All through the night.

Capitulo 3. (Editado)

Draco sabia que todo estaba cambiando en su vida. Todo. Ya no era capitán del equipo de quidditch y su casa le despreciaba. En realidad, todo el mundo le despreciaba. Ya no era nadie. Su apellido no significada nada para él, solo vergüenza y deshonra. Todo había cambiado después de la caída del Señor Oscuro. Sabia que sus perjuicios aun seguirían, y que tardarían en irse, pero no quería ser como sus padres. No quería un matrimonio frío y distante. No quería que sus hijos creciesen tal y como lo había echo él. No quería que sus hijos no conociesen el amor, ni que odiasen a los muggles e hijos de muggles.

Tal vez la guerra le había enseñado cosas, y que todas sus creencias eran erróneas, pero eso no le había vuelto un gran amante de los muggles. Pero sabia que habia habido avances. Ya no soportaba escuchar las palabras "sangre sucia". Cada vez que escuchaba esas dos palabras juntas se sentía enfermo, se mareaba y todos esos recuerdos borrados volvían a él.

Draco quería volver a empezar, tener una buena vida. La guerra le habia enseñado demasiadas cosas. Por eso necesitaba saldar su deuda con Granger, lo necesitaba. Su cuerpo y su mente se lo pedían. Cada vez que la veía la recordaba en su casa siendo toturada por su tia Bella. Recordaba su mirada perdida y llena de dolor y miedo, sus chirriantes gritos, que se le metían y le perforaban la cabeza. Y recordaba como él no hizo nada. Se quedó paralizado, y no hizo nada. En ese momento supo, que todo eso estaba mal. Y entendió que siempre lo habia sabido, pero tenia demasiado miedo como para huir.

Draco iba hacia la biblioteca como había echo durante esas dos primeras semanas de clase. Todos lo dias, a la misma hora. Siempre se sentaba dos mesas por delante de la de Granger, y cuando sus miradas coincidían hacía una leve inclinación de cabeza.

Ese día presentía que se pasaria toda la tarde y parte de la noche en la biblioteca. El plazo para entregar la redacción que el Sr. Fitzgerald, el profesor nuevo de Defensa Contra Las Artes Oscuras, les había mandado se acababa. Pero él aun ni la habia empezado. No entendia que le importaba a ese profesor saber nada de él. Se sentó en su mesa y levantó la mirada, pero encontró la mesa de Granger vacía. Aunque sus cosas estaban allí.

"Tal vez ha ido a por un libro" pensó.

Se rebulló en su asiento y desplegó el pergamino lentamente, como si fuese algo doloroso. Cogió la pluma y se quedó mirando el papel fijamente. Sentía la pluma pesada en su mano. Le vinieron a la cabeza mil recuerdos. Nagini comiendose a su profesora de estudios muggles, gente siendo torturada, y sobre todo el recuerdo de Granger. Parecia algo permanente. Deseaba olvidarlo con todas sus fuerzas.

Un sudor frío empezó a recorrerle la frente, se volvió a remover en su asiento. No podía hacerlo, esto le superaba. Draco se estaba empezando a asfixiar y agobiar. Se desaflojó la corbata y salió atropelladamente de la biblioteca mientras las imagenes se le repetían una y otra vez, y otra y otra. Andaba rápido y por ello atropellaba a la gente, que le insultaba y le fulminaba con la mirada. Pero él parecía no darse cuenta. Salió al exterior del castillo. Casi no podía respirar. Le costaba sacar el aire fuera. Cayó de rodillas al suelo, e intentó coger aire. Aunque lo hacía atropelladamente.

Recordaba como habían utilizado maldiciones contra él cada vez que hacía algo mal, como vio morir o enloquecer, a gente a causa de torturas recibidas. Recordó a las personas que había torturado. Y si, se acordaba de cada uno de los nombres. Pero sobre todo, aun veía la mirada de terror de Granger cuando su tía Bellatrix la torturó, en su casa. Y él no hizo, nada. Podía visualizar su cara, como si en ese momento estuviese allí con él. Dejó soltar una risa histérica y cada vez veía todo más borroso. Hasta no recordar nada. Sin darse cuenta de que allí, había alguien más.

Hermione por su parte se quedó paralizada cuando había visto a Malfoy. Nunca le había visto tan... vulnerable. No sabía decir con certeza lo que le había podido pasar.