[VentixFem!Reader]
Espinadragón era una montaña tan misteriosa como para atraerte a ti y al equipo de alquimistas de los Caballeros de Favonius, pero tan peligrosa al mismo tiempo...
-Los personajes no me pertenecen, son de Mihoyo
-Ni la imagen de l...
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▪︎ Narra la narradora▪︎
Por otro lado, cierto bardo se encontraba debajo de la estatua del Arconte Anemo, con unos cuantos dilemas en su cabeza. Recapitulemos, él un día bebió más de la cuenta...lo normal, honestamente, ¿Para qué mentir? Entonces nuestra protagonista, T/n, decidió llevarlo a una posada cercana y dejarlo ahí, ya que obviamente dejarle por ahí, sin un hogar y en ese estado, no era ni mucho menos la mejor de la ideas. Ahora, Venti esta mañana despierta, y decide ir a buscarte para agradecerte por ello, ¿Y con qué se encuentra? Bueno....con nada, no te encontraba por ningún sitio por más que este buscara, fue entonces cuando se dirigió a la sede de los caballeros a preguntar por ti, no obstante, nadie le dijo nada al respecto, por sus rostros, era más que obvio que sabían donde estabas, pero no le dijeron nada al respecto. Y también era obvio para el bardo que por más que intentara no iba a conseguir que esos tipos dijeran una sola palabra sobre ello, así que pensó que lo mejor sería no perder el tiempo, retirarse de ahí, y, por supuesto, buscarte él solo.
¿Funcionó? Obviamente no, y además, resulta que no era la única persona a la que no encontraba, personas como Lumine y Paimon, Bennett...bueno, en el caso de este último no era tan raro que desapareciera de la nada, pero lo importante es que, ni una sola persona en Mondstadt le contó absolutamente nada sobre la razón de la desaparición de estos y un par de amigos más como lo eran Fischl por ejemplo. Era como si toda la ciudad se hubiera organizado para mantenerlo secreto y dejarlo a él apartado de todo lo que estaba sucediendo, y eso, le desconcertaba y molestaba a la vez.
—Estoy empezando a dudar de que esto sea una buena idea...—decía Sara, del Buen Cazador, mientras terminaba de tomar la órden de un cliente.
—Tienes razón, lo veo bastante preocupado....—dijo ese mismo cliente, mirando fijamente al bardo, que se encontraba lo suficientemente alejado como para que no se percatara del par de miradas fijas en él.—¿No crees que deberíamos decirl...?
—¡¡Ni de broma!!—gritó de la nada cierta persona de vestimenta roja, nada menos que Amber, golpeando una mesa y a su vez llamando la atención de varios en el lugar. Apenas esta notó su error se avergonzó inmediatamente.—Lo siento...
—No pasa nada—le dijo Sara con una sonrisa.
—...Como decía, no podemos hablarle sobre el tema, ¡Fueron órdenes directas de T/n! ¡Ese bardo causaría un alboroto si descubriera que fue allá ella sola!—señaló Amber, acercándose para evitar alzar demasiado la voz.—Ese lugar es peligroso, y él es consciente de ello...
—Tienes razón, pero...¿De verdad es tan problemático? ¿No estarán exagerando? Míralo, pobre tipo...—comentó una mujer que había venido al restaurante hace no mucho y escuchó la conversación por accidente.
