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El poeta

En el segundo planeta, conoció a un escritor.

- ¡Buenos días! Dijo el principito.

¡Ah! ¡Un viajero! ¿ Y que le trae por aquí?- Pregunto el escritor.

- Viajo buscando ayuda. Mi amada flor está muriendo.

- ¡Mmmm! Ya veo. Pero, no se cómo podría ayudarte.- Dijo el escritor, mientras seguía escribiendo. Al momento en que los dos se quedaron callados.

- ¿Y? ¿Que haces?- Pregunto el principito.

- Admiro las estrellas; admiro el sol; los planetas; y todo lo que me rodea. Y escribo sobre ellas.

- ¡Ah! ¿Y para que?

- Escribo poemas y cartas sobre ellas.

- ¡Ah! ¿Y para que escribes?

- Como sabes, los pintores, pintan cuadros y en ellos ilustran lo que sienten; los músicos, crean melodías y con canciones dicen lo que sienten... Y yo escribo...

El Principito quedado encantado con cada una de su respuesta, porque de una manera sencilla con su gran máquinas imaginación aquel hombre hacía de su pequeño planeta, algo tan grande como el sol. Aunque, aún así había cosas que el pequeño no lograba comprender. Por eso volvió a preguntar:

- ¿Y para que escribes, si sabes que nadie leerá tus cartas y tampoco tus poemas?

-. Ya lo sé... Respondió

- ¿Y entonces?

- no hago esto para que me lean necesariamente. Yo escribo porque me gusta escribir. Lo hago por qué es la manera en que me expreso para mí mismo. Si algún día alguien pudiera leer lo que escribo, sería todo un honor... Pero, mientras no haya nadie que lo pueda leer, me quedaré con la satisfacción de escribir para mí.

Creo que era la primera vez que el principito quedaba sin palabras. Pues, a diferencia de las otras personas que había conocido, era la primera vez que encontraba a alguien que aunque era un adulto sabía admirar las cosas que por lo general, ni siquiera sabemos observar. Siendo este como un niño con un juguete, al que hace importarte y único en el mundo... Así era el, haciendo de sus cartas y poemas algo importante.

- ¿Y que te trae por aquí?-Pregunto el escritor.

- Estoy buscando el camino a la tierra. Mi rosa está muriendo. Y solo allá me pueden ayudar.

- ¡Ah! ¡La tierra! Un gran planeta. Muy hermoso. ¿Y, por qué la tierra?

- Busco a la serpiente de los enigmas. Cuando fuí, conocí una serpiente. Creo que me puede ayudar.

- ¿Y que tiene tu flor?

- No lo sé. Todo estaba bien hasta que de repente un día amaneció y se empezó a marchitar. Sus pétalos empezaron a caer. Y cuando el último de sus pétalos caiga al suelo, ella morirá.

- Claro, entiendo. Pero, ¿Acaso, la haz descuidado?

- No lo sé. Solo he hecho lo que siempre. Quitó su recipiente de cristal, la riego y la mantengo alejada de las orugas.

- ¿Solo eso?

- Si.

- No se mucho de rosas. Pero, creo que no es mucho. Solo es, lo mismo que siempre. Una rosa necesita más atención.

- ¿Estás diciendo que lo que hago por mi rosa, no es suficiente?

- Solo se que las flores son como las mujeres.

- ¿Cómo las mujeres? ¿Y como es eso?

- bueno te he dicho que admiro con pasión lo que me causa inspiración. Un amor; el ocaso del sol; las estrellas; y muchas cosas más. Los verdaderos poetas dirían que debes encontrar a tu musa. Lo qué es tu fuente de inspiración.

- ¿Me estás diciendo que no eres un verdadero poeta?

- No. No lo soy. Solo soy un loco que aprendió expresar sus sentimientos en una hoja de papel. Pero, aún, así. Para poder escribir, debo tratar de entender aunque sea un poco de la forma y la esencia de las cosas que me inspiran.

El principito había quedado desilusionado al saber que no hablaba con un verdadero poeta, y eso hacía que de alguna forma pensará que solo era un engaño.

- Pero, no puedes escribir de cosas que inspiran. Porque no eres un verdadero poeta.

- Claro que si puedo. No te desilusiones solo porque dije que no soy un poeta. Esa palabra es solo un título que inventaron los adultos. Así como el título que le ponen a una persona que lo llaman "rey". O como el que bebé licor para olvidar y lo llaman" borracho". Esos títulos no se los asigna uno mismo. Esos títulos, son expresión de la forma en que te ven los demás.

El pequeño algo confundido. Todavía asomaba una tímida sonrisa, al saber que después de todo no tenía porque decepcionarse. Porque lo que decía, era cierto después de todo.

- Pero, ¿cómo es la esencia de mi rosa?

- No lo sé. Eso lo debes averiguar tu.

- Ella es muy hermosa. Y también muy coqueta... Para mí se ha convertido en la primera razón que tengo para levantarme cada mañana.

- ¡Que profundo! En realidad creo que serias un buen escritor.

Y el principito volvió a sonreír y dijo:

- Ella es mi amor, tan especial que ni un millón de rosas podría igualarla. Pero, no deja de preocuparme, por que, aún, con espinas. No es capaz de defenderse tan siquiera de una oruga o Un cordero.

- ¡Ya veo! Es verdad. La guerra entre rosas y corderos ha sido desde el principio de los tiempos. Pero, las espinas de las rosas no son para defenderse.

- ¿¡No!?- Pregunto el principito, muy sorprendido.

- No. no es para eso. Las rosas tienen espinas, para mostrarnos, que, aunque, son bellas, no son del todo perfectas. Si amas a tu rosa por su belleza, por sus pétalos y por su olor También, la debes amar por sus espinas. Aunque, de alguna manera, en algún momento, te pueden hacer daño. Pues, así es ella y es lo que la hace única en el mundo para ti.

- No quisiera irme, pero, mi rosa amada me necesita... Pero, donde yo esté, te recordaré a ti, mi gran amigo, el poeta. Cuando las puestas del sol se acerquen, y cuando vea en las mañanas a mi Rosa despierta.

- Has aprendido bien, mi pequeño gran amigo. Siempre recuerda, todas las flores son una fuente de inspiración en las manos correctas. Así que haz que tu rosa se convierta en poesía... Será esa la forma en que siempre te acompañará. Y siempre recuérdame, porque yo siempre te recordaré amigo.

Y el principito se marchó.

El Principito " Volviendo A La Tierra".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora