El tren llega a la estación. Está cubierto de hielo casi en su totalidad. Antonio retira un poco con el dedo, justo antes de entrar.
A Antonio le gustaría olvidar muchas cosas, pero piensa demasiado. Por eso , en los viajes, busca en seguida un tema lo menos deprimente posible para reflexionar al respecto.
Hoy, está reflexionando sobre la escarcha. Observa como el hielo que ha tomado entre sus dedos se derrite lentamente.
Cuando ya se ha convertido en agua, Antonio continúa mirándose la mano. Está pálida, y sus delgados dedos tiemblan ligeramente.
Antonio suspira y se queda mirando por la ventana. El paisaje de la ciudad, aún nocturno, que una vez admiró como el mejor de los cuadros, es cada día más gris y triste.
Antonio siempre se fija en el paisaje, tratando de volver a sentir lo que solía sentir. Hace mucho que no es capaz de ignorar cosas pequeñas como esta. Por más que se esfuerza, desde hace tiempo es incapaz de ignorar nada.
En diez minutos exactos, el tren llega a la siguiente estación.
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Quiero ser escarcha
Historia CortaCatorce de enero, 5:40 de la mañana. Una estación de tren solitaria. Un hombre solitario. Un paisaje cada vez menos blanco, la helada no durará mucho.