En un mundo donde las bendiciones y maldiciones afectan a las vidas de sus habitantes, se encuentra el Gran Imperio de Shinkam. Un Imperio que contaba con el favor de los Dioses y de un tamaño incalculable. Ahí nació en una noche estrellada, la niña bendecida por los Dioses con la Voz Celestial. Una bendición que sucedía una vez cada 100 años. A su vez, en ese mismo imperio, su destinado protector nació con la bendición de la Luz. Pese a no conocerse, su destino ya había sido entrelazado por los Dioses. Y así es como, al cabo de 10 años, el destino los juntó por primera vez.
-Mi Gran Emperador de Shinkam.- Saluda el capitán Jang, el capitán de la Guardia Imperial y fiel amigo y compañero del emperador.
-Capitán Jang, ¿a qué debo su visita? -le pregunta el emperador.
- Como usted sabrá. Tengo un hijo que ya ha cumplido los 10 años. Ya tiene la edad de entrenar para seguirme en el camino de la Guardia Imperial.
-Es cierto, su hijo nació la misma noche que la Princesa. Y dígame, ¿sugiere que empiece los entrenamientos en palacio?
-Si no es mucho pedir, me gustaría que lo aceptaran como alumno en la Guardia. Así lo tendría cerca. Como bien sabe, su madre nos dejó hace dos años y no quiero que pase los días solo en casa.
-Entiendo. ¿Está su hijo aquí? Me gustaría conocerlo antes de tomar una decisión.
-Sí, su Imperial. ¡Kei! -llama el Capitán Jang dirigiendo su mirada hacia las puertas a su espalda esperando a que su hijo apareciera.
Un chico alto, con el pelo castaño recogido en una coleta alta y con la ropa de los nobles, aparece entre las puertas y hace una reverencia al Emperador para después agacharse al igual que su padre.
-Su Gran Alteza Imperial, soy Shin Kei, hijo de los Jang. A su leal servicio.
El Emperador sonríe y se le escapa una pequeña risa al escuchar la educación del niño y recordarle a su padre de pequeño.
-Shin Kei, ¿verdad? Acércate, hijo. Sin miedo. -le pide señalando que se acercara al trono Imperial. - A ver, déjame ver. Levanta la cabeza. Quiero ver tus ojos.
El chico levanta la cabeza y mira con los ojos fijos en el Emperador. Gracias a la bendición otorgada de nacimiento, el Emperador era capaz de ver a través del color de los ojos, que bendición tenía una persona al activarla. En cuanto los ojos del Emperador entran en contacto con las del chico, los ojos de éste cambian de color. Para la sorpresa del Emperador, ese chico no solo tenía un color, si no que sus ojos eran de colores diferentes. Su ojo izquierdo era azul cielo, mientras el derecho era dorado.
-Ya veo. Puedes regresar. - le indica al chico para que volviera al lado de su padre.- Tengo una propuesta apara ti, Capitán Jang.
-Sus deseos son órdenes, su Alteza.
- Tu hijo puede ser alumno de la Guardia Imperial y entrenar a la vez que vivir contigo en palacio. Pero a cambio tengo una condición. Deberá entrenar junto a la Princesa. Su madre le ha estado enseñando des de pequeña cosas de mujeres, pero tengo otros planes para ella. Quiero que aprenda a defenderse para que algún día herede este trono.
-Su Majestad, ¿Va a hacer que su hija herede el Imperio en vez de su hijo?
-Así es. Mi hija ha recibido una bendición que solo ocurre una vez cada 100 años. Todo aquel que recibe esa bendición, esta destinado a gobernar. Aunque no estuviera de acuerdo con ello, su destino la llevaría a gobernar. Y prefiero que esté preparada para ello. ¿Acepta?
-Sí, Alteza. Con gusto.
-Perfecto. Si me siguen, les llevaré ante la Princesa para que Shin Kei la conozca.
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La Voz Celestial y el Guardián de la Luz
RomanceDanna, una princesa destinada a gobernar , y Kei , un asesino y guerrero destinado a protegerla. Sus destinos fueron forjados des del momento de su nacimiento y les fueron otorgadas bendiciones de los dioses. Pero, la envidia de un joven príncipe co...