Apreté con fuerza las sábanas que se encontraban debajo de mi cuerpo, mis piernas yacían sobre sus hombros, el entraba y salía lenta y tortuosamente, quería que le rogara por más, más rápido, más violento, más salvaje.
Sonrió ladino cuando obtuvo lo que quería y es que empecé a rogar, a exigir, un mechon de cabello callo sobre su rostro, el sudor comenzó a emanar de su cuerpo cuando él comenzó a hacerlo salvaje, mis pechos subían y bajaban debido al movimiento, una de sus manos se posicionó en mi cuello, comenzó a hacer presión.
—No cierres los ojos, mírame, quiero que veas quien es el que te da tanto placer, mírame.
Ordeno y yo obedecí, mordí mi labio inferior tratando de acallar los gemidos, el placer que me daba era tanto que incluso una lágrima se escapó de uno de mis ojos.
—Eres toda mía...dilo, dilo Sakura.— exigió con voz ronca.
—Soy tuya, soy tuya.— dije entre jadeos.
—Date la vuelta, de rodillas.— ordenó después de que salió de mi interior, como desesperada obedecí, necesitaba sentirlo llenandome otra vez, lo necesitaba dentro, apoye mi peso sobre mis rodillas y las palmas de mis manos, él me penetro de una, dolió pero era un dolor sumamente placentero.— Te haré gritar de dolor, haré que ruegues que pare...¿Es así como te gusta?
—Es así...lo es.
—Di mi maldito nombre.
Lo dije, su nombre lo dije una y otra vez al tiempo que entraba con fuerza, no era delicado, nunca lo fue, él estaba desesperado, siempre lo estuvo, sus manos apretaron con fuerza mis caderas, se aferró a ellas, su miembro me llenaba, los latidos de mi corazón eran acelerados, mis gemidos eran cada vez más fuertes.
Un cosquilleo se acumulo en mi vientre, llegué al clímax de placer y este se esparció por todo mi cuerpo, estaba tan sensible y él seguía estimulandome, penetrandome.
—Pidelo Sakura...pídelo.
Él quería que rogara para que parará, el obtuvo lo que quiso, aceleró el ritmo y segundos después se corrió dentro de mí, me deje caer sobre el colchón, el sexo con él siempre era agotador, violento, salvaje.
Sentí la sábana cubrir mi cuerpo, después su peso abandonar la cama, la puerta del baño abrirse, el ruido de la regadera, mis ojos cerrandose y el anillo de compromiso adornado mi dedo.
Mi madre camino al rededor de mi, ella inspeccionaba cada detalle del vestido.
—¿Estás haciendo dieta?— cuestionó después de colocar un par de alfileres en los costados de mi cintura.
—No.
—Es el tercer ajuste que le hago al vestido, perdiste peso en un mes, a los hombres les gustan las mujeres delgadas pero no en exageración, come más por favor.
—No estoy haciendo dieta...estoy nerviosa dicen que es normal perder peso por los nervios antes de la boda.
—Es normal pero no tanto, este será el último ajuste que le haré, si pierdes más peso no tendré tiempo para ajustarlo, te casa en quince días Sakura, ¿Tu padre te ha llamado?
—No.
—Dijo que hablaría contigo, dijo que después de tu boda se retirara, dejara al mando a tu esposo.
—No me ha llamado, y aún que lo haga es con él con quién tiene que hablar, nos iremos a Nueva York, dudo que pueda hacerse cargo de los negocios de mi padre ahí.
—Bueno debes hacerte a la idea de que tendrás que estar viajando, eres nuestra única heredera, alguien tiene que hacerse cargo, ahora ve a cambiarte quiero comenzar con los ajustes lo antes posible.
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Jealusy
FanfictionY es que era muy difícil para ella expresar lo que en realidad sentía.