EDAD MEDIA

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La notación musical occidental nació en torno al año 800 dC en el Imperio de . Con este hito se inicia una larga cadena de perfeccionamientos técnicos que conducirán poco a poco al sistema de notación musical que conocemos y utilizamos hoy en día, y que estaría prácticamente completado hacia el siglo XVII.

La notación musical -originada en el ámbito eclesiástico- se utilizará en primer lugar para preservar el canto litúrgico de la Iglesia de Roma, un vasto repertorio musical formado a lo largo de varios siglos: El canto gregoriano

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La notación musical -originada en el ámbito eclesiástico- se utilizará en primer lugar para preservar el canto litúrgico de la Iglesia de Roma, un vasto repertorio musical formado a lo largo de varios siglos: El canto gregoriano.

El canto gregoriano tuvo gran importancia, pues durante gran parte de este período será la música que gobernará todos los territorios, ya que en esta época, el poder y la cultura van a estar en manos de los monjes y religiosos. Era un tipo de música estrictamente vocal y a una sola voz, o, como mucho, con un acompañamiento a base de quintas paralelas. Pero fue como consecuencia de una serie de cambios económicos y por el nacimiento de las lenguas vulgares que surgió la música profana, en la que se odían expresar deseos y aspiraciones.

Hasta el siglo X la música europea, como la música de otras culturas, era fundamentalmente monódica, es decir, de una sola línea melódica en la que no interviene para nada la armonía sin acompañamiento de instrumento, el ritmo del canto gregoriano es libre, no está sometido a la rigidez métrica del compás.

Sin embargo, la música profana siempre va a tener sus representantes, sobre todo en la baja edad media con el surgimiento de los juglares y los trovadores que actuarán en castillos, plazas o calles de cualquier lugar.

La creación musical medieval se expresó principalmente a través de la monodia (composición a una sola voz). Pese a la existencia desde el siglo XI de técnicas de notación musical bastante precisas con respecto a las alturas (no así con respecto al ritmo), en muy pocas ocasiones estas creaciones fueron escritas en el momento mismo de su concepción, entre otras razones, porque los compositores de la época podían ser desconocedores de la notación musical.

Las fuentes escritas sugieren, más bien, que estas obras fueron creadas según mecanismos de tradición oral (memoria, transmisión) y que solo llegaron a ser puestas en notación cuando hubieron alcanzado una difusión y celebridad que justificara su recopilación en forma de cancionero.

Como en tantos aspectos de la música (repertorio, teoría musical), el siglo IX produjo ya los primeros testimonios del canto polifónico de la música Occidental: La descripción del paralelo -descrito en el tratado teórico – y el primer ejemplo de composición polifónica conservado, una antífona en honor de San Bonifacio ().

La eclosión de la composición polifónica se producirá, no obstante, coincidiendo con el denominado y el nacimiento y expansión de la , periodo de expansión cultural patrocinado por la rivalidad entre los diferentes centros políticos y religiosos de la época.

A lo largo de los siglos XIII y XIV encontramos el florecimiento de diversos repertorios de una sofisticación creciente con el tiempo, sostenidos por círculos sociales especializados -cortes, universidades, iglesia, etc.- pero interconectados entre sí, apoyados en el desarrollo continuado de la notación musical, en especial de su componente rítmico.

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