La chica de a lado

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Aron

Ya llevaba dos meses en el pueblo, mi vecina de a lado me ayudaba a sobrellevar mi nueva vida. Y en realidad la vida con Hazel era más fácil, sentía una necesidad de protegerla y cuidarla, ella me mantenía cuerdo en este pueblo, que en mi no tan humilde opinión. Es el tipo de pueblo en el que las personas vienen cuando ya no tienen nada que hacer con sus vidas.

Pasábamos la mayoría del tiempo en el observatorio o en la casa de Hazel. Me dijo que no le gustaba dormir en una casa tan solitaria como la de ella, así que casi todas las noches se quedaba conmigo...la tonta había robado casi toda mi ropa, mis camisetas mis sudaderas, hasta mis pants que usaba para dormir, me obligó a ver toda la saga de Harry Potter, y no puedo negarlo...en realidad eran buenas películas. Me hizo escuchar Taylor Swift y después de dedicarme delicate se volvió de mis canciones favoritas y mi gusto culposo.  La hice ver la película de orgullo y prejuicio, le encantó...me gustaba verla reír, y cuando no se daba cuenta. me gustaba verla leer, la pasión con la que leía simplemente no hay manera de describirlo, hace unos días tuve una recaída, los vomitos y la necesidad de no hacer nada, incluso no moverte de la cama eran necesarios para mi, la falta de apetito y falta de sueño no ayudaban. tenía necesidad de fumar un porro. Hazel me ayudo, estuvo conmigo y no se apartó de mi ni un segundo, incluso cuando vomité. Parecía más fácil para ella que para mi, Hazel Crawford había hecho que fuera la mejor versión posible de mi, quería cambiar...Por ella pero mas que nada. Por mi. Sabía que apenas hace dos meses que conocía a Hazel, pero realmente me atrevería a decir que la conozco mejor que nadie, como para saber que su color favorito era el negro, que amaba los días lluviosos y era Emetofobica, sabia que no le gustaba conducir por lo qué pasó con su padre y sabia que era mala en matemáticas.

Me gustaba su compañía.

Me gustaba ella.
A quien engaño







***



—¡Vamos!—dije tomándola del brazo

—¡No!—abofeteó mi brazo.

—¡Au!—Belle—Dije, me gustaba llamarla así cuando no la llamaba tonta—por favor...di que si.

—¡Ahgg!—gruño—Bien, pero no quiero posar por 2 horas—dijo ella haciendo un intento de cara enojada que me pareció muy tierna.

—Solo quiero dibujarte, no esculpirte en una escultura, tonta dramática—dije, nos encontrábamos en el observatorio, habíamos hecho algunas mejoras, como traer una pequeña mesa donde estaban algunos lápices y pinceles donde yo solía dibujar... o Hazel escribir.

—Te detesto—dijo ella prendiendo un cigarrillo y fumándolo.

—Yo se que no es cierto, encanto.

—idiota.

—Tonta.

—¿Te dije lo mucho que odio la preparatoria?—dijo sacando el humo y recargando su cabeza en mi hombro.

—10 veces al día durante 3 semanas consecutivas encanto.—dije besando su cabeza—Relájate, falta menos de un año para que empiece tu verdadera vida.

—¿tu a donde te irás?—pregunto

A donde sea que tú vallas, quiero decirlo pero no lo digo.

Antes de conocerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora