CAPÍTULO 4 - Misiones de la taberna

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Tras salir de la biblioteca, Dux no tardó mucho en encontrar la taberna, tal vez por su nombre colgando de un cartel enorme o por el bullicio que sobresalían del lugar.

-Aquí estoy (...) Creo que llegó el momento, puede que aquí comience una nueva vida para mí- Dijo la pirata antes de tomar aire y pasar por las puertas de madera.

Se escuchaba música en el lugar, había un dúo cantando en una especie de tarima, las mesas resguardaban a todo tipo de aventureros, había vikingos riendo a carcajadas, bárbaros bebiendo cerveza pese a recién ser de mañana, aparentes huertos devorando trozos gigantescos de carne, algunos elfos con arcos en la espalda bailando por ahí junto con gente honguito.

-Vaya lugar fascinante... No veía más que piratas hace mucho- Dijo Dux para sí misma con una sonrisa llena de fascinación en su rostro.

-¡Hey tabernero! Otra ronda de cerveza por aquí- gritó un hombre desde una mesa, a lo cual el grupo de hombres que estaba con él dio un grito de emoción reafirmando la orden.

-¡Cierto! El tabernero da misiones a cambio de pagas- Dijo Dux intentando pasar por entre la gente, el lugar no estaba rebosante de seres, pero sí estaba bastante lleno para ser apenas las nueve de la mañana.

Dux pasó junto a varias mesas, observaba fascinada la cantidad de criaturas no humanas e híbridos, tras casi tropezarse con una jarra de cerveza llegó al mesón de la taberna.

-¿HOLA?- Gritó Dux para que se le escuchara sobre el ruido de la música.

-¡HEY TABERNERO!- Gritó a su lado un muchacho que se veía ligeramente menor que Dux, podría incluso tener su edad, la pirata se quedó viéndolo intrigada, era de los pocos chicos con su mismo color de cabello que había visto.

En eso un hombre fornido de cabello castaño oscuro y ojos marrones ocultos tras un par de pequeños lentes.

-¿En qué puedo (...)? Ay no- dijo el tabernero al ver al muchacho rubio en la barra -¿Tú otra vez? Ya te dije, aquí no compramos baratijas como las que traes, consigue a alguien más a quién estafar-

El muchacho junto a Dux se quedó mirando al suelo sosteniendo una bolsa llena en una mano y una especie de tetera plateada en la otra.

-Niño insistente (...) ¡Oh! Una cara nueva, un gusto, señorita...- Saludó el tabernero sonriendo tras rechazar cualquier interacción con el muchacho rubio.

-Dux... Soy Dux, señor- Respondió Dux extrañada por el cambio de actitud.

-¿Qué la trae por aquí, Dux? ¿Cuántos años tiene?- Preguntó el hombre, ajustando sus lentes.

-Tengo 18 años, verá, necesito trabajo y me dijeron que aquí podrían darme misiones pequeñas a cambio de (...) recompensas- Respondió la pirata, aun mirando de reojo que el chico rubio se rehusaba a irse del lugar.

El tabernero asintió alegre con la cabeza y se agachó, se escuchaba el ruido de cosas moviéndose, aun buscando abajo, preguntó -¿Buscas algo de duración de días o misiones cortas?-

-Por ahora quisiera misiones cortas, que duren la menor cantidad de días posibles- Respondió la pirata intentando asomarse a observar qué buscaba el tabernero.

-¡Estás de suerte! Creo que tengo algunas- Dijo el tabernero poniéndose de pie con 3 pergaminos de papel en su mano, abrió uno de los rollos y dijo -Mira, no son grandes aventuras pero son rápidas, un granjero aquí cerca busca ayuda para limpiar su establo de las vacas, al parecer salió de viaje y al volver su ayudante no había hecho nada en su ausencia, da 14 monedas de plata a cambio- en ese momento, abrió el segundo pergamino -Si quieres algo más emocionante, un agricultor paga 12 monedas de oro a cambio de llevarle la cabeza de un oso, lo quiere tanto como regalo para sus hijos como porque el animal al parecer lastimó a su perro guardián, muchos animalejos han malogrado sus cultivos mientras se recupera-

Dux Bogdánov, oportunidad de vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora