Apple Pie. [Gramon]

Cap.3: Detonación

Desde ese día, mi cabeza estaba muy nublada, más que al principio.

Sé que dije que estaba tranquilo con Damon y nuestra ahora extraña relación (y claro que lo estaba), pero a su vez sentía que era demasiado. Desde ese día, se notaba que algo diferente estaba pasando entre ambos, se podía sentir en el preciso instante que él pisaba la casa de los Rowntree.

Él y yo no volvimos a hablar (no más allá de saludarnos levemente), pero no era necesario utilizar las palabras cuando tenía su mirada tan intensa y penetrante sobre mí, porque obvio: yo era muy bobo como para ignorarlo, simplemente no podía no mirarlo y no sonreírle de vuelta.

Estaba claro que nos estábamos coqueteando con la mirada y lo peor es que ninguno tenía vergüenza de hacerlo, me odiaba por ello, no viajé hasta acá para ligar. Me quería cortar el cuello.

Y juro por Dios que estaba haciendo lo mejor que podía para concentrarme en mi trabajo, tratando de hacerme caer en razón de lo incorrecto que era compartir potentes miradas con el novio de la hermana de mi amigo, pero no podía evitarlo. Era tan guapo que me revolvía las entrañas y por eso mismo me encontraba pensando tanto en él.

Ni siquiera me gustaba, sólo me atraía físicamente. Lo único que quería era tocarlo, besarlo, morderlo, escupirle, no sé, lo que fuera suficiente para terminar con la palpable tensión entre ambos.

Podía existir la posibilidad de que yo fuera muy paranoico y la verdad es que no fuéramos tan obvios, porque Nala pasaba perfectamente desapercibida de nuestra situación; o es que ella estaba cegada por su amor, lo suficiente como para no notar que la mirada de su novio siempre se perdía con la mía.

Ya no sabía qué hacer para ese punto, era una frustración constante; sentía que si pasaba más tiempo sin hacer algo al respecto iba a explotar, ni siquiera tenía la oportunidad de masturbarme. No existía privacidad para ninguno de nosotros, al menos no en esa casa.

Yo estaba harto.

[...]

Había pasado alrededor de una semana desde que Damon y yo habíamos compartido el pay y mi desespero creció, trataba de distraerme con el exterior y gracias al cielo servía, al menos hasta cierto punto.

(Obviamente mi fiebre había desaparecido por completo y ahora podía volver a disfrutar de afuera (sólo que con más precauciones)).

—Graham, no creo que sea necesario que salgamos hoy. Después de todo, ayer hicimos demasiadas cosas —me dijo mi amigo ese día.

Lo sentí como una bofetada, sin duda yo podía trabajar sin descanso día y noche, pero Dave se veía claramente exhausto de trabajar y eso era mi culpa.

Lo miré triste, el salir era lo que más esperaba en todo el día. Me sentí como un perrito regañado y él lo notó. Hizo una mueca, tratando de resolver lo recién dicho.

—Pero... Ya sabes que puedes salir tú solo. Claro, si quieres —comentó—. Sólo que si llueve... Por favor... —se refirió a la vez pasada y yo entendí.

Asentí enérgicamente con la cabeza, como si fuera un adolescente esperando el permiso de su mamá para ir de fiesta, porque exactamente así se sentía.

Salí de la casa sintiéndome alegre de poder disfrutar el tener otro momento para mí y la naturaleza.

Me había aprendido suficiente los caminos del bosque como para andar sin perderme y sin mencionar que todavía había luz del sol.

Me puse a pensar en la soledad y en cómo es que me gustaría tener algún compañero para este tipo de momentos, la única persona que me seguía el ritmo era mi mamá y ahora no tenía a nadie.