No me gustaba despertarme por el despertador, eso solo pasaba cuando la noche anterior no había podido conciliar el sueño y tenía que ponerme una hora a la que despertar para que el día fuese medianamente productivo, como hoy, ¿qué iba a ponerme si todo lo de mi armario parecía que era para una niña de 6 años? Camisetas rosas con corazones, camisetas blancas con margaritas dibujadas, otras con letras resultonas, otras con ositos...
Estaba parada frente a mi armario con el pijama puesto, ya casi era la hora de comer y ni siquiera sabía que ponerme... Solo faltaban tres horas para la maldita fiesta.
Por fin encontré una camiseta rosa algo holgada que conjuntaba perfectamente con unos vaqueros claros, también elegí una gabardina blanca para ponerme porque el tiempo en Corea cada vez iba a peor, aunque estuviéramos casi en verano.
Al mirarme al espejo sonreí, porque por una sola vez me encontraba extrañamente bonita, aunque aún notaba que me faltaba algo que solían llevar todas las chicas de mi edad... el maquillaje.
Con cuidado, fui a la habitación de mis padres y, sin que me pillasen, agarré algunos utensilios de mi madre y me quedé observándolos, sin saber muy bien qué hacer con ellos. Eso debía ser sencillo, ¿no? Había visto algunos videos. Frente al espejo del tocador, comencé a echar polvos en mi cara, los cuales me hicieron estornudar. Aun así, cuando volví a mirarme al espejo vi que mi piel parecía ahora más tersa.Cogí ahora un lápiz negro y lo miré insegura, ¿cómo debía pintarme los ojos? Hice lo mejor que pude en mis dos ojos y aunque no quedó algo perfecto, me sentí bastante orgullosa cuando acabé y el timbre sonó. Bajé las escaleras y abrí la puerta antes que mi padre tuviera tiempo.
- ¡Adiós!
Me sentí orgullosa de mí misma por poder hablar en aquel momento a pesar de las prisas, puede que fuera el maquillaje o los nervios por la primera fiesta, pero Jisoo también sonrió.
La miré de arriba abajo impresionada, estaba tremendamente bonita con el pelo negro liso y un labial rojizo.
- Sí, sé que estoy preciosa -afirmó y yo solté una risita, amaba que siempre supiera lo que yo pensaba.
El camino fue más silencioso de lo que solía ser entre nosotras, ya que las dos estábamos nerviosas por la fiesta. Yo no quería ser el bufón de la gente popular, estaba cansada de eso.
A medida que nos acercábamos a la casa, la música se hacía más presente y noté como un nudo crecía en mi garganta cada vez con más fuerza. Ugh, odiaba eso.- Todo va a ir bien, Jendeukie.
Le dediqué a Jisoo una media sonrisa, entonces la puerta se abrió. Era Brenda, la capitana de las animadoras. Pelo rojo ceñido, tez blanca, ojos negros y más alta que yo. Cuando nos miró frunció el ceño, pero luego, como si recordara algo, su cara se iluminó en una sonrisa.
Jisoo no pareció notarlo, pero yo había pasado toda mi vida analizando y estudiando las expresiones de las personas.- ¡Al, hola chicas! Pasad... -dijo mientras Trey, el capitán del equipo de baloncesto se abrazaba a ella de una manera un tanto incómoda.
La música estaba demasiado alta y era estridente.
No escuché a mi alrededor, fue como su mi cerebro no soportara los decibelios de aquella estridente música y me centré únicamente en mis pensamientos, solo respondía a caminar porque Jisoo agarraba mi mano, o porque me aterrorizaba quedarme sola en aquel lugar.
- ¡Eh Jennie! ¿Qué te parecen mis magdalenas de la felicidad? ¿Las has probado ya? -miré aquellas extrañas magdalenas de color aceituna y negué simplemente. Fui a apretar la mano de Jisoo con más fuerza, pero entonces me di cuenta de que ya no estaba a mi lado. Apreté con más fuerza mis labios, incluso pude saborear un poco mi propia sangre por culpa de mis dientes.
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~CaO§ -Jenlisa
Fiksi PenggemarLos secretos de Jennie callan en su interior... . . . . . . . . Actualización lunes, martes y miércoles. Resubida, no es mía.