Memorias

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1 año antes del accidente...

Shinichiro le habia prometido a Mikey acompañarle con los chicos a buscar a su nuevo amigo. En el camino pasarían también por Kazumi y mientras los chiquillos hacían sus gamberradas, él y Kazumi cuidarían de Emma. Parecía un plan perfecto para aquella tarde, pero todo acabó torciéndose sobremanera.
Mikey guió a su hermano por las calles de Tokyo hasta llegar a una zona residencial. El barrio era exactamente igual al de Kazumi, por lo que ambos hermanos supusieron que vivía cerca. La situación era diferente.
Mikey se detuvo un poco antes de llegar a la casa que daba esquina de aquella manzana, sonriendo en grande.

—Tora vive aquí. ¿Kazumi donde dijiste que vivía, Shin?

El mencionado frunció el ceño, confundido. Kazumi nunca les había dado su apellido y nunca preguntó. Pero la casa que señalaba su hermano menor era la misma en la que había dejado a la chica unas semanas antes.

—Zumi también vive ahí.

—Kazutora nunca mencionó tener una hermana, ¿verdad, Baji?

El pelinegro negó, acercándose a su amigo con aire pensativo.

—Tampoco es que le hayamos preguntado por su familia. Kazutora no tiene una buena relación con su padre.

Mikey asintió de acuerdo, y entonces muchas cosas parecieron cobrar sentido en la cabeza de Shinichiro. El porqué Kazumi renegaba de su apellido, porqué rehuía cualquier clase de contacto físico o porqué muchas veces aparecía en las reuniones con largas ojeras o los ojos rojos. Si las suposiciones de Shinichiro eran ciertas, entonces los hermanos Hanemiya realmente estaban viviendk un infierno. Y como si el universo intentase burlarse de ellos, el fuerte sonido de una puerta abriéndose y cerrandose de golpe cortó la conversación.
Kazutora apareció en el campo de visión de la pandilla, corriendo agitado y pareciendo algo asustado, la mirada perdida en otro mundo. Baji fue el primero en ir hacia él y atraparle, agitándole un poco tratando de hacerle reaccionar. Kazutora simplemente acabó acuclillándose al lado de un muro, la mirada agachada huyendo de cualquier intento de acercamiento por parte de sus amigos.
Casi cinco minutos la puerta de la casa volvió a abrirse con fuerza, los gritos de una joven resonando por todo el vecindario.

— ¡Déjame en paz, maldición!

Alguien respondió desde dentro de la residencia, pero las palabras fueron apagadas por un fuerte portazo. Luego el sonido de pasos apresurados llenó el silencio de la calle. Kazumi apareció corriendo, yendo directa a Kazutora para abrazarle con fuerza.

— Lo siento, Tora. Lo siento mucho.

La voz de la chica sonaba entrecortada, rota y algo asustada. Las manos de la chica acunaron el rostro del menor, mirándole con detalle, como si se asegurade de que el chico seguía de una pieza.

— No fue tu culpa...

— Claro que lo fue. Te golpeó porque me defendiste. No quiero que lo vuelvas a hacer.

— Pero Kazumi... no es justo.

— Sé que no es justo. Pero estoy trabajando para salir de ahí, ¿recuerdas? Tu y yo vamos a salir cuanto antes de esa casa, te lo prometo.

Kazumi tiró de su hermano menor para ponerlo de pie y acto seguido le revolvió cariñosamente el cabello. Shinichiro se fijó entonces en la ropa de su amada. Una camisa blanca y una falda por debajo de las rodillas. Recatada. Ese no era el tipo de vestimenta que le gustaba a Kazumi. Luego se fijó en su cabello. Normalmente lo llevaba suelto en una melena desordenada. Ese día lo tenía recogido en un moño. Había tantas cosas que indicaban que algo iba realmente mal pero que antes le pasaron por alto... Su mirada pasó después a Kazutora. El chiquillo era de la edad de Mikey pero su mirada parecía rota, al borde de la locura.
Ambos hermanos se dieron cuenta entonces de la gente a su alrededor, Kazumi siendo la primera en saludar.

— Ah, lo lamento por eso. Tuvimos una pequeña discusión en casa. Pero ya estamos listos para irnos. ¿Verdad, Tora?

El chico asintió de acuerdo con las palabras de su hermana. Ninguno de los chicos dijo nada al respecto de la escena, tampoco mencionaron nada en relación al parentesco de Kazumi y Kazutora. Simplemente les dejaron disfrutar del hecho de haber escapado de su hogar.


Kazumi y Shinichiro iban de la mano, la pequeña Emma caminaba al lado de Kazumi mientras miraba a la pareja con curiosidad. Fue entonces que la pequeña Sano se quejo de que tenía hambre y entraron a una cafetería. Pidieron una infusión de limón para Kazumi y Emma y una porción de tarta de fresa para la menor. Mientras esperaban, Emma aprovechó para ir al baño, lo que dejó a la casi pareja solos. Kazumi fue quien rompió el silencio entre ambos.

— Supongo que ya lo notaste, pero Kazutora es mi hermano menor. Y supongo que ahora ya sabes porqué insistí tanto en tener trabajo...

— ¿cual es la situación en tu casa, Zumi?

Shinichiro volvió a alcanzar una de las manos de la menor por encima de la mesa, apretándola con suavidad para indicarle que estaba alli para apoyarla y sostenerla si llegase a ser necesario.

— Maltrato. Padre nos golpea cuando hacemos algo que no es de su agrado. Si Kazutora tiene notas bajas me culpa por no explicarle la materia. Luego le grita a Kazutora por no estudiar. Y entonces me castiga por los dos, porque es la decisión que tomé. Kazutora no tiene porqué vivir de esa forma, él tiene que ser un niño normal y feliz...

— Por eso estás juntando dinero. Para mudarte con él. —Shinichiro aprovechó una pausa en el relato de Kazumi para hablar, recibiendo un asentimiento por parte de ella.— ¿Por qué no lo dijiste antes? Pude haberte ayudado.

— No, Shin. Ya hiciste mucho dándome trabajo... si te pidiese más cosas sentiría que me aprovecho.

— Pero no es así. Necesitas salir de esa casa. Pensaremos en algo. Hablaremos también con Takeomi y Wakasa, seguro que a ellos se les ocurre algo también.

Los ojos de Kazumi se llenaron de pequeñas lágrimas que amenazaban con brotar en cualquier momento.

— Gracias...

— Somos una familia, Zumi. Estamos para ti.

— ¡Shinichiro! ¿Qué le hiciste a Kazumi-san?

La vocecilla de Emma alertó a ambos jóvenes, que miraron hacia la niña antes de ambos echarse a reir.

— Oh, Emma. No es nada, no hace falta que te enfades, cielo.

— Hm. Es que Shinichiro es muy malo con las mujeres. No sabe tratar con las damas.

Kazumi miró de reojo a Shinichiro, que se había puesto rojo y nervioso ante las palabras de su hermanita menor. Kazumi sonrío con dulzura a la pequeña, y aquella imagen hizo que el corazón del Sano mayor latiese con rapidez.

— Pero a mi si sabe tratarme bien, Emma. No debes preocuparte. Y si hace algo estupido yo me encargo de él, ¿si?

La niña asintió en seguida y más contenta que un niño en una juguetería se puso a comer su pedazo de pastel.
Fue en ese instante que Shinichiro notó lo bien que se le daban los niños a Kazumi y lo mucho que Kazumi parecía disfrutar cuidando a los pequeños. Y con eso en mente, el resto de la tarde pasó lenta pero divertida entre pequeñas bromas de su hermana menor y sonrisas y palabras dulces de su amada. Shinichiro notó el calor de una familia alrededor de ellos. Vio a Kazumi y a Emma felices y se prometió a si mismo atesorar aquella imagen en su corazón y proteger las sonrisas de su pequeña familia.

Regrets // oc x Shinichiro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora