Precious Love

Primer día de trabajo

La alarma sonó a las ocho de la mañana, Nayeon se retorció un poco y soltó un gemido de queja. 

"¿No puedes llegar unos minutos tarde?" preguntó ella acurrucándose en mi pecho.

"Créeme que me gustaría llegar tarde, pero Tzuyu ya me tiene amenazado" respondí.

Nayeon se acercó a mis labios y comenzó a besarme, sus manos se deslizaron por mi torso con delicadeza, a pesar de dicha delicadeza solté un par de quejidos por las mordidas que me había dejado la noche anterior.

"En ese caso, señor bibliotecario" dijo Nayeon empujándome fuera de la cama. "Vaya a trabajar."

"Siempre tan linda" dije sonriendo. "Si quieres desayunar algo sabes bien que puedes tomar lo que gustes del refrigerador."

Tomé una ducha rápida y me vestí lo más cómodo posible.

Me despedí nuevamente de Nayeon y salí disparado a la estación de autobús; todavía iba con tiempo pero quería llegar unos minutos antes para dar una buena impresión.

Llegué con diez minutos de anticipación a la cafetería, las cortinas metálicas seguían abajo y no había ningún rastro de Tzuyu. Me senté en el primer escalón a esperar a mi compañera de trabajo.

"Llegas temprano" dijo una voz femenina frente a mí. "Pero estás estorbando la entrada."

Me levanté lo más rápido posible y me hice a un lado para que Tzuyu pudiera abrir la cortina metálica.

"¿Me puedes ayudar a levantar el otro lado?" me pidió.

Me acerqué a la cortina y la levanté suavemente, el ruido metálico de la cortina envolviéndose sonó demasiado estridente para la calma de la mañana.

"Esta es tu copia de las llaves del establecimiento" dijo Tzuyu entregándome un juego de cinco llaves, todas marcadas con una etiqueta que señalaba para qué servía cada una. El juego de llaves estaba decorado con un llavero de ramen instantáneo.

No pude evitar soltar una pequeña risa al ver el ramen y pensar en el enorme contraste que tenía con su dueña.

"Fue regalo de Sana" dijo Tzuyu entrando a la tienda.

Era extraño ver aquel establecimiento sin personas y con todas las sillas y mesas colocadas en una esquina.

"Suelo barrer y trapear al final del día" comenzó a decir la encargada de la cafebrería. "También cada que el lugar está vacío procuro barrer para que se vea limpio el lugar."

"Puedo hacer eso" comenté mientras acomodaba las mesas en los lugares designados en el suelo. 

Tzuyu me arrojó un trapo húmedo y me pidió limpiara sillas y mesas.

Los siguientes quince minutos de acomodo ocurrieron en completo silencio, aunque tratara de no darle importancia sentía el ambiente un tanto tenso y pesado. No culpaba a esta chica, si también supiera que una persona que le hizo daño a mi mejor amiga quiere trabajar en el mismo lugar que yo, trataría de hacerle la vida imposible.

Poco a poco llegaron los pocos cocineros que trabajaban en la cafebrería, los tres de ellos saludaron a Tzuyu desde lejos mientras que a mí me desearon suerte en este trabajo.

"A veces Tzuyu puede ser estricta" dijo uno de ellos. "Pero no tienes que tenerle miedo... no mucho."

"Siempre tan elocuente, Chan" dijo Tzuyu desde el mostrador.

Al terminar de acomodar todo y de repasar lo que me había enseñado Tzuyu, me acerqué al mostrador con ella.

"Lo prometido es deuda" dijo acercándose a la máquina de café al fondo del mostrador. "Empezaremos con algo sencillo."