• 02 •

423 50 116
                                    

┉┅━━━━━━━━━━━┅┉

Su cuerpo se sentía ligero. Hace tiempo que no tenía un largo descanso por la noche. Aún así notó que algo era curiosamente diferente, tal vez la cama donde descansaba y el olor dulce a menta.

Se incorporó de un salto al confirmar que definitivamente no era su habitación ¿Pero que había pasado? Fue lo primero que se preguntó, al estudiar la estancia con su mirada y los recuerdos de la noche anterior llegaron de inmediato.

¿Enserio, se había quedó dormido en la habitación de Jinx? Él hombre Buscó inmediatamente con la mirada a la chica quién se encontraba totalmente despreocupada sobre su escritorio de trabajo, escribiendo algunas notas y corrigiendo algunos errores con los tediosos engranajes de sus bombas.

—Jinx —le llamó por su nombre para tener su atención.

La peli azul giró levemente en su asiento, retirando con cuidado la lupa con la que trabajaba en sus explosivos. Le observó un montón y le dedicó una agradable sonrisa.

—Hola, veo que ya despertaste—le saludó casualmente, inclinándose un poco así el sobre su lugar—. ¿Dormiste bien?

—¿Qué hora es?

Ante la falta de respuesta la chica puso los ojos en blanco en cuanto el mayor posó su viste en otra parte de la habitación. ¿Qué acaso ese hombre no podía relajarse un poco al despertar?

—Las tres de la tarde —contestó a secas y notablemente despreocupada.

—¿Por qué no me despertaste anoche? —resoplo ligeramente por lo adormesido que aún se encontraba.

—Te veías muy cansado por lo que al final preferí dejarte dormir —se encogió de hombros, restándole importancia.

—Si, yo dormí aquí, entonces ¿Dónde dormiste tu? —le preguntó con notable curiosidad, esperando que no respondiste lo que yá se imaginaba.

—Pues en mi cama, junto a ti ¿Dónde más dormiría? —soltó las palabras con simpleza, ya que no le veía nada de malo al hecho de haber dormido juntos.

Algo consternado por la situación, Silco se levantó sin mucho entusiasmo de la cama con la intención de retirarse, pero antes de eso se percató de que no tenía puestos sus zapatos.

—Anoche te los quite mientras dormías para que así estuvieras más cómodo y durmieras bien —se levanto de su lugar para dirigirse hasta donde había colocado los zapatos del mayor y los tomó del sitio para entregarlos.

Silco los recibió y se dispuso a colocarselos antes de salir de la habitación de la joven quien parecía estar muy tranquila con respecto al hecho de que durmieran juntos. Lo cual le daba a entender que no le había incomodado ni mucho menos afectado. Aún que tal situación hubiese estado mal. De ahora en adelante el mismo tendria que ser más cuidadoso con respecto a eso, pues aún que no lo quisiese admitir ella ya no era una niña.

—Me iré a trabajar —llevo su mano hasta su cabello un tanto alborotado, deslizando sus dedos sobre el para peinarlo un poco—. Ya es muy tarde así que tardaré más en terminar los pendientes.

Preferí hacerle sabe a la chica, en caso de que tuviera la idea de ir a buscarle a su oficina y lo encontrará ocupado o fuera del lugar.

—Comprendo, que tengas una agradable tarde —dijó la chica al regresar a su asiento y seguir en lo suyo.

Él la observó por unos momentos, contemplando su figura y expresión sumida en concentración ante su trabajo. Silco levantó ligeramente la comisura de su labio, formando una ligera sonrisa. Era bueno que se mantuviera ocupada en sí ausencia. Después de eso el hombre salió de aquella habitación.

Paralelo Imperfecto. (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora