ella. Yo tenía razón. La gente la ama. Tal vez un poco demasiado para mi gusto. Entre mi madre y todos los demás, tengo que arrasar con la gente para conseguir mi tiempo con ella, y me gusta tener mucho de ella tiempo. Se ha llevado tan bien con la familia y todos los demás. Ella nació para esto. Donde quiera que vaya, hace sonreír a la gente. Su timidez ha sido desechada, pero todavía puedo hacer que se sonroje. Siempre llevará esa inocencia. Incluso después de esta noche, sé que todavía estará allí.
—Ven. —Mi mamá me agarra del brazo y me tira a la pista de baile—. Ella estaba brillando hoy .
—Realmente lo está. —Estoy de acuerdo. Estoy segura de que fue
por la boda o por los tres orgasmos que le di esta mañana, pero no le voy a decir eso a mi madre. Ella trató de que pasáramos la noche de ayer
separadas. Yo peleé con ella por eso. Ya le di el mes para planear la boda.
De ninguna manera estaba ella manteniendo a mi chica fuera de mi cama ni siquiera por una sola vez en la noche.
—No hagamos que pase mucho tiempo hasta que brille por otras
razones.
Me río. —Mamá, confía en mí. Lauren y yo hemos notado que quieres nietos. —Ella solo lo menciona cinco veces al día de una forma u otra—. Siento lo mismo. No estamos peleando contigo por el tema.
Hace un mes estoy lista para tener a mi bebé dentro de ella. No estaba tan segura de cómo se sentía Lauren hasta que le pregunté tarde una noche en la cama. Sabía que quería bebés, pero aún es tan joven que pensé que podría querer esperar. Me habría matado, pero habría esperado por ella. Haría cualquier cosa por ella.
—Ella me llamó mamá hoy. —La sonrisa de mi madre ilumina toda su cara. Se han vuelto tan cercanos en el último mes—. Estaba arreglando su vestido y ella se dio la vuelta y dijo ' gracias, mamá '. Como si no fuera
nada. Como si lo hubiera estado haciendo desde siempre. Tan natural. — Los ojos de mi mamá comienzan a llorar—. No lloraré. —Ella parpadea
muy rápido una y otra vez. Tengo que sofocar una risa.
—Mamá, ¿puedo interrumpir? —La suave voz de mi esposa se desplaza sobre la música. Esposa. Eso nunca envejecerá.
—No lloraré. —dice mi mamá de nuevo.
Sacudo mi cabeza hacia ella. Me besa en la mejilla antes de hacer lo mismo con Lauren. Acerco a Lauren a mi cuerpo, no importa que la gente pueda ver.
— Pude sentir tus celos en la pista de baile. —se burla de mi. Sólo gruño una respuesta. Bien, si la gente lo ve, sabrán que no deben tocar a Lauren o incluso estar de pie demasiado cerca de ella. Sacude su cabeza hacia mí antes de ponerla en mi pecho.
—Espero que no te estés cansando. —Levanta su cabeza.
—Nunca.
Sus ojos se calientan. No sé cómo me las arreglé para mantener mi polla fuera de ella el mes pasado, pero lo hice. Tal vez sea por su boca. Me
despierto muchas mañanas con su boca envuelta alrededor de mí. Mi
tímida chica se ha vuelto loca por el sexo. No es que me queje, ya que soy
la que despertó eso en ella.
—Estoy lista cuando…
Ni siquiera la dejo terminar su frase mientras la arrojo sobre mi hombro. Se escuchan silbidos. He estado esperando que ella diga esas palabras. No iba a ser yo quien lo dijera. No quería precipitarme esta noche por ella, pero una vez que esas palabras cruzan sus labios, he terminado.
—¡No puedo creer que acabes de hacer eso! —grita.
—Mentirosa. —Le doy una palmada
en el culo mientras troto por las
escaleras hacia nuestra habitación. Ella resopla, sabiendo que es verdad.
—Lo que sea. —No tengo que ver su cara para saber que puso los ojos en blanco, un hábito que estoy bastante seguro que aprendió de mi mamá.
Abro las puertas de nuestra habitación y las pateo cerrándola detrás de mí. La tiro sobre la cama y la miro fijamente, preguntándome qué tan enojada estará si rasgo su vestido de novia. A la mierda, tendré otro hecho. Necesito verla en nada más que esa pequeña corona en su cabeza y mi anillo en su dedo. Ella me sonríe, apoyándose en sus codos, esperando que haga lo que quiera con ella. Sé que esta primera vez va a ser rápida, pero pasaré el resto de nuestras vidas haciéndolo con ella. Estoy sobre ella de inmediato, tirando de su vestido en un frenesí y tratando de sacarlo de su cuerpo. Mi fiebre la hace reír. Cuando finalmente la tengo desnudada, me inclino hacia atrás y la
miro. Su cabello es salvaje, su maquillaje está un poco manchado. La barra de labios que tenía puesta hace mucho tiempo se fue después que la besé toda la noche. Es probable que esté manchando en mi boca en este momento, pero no doy una mierda.
—Dios, eres jodidamente perfecta, ¿lo sabías? —No tengo idea de cómo tuve tanta suerte de que esta criatura perfecta apareciera en mi puerta para yo tomarla.
—Soy tuya ahora, también. —Me da una sonrisa.
—Siempre has sido mía. —confirmo mientras comienzo a rasgarme la ropa. Los botones de mi camisa salen volando. Me siento como un animal atrapado en la ropa. Las necesito fuera de mí para poder aparearme con ella. Tomar lo que es mío. Reclamarla en la más primitiva y
básica de las formas. Agarro mi polla, dándole un apretón firme para tratar de contener las ganas de correrme sobre ella. Mis bolas ya están apretadas, desesperadas por ser vaciadas. No hasta que esté dentro de ella, me recuerdo. Lauren se lame los labios, su pequeña lengua rosada me tienta, sus ojos fijos en el semen goteando de mí.
—Ni siquiera lo pienses. —le digo.
Sé lo que ella quiere hacer. Me encanta su boca envuelta alrededor de mí, pero esta noche eso no va a
suceder. Succiono su lengua en mi boca, haciéndola gemir. Ella agarra mi cabello y envuelve sus piernas alrededor de mí lo mejor que puede. Cierro los ojos mientras trato de controlarme. Mis caderas ya se están moviendo como si estuviéramos teniendo sexo. Mi polla está pidiendo estar dentro de ella ahora.
Cuando retrocedo, sus mejillas están enrojecidas y su boca hinchada por la mía.
— Camila, mi reina. Es el momento. —suplica.
Cierro mis ojos otra vez, tratando de pensar en otra cosa que no sea hundirme en su estrechez y reclamarla. Estoy tratando de volver a tener el control cuando siento que sus uñas rastrillan mi espalda. Sus caderas están haciendo todo lo posible para que mi polla empuje su apertura. Mis dedos cavan en la colcha.
—Está bien. No me harás daño. Nunca. —Sus suaves palabras me
invaden, recuperando algo de mi control. Abro los ojos para verla mirándome con tanto amor mostrando en sus ojos. Completa la confianza. Nunca haría nada para romper eso.
—Nunca. —Estoy de acuerdo, usando mis rodillas para separar más sus piernas para darme más espacio. La beso de nuevo, solo que esta vez, cuando me alejo, arrastro besos por su cuello. Su respiración se vuelve
pesada, y cada vez que la necesita, esas pequeñas bocanadas la dejan la
boca. Mi polla se alinea con su centro. La cabeza de mi polla prueba su
suave dulzura, necesitando más. Ella deja escapar un pequeño gemido que
parte de su boca. Joder, quiero esto tan mal, pero no quiero lastimarla.
— Te amo. —le digo, nuestros ojos se cierran cuando empujo y siento que su barrera de inocencia se rompe para mí. Un jadeo sale de su boca. Dejo caer mi boca sobre la de ella, atrapándola y rezando para que no esté con mucho dolor. Pongo todo mi enfoque en besarla y no en el hecho de que mi polla está enterrada completamente dentro de ella. Entre besos le cuento lo mucho que la amo. Cómo me ha dado un regalo que apreciaré para siempre.
Su estrechez no se parece a nada que haya sentido antes. No puedo parar un movimiento rudo de mi caderas cuando me corro dentro de ella, pero sigo besándola hasta que su cuerpo está suave debajo del mío. Ella mueve sus caderas y agita sus manos por mi espalda mientras empieza a besarme.
Ella saca su boca de la mía.
—Muévete. —exige ella.
Tengo que luchar contra una sonrisa y hacer lo que mi princesa exige. Mi polla esta dura aún más aunque me vine hace un momento.
—Nunca será suficiente. —jadeo, moviéndome dentro de ella.
Mi necesidad por ella nunca podrá ser satisfecha. Siempre querré más y más
de ella. No sabía que la obsesión en este nivel pudiera existir. Tal vez
algunos odien que una obsesión los controle de esta manera, pero yo no.
Jodidamente amo lo consumida que estoy por ella. Lo más importante es
que a ella también le encanta, y siempre trato de complacerla en todo.
Succiono uno de sus apretados pezones rosados en mi boca antes de
pasar al siguiente, prestándoles la misma atención. Entro y salgo de ella y me maravillo con su belleza. Su coño es diferente a todo lo que he sentido antes. Verla derretirse por mí, envolver su cuerpo alrededor del mío,
deshacerse para mí, por mi culpa, es abrumador. Su coño me aprieta una y otra vez y sé que está a punto de acabar. Sus uñas se clavan en mi espalda.
—Dámelo, princesa. Vente en la polla de tu reina. Márcame como tuya—gruño en su oído.
Ella muerde en mi hombro mientras se estrecha en mi polla. Gruño, corriéndome tan fuerte que juro que pierdo la vista por un momento. Gimo su nombre cuando me corro profundamente dentro de ella, rezando por que nuestro bebé esté siendo plantado dentro. Mi respiración es pesada, y trato de recuperar el aliento sabiendo que nada será como este momento. Me siento tan cerca de ella, nuestros
cuerpos unidos como uno solo. Ninguna parte de ella está ahora sin ser tocada por mí. Soy dueña de toda ella como ella me posee a mí.
Cuando me acaricia la espalda con suavidad, me levanto y me doy
cuenta de que podría haberla aplastado.
—Lo siento amor. —le digo. Ríe.
—No hay nada por lo que sentir pena. —murmura antes de poner su cabeza en mi pecho. Mi polla aún arde profundamente en su interior, donde planea quedarse la próxima semana. Quería llevarla de luna de miel. Pensé que era lo que se debía hacer, pero Lauren no quería ir. Ella quiere quedarse en el castillo y me dijo que en ningún otro lugar del mundo preferiría estar ahora. Tal vez en unos meses podríamos ir a algún lugar si ella quiere. No me importa dónde estemos mientras esté con ella. Froto mis manos, arriba y abajo de su espalda.
—La próxima vez durará más. —bromeo a medias, dándole a su culo una pequeña exprimida.
—Fue perfecto. Más de lo que soñaba.
Ella se acurruca más profundamente en mí.
—¿Estás adolorida? —pregunto. Estoy preocupada por ella.
—No. Pensé que dolería más, pero en realidad no. Solo por un segundo, entonces todo lo que podía pensar era en que te movieras. —
Ella besa mi pecho y el alivio me llena. Todavía voy a hacer que se dé un baño caliente después para estar segura.
—¿Crees que hicimos un bebé? —
pregunta ella. La esperanza atada a sus palabras. Ruedo para que vuelva a estar debajo de mí. La beso profundamente y mi polla ya está lista para correrse otra vez, sacudiéndose dentro de ella ante la idea de tratar de plantar un bebé dentro.
—Tal vez, pero tal vez deberíamos estar seguras. —Me levanto un poco antes de empujar todo el camino de nuevo, haciéndola gemir en voz
alta. Ella desliza sus manos por mi pecho y envuelve sus brazos alrededor de mi cuello.
—Me encanta esa idea. —Entrelaza sus piernas a mí alrededor, levantando sus caderas para mí.
—Y te amo. —le digo mientras hago que se corra por todas partes de
nuevo.