Capítulo 6

32 4 3
                                    

POV' Emely

Tarde o temprano tenía que regresar a mi casa y por desgracia mis padres me estaban esperando con cara de enojo; Si bien en las universidades no se informa a nadie cuando un estudiante falta mis padres de alguna manera se enteraron.

-Hola- Hablé nerviosa bajo su atenta mirada.

-¿Por que no fuiste al campus?- Habló mi madre con un tono amargo muy evidente en sus palabras.

-El bus no pasó y se me hizo muy tarde- trate de explicarles.

- No importa esas son excusas para faltar a tus clases eres tan inútil que nisiquiera sirves para cumplir con tu única maldita obligación sabra Dios con quien te estabas revolcando- gritó mi padre evidentemente enojado; mis ojos se aguaron pero retuve mis lágrimas no quería llorar frente a ellos - No saldrás durante todo este mes y en cuanto llegues de la universidad ten ensierras de una vez en tu cuarto no quiero ver tu cara ¿Me escuchaste?- sigue gritando mientras me observa con decepción.

- Si padre- murmuré mirando al suelo y cuando creí que me iba a golpear sonó el timbre y pude escapar hacia mi habitación, enojada cerré la puerta con seguro y me miré al espejo; Me veía patética con los ojos inchados por las lágrimas, mi labio roto por lo fuerte que lo mordí para no estallar en llantos y mi semblante decaído por todo lo que han dicho mis padres.

*Tiene razón* pensé para mí misma *Soy un gran fracaso* *Debí buscar la forma de ir a la universidad* *no dwbi dejar que el me tocara*sigo pensando y dandole vueltas al asunto y no entiendo por qué tanta presión ¿De verdad tengo yo la culpa?

No

Me respondo a mí misma fue algo que no pude evitar, no fue mi culpa ¿Por que me tenían que hablar tan mal?

Por puta.

Quizás debo agradecer que hoy por lo menos no me golpeó.

Recordé las palabras de aquel hombre y quizás el tenga razón así que lo decidí esa noche iría al bar.

A las 1:30 am estaba lista había durado horas encerrada en mi cuarto y nisiquiera salí a cenar, ya estaba preparada para escapar llevaba puesto un vestido corto negro con unas convers del mismo color, al salir rápidamente me dirigí aún pequeño almacen que alquile a unas cuantas calles de mi casa; al llegar al almacén rápidamente lo abrí me coloque la máscara que tenía allí y me monte en la moto que tenia oculta en aquel lugar (Los pagos del club servían para algo después de todo) está vez iría manejando, ya que no le avisé a Jess que iría hoy.

Entré por la parte trasera como siempre pero a mí paso las personas me miraban sorprendidas nadie me esperaba, de inmediato intente ingresar a mi camerino pero jhon se interpuso en mi camino.

-No puedes entrar - No respondí y le hice señas para que se moviera - ¿Por que estás aquí hoy?- intentó desviar mi atención.

-No es tu problema -murmuré cambiando un poco mi voz y empujándolo para que saliera de mi camino, de inmediato abrí la puerta y entré encontrando allí dentro a aquel hombre que me a estado persiguiendo.

-¿Que haces aquí? - pregunté mientras me sentaba en la cama después de haber cerrado la puerta.

-Esperandote - y fue ahí cuando lo noté.

-¿Por que no te estás cubriendo hoy?

-No lo considero necesario ya, de todas formas tú no dirás quién soy.

-¿Como estas tan seguro?- Me da una mirada como si fuera lo más obvio del mundo y lo entendí - Por que tú ya me has visto- Me respondí a mí misma.

-Exacto querida estás un poco lenta acaso ¿Te afectó tanto la discusión con tu padre?-Da un suspiro dramático mientras se acerca y saca el antifaz de mi rostro-  No deberias dejar que te afecten tanto- Acaricia suavemente mi rostro con su mano- Tus ojos no deberían tener lágrimas y tus labios no deberían probar su sabor y menos estar heridos como lo están ahora  - Dice mientras acaricia el mismo con su dedo pulgar.

Su gesto es tan suave y firme a la vez que simplemente me dejé llevar y recoste mi rostro en su palma, lo miré y detallé su rostro; es hermoso tiene los ojos mas oscuros que he visto, tan oscuros como la noche, su piel es blanca, sus pestañas largas enmarcan una hermosa mirada que denota puro poder y unos labios gruesos carnosos y tan deseables que inconsientemente me acerco a él, no se aleja pero tampoco se acerca más asi que me alejé yo, parece una escultura tallada por los dioses pero eso no le quita que sea un acosador.

-¿Por qué te alejas?- pregunta esta vez si se acerca a mis labios, tanto que puedo sentir su respiración sobre mi boca.

-Eres un acosador.

-Llevas una doble vida.

-No te conozco.

- Intenta conocerme.

Con cada palabra nuestros labios se rosan ligeramentre haciendo que la tensión del ambiente aumente cada vez más.

-Me sigues.

-Te protejo.

-¿Por qué?

-Porque te deseo- Y me besa

Insaciables ¡EN PROCESO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora