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CAPÍTULO DIECINUEVE: EL DRAMA SIEMPRE EMPIEZA A LA HORA DE ALMORZAR.
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YEOJIN TENÍA PLANEADO ALMORZAR EN LA AZOTEA DEL INSTITUTO debido a que creía que podría comer tranquila en ese lugar. Sin embargo, cualquier idea de huir hacia el último piso se esfumó al salir del aula, cuando Jug-yeong la alcanzó para recordarle que le había prometido que se sentaría con ella a la hora del almuerzo.
Y no podía decirle que no cuando el día anterior, prácticamente, huyó sin darle una buena excusa.
Lo hizo después, sí, pero aún así…
Así que no tuvo más opción que ir hacia la cafetería en compañía de Jug-yeong, Choi Soo-ah y Kang Soojin, soportando las incontables preguntas que la segunda le hacía en un intento de conocerla más.
Si bien Choi Soo-ah no le desagradaba puesto que no la conocía realmente, encontraba bastante molesto que en cada oportunidad que tenía mencionara a su hermano y el grupo al que éste pertenecía.
No era que el amor que parecía tenerle a Sonder le molestara. De hecho, era completamente lo contrario. Adoraba que Yeojun y sus compañeros contasen con fanáticas tan devotas como Soo-ah, pero encontraba algo desesperante que ésta quisiera hablar con ella de los chicos casi todo el tiempo.
¿Y si accidentalmente le decía que Yeojun era su hermano? ¿Y si Soo-ah revelaba esto a los demás después? ¿Qué pasaría entonces? Ella quedaría completamente expuesta y toda la privacidad que tenían en ese momento desaparecía por completo.
Pero lo que más temía era que la gente se acercara a ella con el único objetivo de conocer a su hermano, algo que experimentó en más de una ocasión y se negaba a volver a hacerlo.
Si bien existía la posibilidad de que fuera diferente en esa ocasión, Yeojin prefería no arriesgarse y seguir manteniendo su perfil bajo.
