El Inicio de una travesía (Sesshomaru x Lectora)

Capítulo 22 //Editado//

Por parte del demonio solo aparto la mirada y volvió a enderezarse.

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Antes de que se alejara lo llamaste.

Sesshomaru: Que es lo que quieres.

Tn: Toma.

Le ofreciste una de las manzanas e inmediatamente él se negó.

Sesshomaru: No me gusta la comida que ingieren los humanos.

Tn: ¿Al menos la has probado? (Arqueas una ceja)

Se mantuvo callado, así que seguiste insistiendo hasta que por fin cedió y tomo la manzana con cierta molestia, luego de eso golpeaste levemente a un lado tuyo en señal de que se sentará contigo.

Sesshomaru suspiro y sin replicar termino sentándose a tu lado.

Tn: Bien, pruébala.

Solo miraba la manzana con una expresión dudosa, estuvo así un par de minutos cuando viste como poco a poco la acercaba a su boca y al fin darle un mordisco.

De inmediato pusiste atención a su expresión y por un par de segundos lograste ver como sus ojos se abrían de par en par para luego volver a su expresión seria.

Tn: Te gusto, ¿verdad? (Con tono burlón)

Ni siquiera contestó y solo giro su cabeza hacia otro lado mientras seguía comiendo aquella manzana, ante su acción soltaste una risita, seguido de esto te dispusiste a probar tu manzana.

Al primer bocado comprendiste el porqué de la reacción de Sesshomaru, ambas manzanas resultaron ser jugosas y dulces.

Tn: Oye, ¿¡donde encontraste estas manzanas!?

Exclamaste mientras volteabas a verlo para luego tomarlo del hombro.

Sesshomaru: En un árbol que se encuentra en la cima de la otra montaña.

Tn: En ese caso, ¡antes de regresar debemos ir a ese árbol por más!

Mencionaste con un tono decidido.

Tn: ¿Estás de acuerdo?, después de todo no puedes negar el hecho de que no te gustarán, ya que, incluso ya terminaste la tuya. (Con tono burlón)

Sesshomaru simplemente frunció el ceño, luego de eso seguiste hablando con él y aunque no te respondiera, era claro que te estaba escuchando. Pasaste un largo rato hablando hasta que aquel demonio dijo que ya te durmieras, solo aceptaste y te dispusiste a dejar tus armas a un costado.

Al momento de recostarte extrañamente no encontrabas una posición cómoda así que comenzaste a moverte para poder encontrar una, unos minutos después seguías de la misma manera.

Sesshomaru solo te observaba hasta que en cierto momento suspiro, menciono que te levantaras por unos segundos, lo hiciste y cuando te pidió que nuevamente te recostaras, en lugar de sentir el duro suelo sentiste una gran y cómoda suavidad.

Él te había dado una parte de su estola, volviste a sonreír y luego de unos minutos al fin fuiste capaz de dormir.

Ya había amanecido y junto a Sesshomaru nos encontrábamos volando hasta la cima de la montaña, cuando por fin llegamos nos bajamos y comenzamos a caminar hacia una cabaña que era cubierta por una neblina. Sin embargo, no fuimos capaces de seguir avanzando a causa de un campo de protección.