Lauren
S E I S M E S E S D E S P U É S . . .
—¡Quédate abajo, bruto!— Intento sonar severa, pero fallo cuando
risitas salen de mi boca un momento más tarde.
—Podrías lastimarte. — Camila me mira como si hubiera perdido la
cabeza mientras salgo de la jaula donde están las cabras—. Podrían
derribarte. —agrega, tratando de hacerme entrar en razón.
Suspiro. Ella puede tener razón. Las cabras están actuando con rudeza hoy, pero las extrañé. Camila me dijo que me parara fuera de la cerca para alimentarlas y acariciarlas si iba a venir y verlas. Cuando fue a su oficina después de hacerme el amor, como todas las mañanas, fingí volverme a dormir. Se deslizó y yo hice lo mismo. Pero fui totalmente atrapada. Le doy a mi guardia principal una mala cara cuando Camila me lleva más allá de él. Sólo me sonríe. Realmente necesito trabajar en mi severidad. Sobre todo ahora que estoy a punto de tener un pequeño.
—Estaba aburrida. —Trato de defenderme a misma.
—Oh, estás aburrida, ¿verdad? —Ella me sonríe, y conozco esa mirada—. Bueno, debería entretenerte entonces. No quiero que mi princesa se aburra.
—Un rompecabezas suena divertido.
La miro a través de mis pestañas, fingiendo que no sé lo que está insinuando. Gruñe una respuesta mientras camina por el castillo. La gente ni siquiera se vuelve a mirarnos mientras me lleva. Es solo la norma en estos días. Más aún, desde que se enteró de que estaba embarazada. Apenas me deja fuera de su vista, por lo tanto, fingí dormir para escabullirme y ver a las cabras. Cuando llegamos a su oficina, cierra la puerta y coloca la cerradura en su lugar. Me pone en su escritorio y tira de mi vestido sobre mi cabeza, tirándolo al suelo, dejándome solo en un par de bragas. Su mano va a mi vientre mientras cae de rodillas delante de mí, besando mi estómago.
—¿No te entretuve lo suficiente esta mañana? —
Ella levanta sus cejas hacia mí mientras desliza su mano por mi torso, pasando su dedo sobre mis bragas de un lado a otro, atrapando mi clítoris con cada toque causándome un accidente
cerebrovascular.
—Tal vez. —Me muevo para acercar mi trasero al borde del escritorio, separando mis piernas aun más.
—No podemos permitir eso. —Ella tira una de mis piernas sobre su hombro y jala mis bragas hacia un lado. Me inclino hacia atrás, apoyando mi mano detrás de mí y observándola mientras toma una larga lamida de
mí coño. Ambas gemimos al mismo tiempo. Su lengua rodea mi clítoris y
luego lo chupa en su boca. Mis caderas comienzan a salirse del escritorio, pero ella las agarra, manteniéndome en mi lugar mientras me devora. Ella no se burla de mí. Ella simplemente me da lo que quiero. Conoce mi cuerpo tan bien, que me hace correr inmediatamente. Grito su nombre mientras el orgasmo rueda sobre mí. Antes de que pueda incluso disminuir, ella está empujando dentro de mí. Me acerca a su boca y me besa mientras me folla. Ella se retira y mira hacia abajo para ver cómo su polla entra y sale de mí.
—Tu coño nunca puede obtener lo suficiente, ¿verdad? Siempre está
queriendo más.
—Sí. —me quejo.
Pensé que estaba enloquecida por el sexo una vez que Camila me presentó los orgasmos, pero mi deseo se ha duplicado desde que quedé embarazada. No sé cómo su polla puede continuar conmigo a veces, pero lo hace. Siempre está lista para llevarme a cualquier parte en
cualquier momento, a veces incluso en medio de la noche. Mis sueños
sexuales han sido locos. Siempre estoy escalando sobre Camila cuando me
despierto durante la noche. No es de extrañar que me haya quedado
embarazada tan rápido. No podíamos mantener nuestras manos fuera de la otra. Todavía me sorprende que Camila tenga tiempo de dirigir un país, pero de alguna manera lo gestiona.
—¿Todavía aburrida? —Me pregunta, sus ojos bloqueando los míos.
No puedo responderle porque otro orgasmo está cerca de explotar a través de mí. El deja de moverse y yo lloriqueo.
—No, no estoy aburrida. —Esta vez soy yo quien suelta los gruñidos.
—Joder, eso fue caliente. —responde mientras comienza a moverse de nuevo. Solo se necesitan unos pocos empujes y estoy corriéndome. Intento gritar su nombre, pero su mano cubre mi boca como siempre lo hace cuando estamos en su oficina. Mi esposa es posesiva y celosa, y no quiere que nadie más escuche a mi placer.
—Princesa. —gime mientras siento su liberación dentro de mí. Me caigo de nuevo en el escritorio sin aliento. Camila se para sobre mí, mirándome como si acabara de conquistar el mundo. Sus manos vagan por mi cuerpo. Se inclina y besa mi vientre antes de que su polla se deslice de mí. Dejo escapar un pequeño gemido por la pérdida. Me ayuda a sentarme, levantando mi vestido del suelo y
poniéndolo de nuevo sobre mí. Dejo caer mi cabeza sobre su pecho,
observando mientras arregla sus pantalones. Ella besa la parte superior de mi cabeza.
—Déjame darte de comer y dejarte para una siesta.
—Mmkay. —Es la única respuesta que puedo dar.
Mi segunda cosa favorita ahora es comer, y Camila siempre se asegura de que tenga mucha comida. Creo que piensa que estoy comiendo por cinco. A veces pienso eso también, por la cantidad de hambre puedo tener. Lo acepto por el hecho de que mi hijo va a ser tan grande como su madre y necesita mucho los alimentos.
Levanto la cabeza para mirar a Camila. Ella me sonríe. Dios, está mujer realmente me ha dado el mundo. Cada día de mi vida se siente
mejor que el anterior. Siempre pienso que no puede ser mejor, pero Camila
me prueba que estoy equivocada.
—Te amo. —le digo.
—También te amo, princesa. —dice antes de besarme de nuevo. Tengo la sensación de que no tendremos algo de comer al menos por otras horas.