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Miranda entra como una tormenta.

Esto es exactamente lo que Mia ha estado esperando desde que la escuchó destrozar emocionalmente a una pobre alma afuera, donde Mia estaba siendo atendida.

Miranda también, no se lleva bien con Ethan.

(Está bien, a Ethan tampoco le agrada, sospecha, finalmente sospecha, tres años tarde).

Ella no está muy bien arreglada y parece que solo está recogiendo su cabello. No es perfecto como de costumbre y Mia tiene el extraño deseo de hacerlo por ella porque simplemente no fue así como se hizo.

Mia decide dejar que los dos se miren agresivamente durante unos momentos más mientras ella reúne el coraje para decírselo. Se obliga a sentarse.

Miranda está de alguna manera allí antes que Ethan y la está ayudando a ponerse de pie, y Mia no puede resistirse a agarrarse a ella: es Miranda.

(Plumas, recuerda las plumas~)

(No es real, pero a su mente siempre le ha gustado gastarle bromas).

Ethan se mueve para quitarle a Mia de Miranda, lo que honestamente es un mal movimiento en todos los departamentos, y Miranda le gruñe. Ethan, sorprendentemente, gruñe en respuesta.

—Soy su esposo.

—Ethan. —Mia habla.

Su cabeza gira hacia ella.

—Te fui infiel.

El agarre de Miranda sobre Mia se aprieta con la admisión, y Ethan finalmente se da cuenta. Se ve, bueno, no se ve bien, por decir lo mínimo. Probablemente esté tan cerca de la pura furia como lo haya visto Mia. Miranda está constantemente en camino de aplastar a Mia en su posesivo abrazo -Por Dios que duele.

—¿Tú qué?

—Déjala. Ir.

—Yo -no. ¿Después de todo eso? Podemos solucionar esto, puedes aprender a amarme de nuevo.

—Ethan-

—Estamos hechos el uno para el otro-

—¡Por favor! —Mia probablemente estaría en el suelo si no fuera por el agarre de Miranda sobre ella, y hablando de eso, parece estar a dos segundos de matar a Ethan por molestar a Mia.

Ethan abre la boca, pero Redfield (¿Chris?) Lo llamó. Ethan maldijo antes de salir, prometiendo volver para hablar más sobre esto.

Las cosas se ponen interesantes después de eso.

Y por interesantes, Mia quiere decir calientes. Se da la vuelta en los brazos de Miranda lo más rápido que puede y la besa desesperadamente, todo en lo que podía pensar (cuando era consciente de sí misma) era en Miranda. La rubia le devuelve el beso y las dos pierden la pista de todo menos la una de la otra.

—Yo también te amo.

Mia está sorprendida por la admisión, la energía desesperada - casi maníaca - rodea a Miranda. Mia llora, sin embargo, una vez que se da cuenta de lo que le ha dicho. Y ella lo repite, una y otra vez, y otra vez.

No hay nada que pueda arruinarle esto a Mia.

—Espera, antes de que... antes de que hagamos cualquier otra cosa, yo... tengo que decirte algo...

Que es exactamente lo que obtiene Mia por pensar eso.

Mia hace una pausa y la mira fijamente.

—¿Me vas a controlar mentalmente y me obligarás a hacer cosas despreciables?

La verdad de todo || MiarandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora