❝5-. Mil instintos en un rayo lunar.

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Un carro rojo de vidrios polarizados paso adelante de él y su mirada bicolor lo siguió hasta que se perdió en la siguiente calle, y el cruzo la calle siguiendo un camino que lo llevaba en subida sobre una colina.

El vivía a las afueras de la ciudad, en una colonia que se encontraba arriba de una colina, así que las escaleras y calles inclinadas eran comunes de camino a su casa. Pero aquel recorrido ya se lo sabía de memoria, así que inconscientemente saltaba los hoyos, levantaba los pies en un escalan más alto, y todo a pesar de que su mente estaba en un lugar muy lejano de aquellas mal echas calles.

Finalmente las escaleras se terminaron y la calle se enderezó, dejando a la vista una calle circular en la cual alrededor estaban varias casitas, en una de ellas un carro negro con vidrios que no dejaban ver para adentro estaba estacionado enfrente de una hogareña casa, en dónde un hombre de cabellos blancos atados a una coleta y que le llegaba hasta las piernas le daba la espalda al auto, por lo tanto Kakashi no podía verle el rostro, aunque tampoco es como si con la mente en las nubes se diera cuenta de ello.

—¡Ah! — gritaron tanto el peliplata como el albino, ya que el menor al no ver por dónde iba choco con la espalda del de cabellos largos. Entonces aquel hombre se dió la vuelta hacia el peliplata, quién se sobaba la cabeza por el choque.

—Kakashi, fíjate por dónde vas — el mencionado levantó la cabeza y se encontró con unos ojos pequeños y azabaches, de los cuales líneas rojas bajaban por ambos pómulos y mejillas.

—Lo siento papá, estaba pensando.. en otra cosa — desvío la mirada a otro lado.. ahora que al fin había salido de la escuela esa duda de porque no tenía que comer nada que viniera de sus padres le invadía.

—Al fin llegas Kakashi — una voz femenina hizo que ambos voltearan a la puerta de la casa, en dónde una mujer rubia de ojos avellana los miraba —. Te dije que llegarás temprano niño — la mujer se cruzó de brazos, y el peliplata soltó una risa nerviosa.

—Lo siento ma, me atrase por estar haciéndole unas preguntas a la profe — se rasco la nuca a la vez que la rubia se acercaba a ambos hombres de cabellos claros.

—Bueno, con tal de que mejores tus calificaciones — agregó en un tono de regañisa, haciendo que Kakashi soltará otra risa nerviosa.

—No te preocupes mamá, está vez voy a salir mejor — le sonrió con un sonrojo de vergüenza —. Pero.. ¿Dónde está m-? — no pudo terminar de hablar cuando algo se abalanzó sobre el, tirandolo al suelo, pero supo inmediatamente que cosa fue la que lo tiró al sentir algo húmedo lamerle con desesperación en el rostro —. ¡Faraón! ¡Que asco! ¡Yo no me quería bañar hoy! — ponía ambas manos en el hocico del perro, pero este se metía entre ellas y le seguía lamiendo las mejillas.

—¡Ya basta animal! — la voz de su madre le hizo soltar la carcajada, a la vez que está agarraba del collar al perro y lo jalaba para atrás, quitandolo de encima del peliplata, quién con la manga del suéter se limpio un poco el rostro a la vez que reía por el actuar de su perro.

—Jajaja.. ay, carajo, me lamió todo — soltó otra risa y se levantó, mirando divertido al perro quien en ese momento intentaba soltarse del agarre de la mujer rubia.

—¡¡Shizune tráeme la correa de este animal!! — grito mirando hacia la puerta, de dónde una mujer de cabellos azabaches y cortos salió con la correa del perro que casi logra zafarse si no fuera porque la rubia lo agarro de las dos manos, haciendo que en su esfuerzo el perro se levantará por unos instantes en sus dos patas traseras. La chica de cabellos azabaches le pasó la correa a la rubia, quién de mala gana la agarró y se la puso al perro, jalandolo hacia si a la vez que lo regañaba.

❝Aprendiendo como ser un omega.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora