Entre montañas

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Aquella gélida carta llegó a mí,
pensé tanto en no responderla,
y debí hacer eso, en vez de caer,
y, como un tonto, ir a responder.

Frío embriaga, acompaña, daña,
caminata nocturna por la ciudad,
recordando ese amor a distancia,
lo que pudimos ser estando aquí,
pa' nosotros y pa' eso, lo nuestro.

«Vine por él», reflexioné y sollocé,
anhelé que nunca jamás volviera,
añoré la presencia de una silueta,
el pintor la pintó, aún más grietas.

Dos años y aún sigo sin superarlo,
corro en el bosque descongelado,
ideando, recordando, razonando:
«no pensé en mí, solamente en ti».

Todo es tan helado como imaginé,
las calles, las montañas, la ciudad,
donde viviste hace dos años atrás,
tu refugio tras dejarme en soledad.

Todo es tan helado, pero lo sabía,
tu alma, tu corazón y tu compañía,
aunque eso último me sorprendió,
dañó y quebró, pero no importaría,
seguías siendo todo eso que quería.

Anhelé tanto poder venir hasta aquí,
oír tu voz, deleitarme con tu sonrisa,
to' el genuino carisma que hipnotiza.
pero tal vez solo fueron risas ficticias.

Nunca recibí una explicación o razón,
entonces me creí un indigno de amor,
hiciste que mi ser se entibiara, helara,
trajiste a mí el clima de tus montañas.

Mon beau catireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora