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CAPÍTULO UNO: LA LLEGADA DE LA BELLEZA.
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NI BIEN LOS PRIMEROS RAYOS DEL SOL GOLPEARON SU ROSTRO, SEO YEOJIN HIZOUN GRAN ESFUERZO POR DESPABILARSE. Era lunes por la mañana lo que significaba que comenzaba ─nuevamente─ su tortura semanal llamada estudiar mientras soportaba el drama en el cual estaban involucrados la mayoría de sus compañeros. Ya fuera un amor no correspondido, una amistad rota o una pareja que rompía y se reconciliaba el mismo día, todo eso y más podía suceder en una clase repleta de adolescentes que llevaban vidas realmente emocionantes.
Excepto Yeojin.
Bueno, si se quitaba el hecho de que su hermano era un reconocido idol que había debutado hacía tres meses ─y que estaba ganando popularidad día tras día─, Yeojin era una chica bastante "ordinaria". No tenía amigos y tampoco un chico que mostrara interés alguno en ella, tampoco sobresalía por sus calificaciones o porque tuviera un rostro digno de salir en la tapa de alguna revista, aunque realmente nada de eso le importaba porque prefería llevar una vida que muchos calificaban como solitaria y aburrida a tener que lidiar con cualquiera de esas situaciones.
Yeojin prefería evitar los grandes cambios ya que no eran algo que encontrara particularmente agradable, así que esa era la principal razón por la cual ─desde pequeña─ se había apegado a costumbres y rutinas que seguía al pie de la letra cada día, como si su vida dependiera completamente de cada una de ellas.
Salir de su casa a las siete en punto para caminar hasta el instituto desde que contaba con la edad suficiente para hacerlo era una de ellas, algo que consiguió hacer sin muchos problemas en el último año ya que Saebom High se encontraba a unas pocas calles de su casa. Agradecía todos los días el que su tía la hubiera inscrito en ese instituto ya que ahí muy pocas personas eran fanáticas de su hermano ─muchas ni siquiera sabían de su existencia─ y Yeojin estaba más que encantada por ello.
