Draco apenas había dormido esa noche. Se había dormido y despertado cientos de veces. Se sentía mal. Sabía que había tratado mal a Granger, pero la impotencia había podido con él. Y ahora se arrepentía. No quería volver a ser el antiguo Draco Malfoy. Pero a veces no lo podía evitar. Su orgullo siempre acababa imponiéndose, era débil. Y eso le daba miedo, no quería ser visto como alguien despiadado y sin escrúpulos, un seguidor por la lucha de la sangre limpia, no, ya no más. No iba a seguir los pasos de su padre.
Draco se vio sorprendido cuando apareció la bandeja con su desayuno. Y desayunó en completo silencio, divagando por sus pensamientos.
Para él cada minuto parecían horas. Todo ocurría muy despacio. Había vuelto a delirar esa mañana. Esta vez mataba a Granger, al puro estilo muggle, clavándole una daga en el corazón, repetidas veces. Eso no le había hecho ni pizca de gracia. Por eso, Madame Pomfrey le había dado unas pociones para no tener sueños o alucinaciones.
-Cuando se le acaben, Señorito Malfoy, vuelva a por más.-le había ordenado Pomfrey.- A demás, esta noche dormirá con los de su casa, en su habitación de Slytherin.
Draco se limitó a asentir. No le hacia nada de ilusión volver a su sala común, ni a su habitación con el resto de sus compañeros. Excepto Nott, era el único con cabeza en su casa. El único con quien seguía hablando. Aunque su relación con Nott no era del todo la de una gran amistad, más bien una compañía cordial. Los padres de Nott no habían tenido tanta suerte como los suyos, sin embarco Theodore no portaba la Marca Tenebrosa y no fue culpado y ni tuvo cargos. Él no quería saber nada de sus padres, quería llevar una vida corriente. No como Draco, que ya no sabía que vida quería llevar. Todo había cambiado mucho. Ya no sabía que era la pureza de la sangre, había visto sangre muggle y era igual de roja que la suya. Tampoco olía a podrido. Sabía que no se había vuelto un amante de muggles, ni sangre sucias. De echo esas dos palabras juntas le producían nauseas. Aunque sus prejuicios seguían estando y le costaba mezclarse con los hijos de muggles, aunque con los mestizos no tanto.
De echo, con la hija de muggles que más le costaba juntarse era con Hermione Granger. Le hacia sentirse confundido y aletargado. A veces se encontraba a si mismo mirándola embobado. Su mirada siempre caía en su brazo, en su marca.
Sangre sucia, sangre sucia, sangre sucia..... Veía esas palabras como las más asquerosas y feas que podían existir. Sentía repugnancia consigo mismo por haberlas repetido diariamente en tiempos pasados. Él, que siempre se había pensado superior, pero la verdad era que Hermione Granger siempre le superó en todo.
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Hermione iba andando rápido hacia la enfermería. Se cruzó con Luna y Neville. Este último la miró extrañado, Hermione solo apartó la mirada y siguió caminando. Tenía que llevarle los deberes a Draco, y eso iba hacer. También había decidido ser cordial con él, darle una oportunidad. Tal vez no se la mereciese, le había tratado mal, comu una mierda, durante tantos años. Pero Hermione no podía evitar dársela, algo de ella le empujaba a darle una oportunidad. Después de ese lo siento que le dijo, no podía evitar sentir que algo en él había cambiado. O tal vez siempre estuvo ahí y no se había dado cuenta hasta ahora.Cuando Hermione estaba ya casi en la enfermería, se bajó bien la manga, para que su marca no quedase a la luz, eso era lo último que quería . Últimamente había estado muy paranoica con eso, no quería que la gente la vea, ni que sepan de su existencia. Es una marca de guerra le dijo Ron, pero ella seguía sin aceptarla, no la quería en su cuerpo. Una vez dentro, Hermione se fijó en la figura de Malfoy de pie mirando por la ventana. Hermione se quedó parada sin saber que hacer. Carraspeó para llamar la atención del muchacho.
-Te he traído los deberes y apuntes.- Draco no le dio ninguna señal de vida. Hermione avanzó y le dejó los deberes junto a la mesita de la cama en la que había permanecido convaleciente.
-Es extraño como cambian las cosas.- Draco pronunció por fin palabras pillando desprevenida a Hermione.- Un día era alguien en la comunidad mágica, o eso pensaba yo. Tenía poder, fama, dinero... Lo que todo el mundo desea, y ahora mírame, no soy nadie, nunca he sido nadie. Creía en el linaje de la sangre, pero ¿que es eso? ¿Un sangre pura en que se diferencia a un mestizo a a un sangre su.. su.. sucia? En nada, tenemos los mismos dones, el mismo color de sangre... el mismo todo...-Draco mantenia la mirada perdida en algún lugar, de espaldas a ella. Hermione instintivamente se llevó su mano al brazo, a la marca. Sangre sucia, sangre sucia, sangre sucia, las palabras se le han quedado atascadas en la cabeza. Cuando Hermione empezaba a irse de nuevo, pareció pensárselo mejor, y se paró en seco.
-Malfoy, tu solo eres un daño colateral de la guerra. - los ojos de Malfoy la encararon directamente. Lo que la hizo sentirse estúpida y pequeña ante la mirada de sus glaciares ojos grises.
-Granger, ¿A que te refieres?- Pero Hermione ya no le escuchaba. En su mente se repitían las mismas palabras que antes; sangre sucia, sangre sucia, sangre sucia.. Al salir se cruzó con Theodore Nott a quien saludó con una imperceptible inclinación de cabeza y siguió hacia adelante. Sangre sucia, sangre sucia, sangre sucia...
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All through the night.
RandomHermione regresa a Hogwarts tras la guerra para completar sus EXTASIS, allí se encuentra con Malfoy.