Todo comienza con una detención ocupada por el mismísimo Severus Snape. Hermione y Severus se acercan durante los últimos años de la carrera de Hermione en el colegio. Ambos aprenden a amar por primera vez, son heridos por sus seres queridos y llega...
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Dos meses más tarde, Hermione estaba preparada con confianza para sus exámenes de ingreso. ¿Tal vez el tiempo que pasó lejos de Severus no fue tan malo o sí lo fue? Le dolía el corazón cada momento que estaba lejos de él. Echaba de menos sus suaves besos y sus abrazos protectores. La forma en que leían juntos frente al fuego y lo cómodo que se había sentido él con ella, mientras ella iba derritiendo su corazón.
Además de prepararse para los exámenes, necesitaba tiempo para pensar. Pensar hacia dónde se dirigía su relación con Severus y si finalmente podrían vivir su vida como una pareja normal. Era difícil dadas las circunstancias. Si se sinceraban sobre su relación, a menudo se preguntaba cómo reaccionaría la gente. Ella no lo veía como los demás. A menudo era incomprendido y la gente no debía juzgar un libro por su portada. Aunque Hermione se sintió culpable al pensar en ello, ya que ella también lo consideraba un viejo imbécil de cara dura.
El pensamiento la rozó cuando notó que una figura oscura se quedaba mirando desde el otro lado de la biblioteca mientras escribía. Hermione sabía que era Severus, no tenía sentido que se escondiera ya que no era precisamente discreto. Desde hacía unas semanas se había dado cuenta de que rondaba por la biblioteca, a la hora exacta en que ella aparecía todos los días. Pronto desaparecería una vez que se descubriera su tapadera.
Las clases de Pociones tampoco fueron tan malas. Ambos siguieron con las clases con normalidad. Hermione se mantuvo al margen de él y Severus de ella. Sabía que era insoportable para él enseñarle y actuar como su profesor, cuando ambos sabían que era mucho más que eso. Incluso esas pequeñas miradas desde el otro lado del gran salón que compartían eran demasiado atrayentes. Después de su último encuentro en sus habitaciones, ella sólo quería abrazarlo y decirle que todo estaría bien.
Además, tenía que preocuparse por Umbridge y por el ejército de Dumbledore que Harry había organizado contra Voldemort. Su tiempo se dividía entre el repaso y las clases particulares de DCAO en la sala de requisitos. Su apretada agenda le impedía pensar en Severus y en sus recuerdos juntos.
Su siguiente enfrentamiento comenzó en el despacho de Umbridges. La directora lo había mandado a buscar de inmediato. Cuando Severus entró en la habitación, vio a una aterrorizada Hermione. Su sangre comenzó a hervir, al ver cómo uno de sus chicos de Slytherin le agarraba el cuello de la camisa con amargura.
Hermione lanzó una súplica de ayuda en dirección a Severus. Antes de que comenzara su conversación con Umbridge. Su conversación no duró mucho y mientras él se marchaba con una última mirada hacia ella antes de irse. No puede creer que la haya dejado allí para ser torturada por esa gárgola malvada. En el fondo ella sabía que no había nada que él pudiera hacer. Umbridge era ahora la directora y lo dominaba de todas las maneras posibles.
No fue hasta las primeras horas de la mañana que llegó de vuelta a Hogwarts desde el departamento de misterios. Su adrenalina seguía siendo alta y sabía que no iba a dormir pronto. Después de lo que acababa de presenciar con los mortífagos y Voldemort. Hermione sólo necesitaba consuelo.