[VentixFem!Reader]
Espinadragón era una montaña tan misteriosa como para atraerte a ti y al equipo de alquimistas de los Caballeros de Favonius, pero tan peligrosa al mismo tiempo...
-Los personajes no me pertenecen, son de Mihoyo
-Ni la imagen de l...
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▪︎Narra T/n ▪︎
Lo recordaba perfectamente, el momento en el que le habia pedido a este humilde bardo de que manera podría compensarlo. De alguna u otra manera, acabe al borde de la bancarrota gracias a ese mismo bardo, quien ya estaba tomando su trigesima copa de vino de diente de león. Era realmente sorprendente lo mucho que podía aguantar, aunque probablemente la razón de esto es que sea un dios, supongo que tiene sentido que el arconte de la ciudad mundialmente conocida por su vino, sea un borracho. Pero dejando eso de lado, me preocupaba, era claro que iba a amanecer con una resaca muy fuerte el día de mañana.
Aunque no me puedo quejar, ver a Venti borracho es...algo divertido. Y a la vez no, considerando que tuve que ser yo quien lo controlara de causar algún desastre en la taberna, lo cual no fue nada divertido, y a este punto ya estaba tan cansada de tener que lidiar con él que estaba a punto de dormirme sobre la mesa.
Finalmente, empecé a ver que a Venti se le empezaba a agotar la energía después de todo este tiempo. Esa energía quedaba perfectamente con aquella apariencia de niño que tiene.
Un poco perezosamente, ordenó una copa más con vino de diente de león. Y la bebió en un instante.
Yo, por mi parte, decidí tomar solo un poco de jugo de uva. A pesar de que perfectamente puedo tomar algo con alcohol, mi apariencia no ayudaría para convencer al tabernero para que me diera algo diferente para tomar. Aunque no me molestaba en absoluto no poder tomar algo así, a diferencia del bardo. El cual podría jurar que estaba a punto de desmayarse sobre mi hombro, incluso lo veía tambaleándose un poco, o a lo mejor eran simplemente ilusiones mías.
–Venti, disculpa, pero creo que ya deberíamos irnos, has tenido suficiente ¿No crees....?–dije nerviosamente, ya que Charles estaba observando al bardo con una mirada que claramente le decía que se fuera inmediatamente de la taberna.
Sentí pena por el, lidiar con tantos borrachos debe ser un trabajo agotador...Aunque hoy, tuvimos suerte de que el dueño de la taberna; Diluc, no estuviera aqui, de lo contrario, ya habría hechado a Venti a patadas desde hace un buen rato. De hecho, ese mismo bardo había hecho un desastre en una de las mesas del fondo. Se tropezó con esta mientras tocaba una de sus canciones, fue una suerte que no hubieran copas en aquella mesa, a pesar de que había gente tomando ahí, o si no se hubiera lastimado seriamente con el vidrio...
–¡¿Q-Qué?! Lo lamen-hip-to mucho, ¡Pero este bardo tiene mucho que beber-hip-todavía!–se quejó, a pesar de parecer que se desplomaría en cualquier momento.
Lo miré con los ojos en blanco, nos ibamos de aquí, quiera o no quiera, ya he gastado buena parte del Mora que tenía. Y si nos quedamos un solo minuto más me acabará convenciendo de una u otra manera de que le de dinero suficiente para otro trago. Lo cual no sería nada bueno, obviamente.
