-Me gusta que seas obediente.
Este estudio es más grande que el del segundo piso, solo había estado una vez aquí. Puedo decir que la primera vez que entre pensé que era una habitación como cualquier otra.
-¿Recuerdas la palabra que pensaste en el auto?
-Si.
-¿Cuál es?
-Blanco.
-Hoy no la vas a necesitar pero por prevención es mejor que ya sepas cuál es.
Se paró delante de mi, mantuve la vista en el suelo.
-Acuéstate en la cama con las piernas cerradas y tus manos encima de tu cabeza.
Hice lo que pidió.
Se acercó al mueble que estaba a un lado de la cama, abrió un cajón para sacar una cinta de seda.
Subió a la cama dejando mi cuerpo entre sus piernas, ató mis muñecas.
-No haré nada que no te guste, no voy a tocar tus límites, ni siquiera estaré cerca de ellos. Solo abra unas leves reglas.
No soltar otros ruidos que no sean gemidos.
No puedes hacer movimientos muy bruscos.
Si te pido algo lo haces.Quitó su corbata junto con su camisa, pude apreciar el tatuaje que cubría la mitad de su cuerpo, no podía observar el final.
Mordí mi labio, bendita sea la persona que hizo ese tatuaje.
Abrió mis piernas, sujeto mis tobillos a pocos centímetros de mi tracero.
En un rápido movimiento sentí su aliento en mi intimidad, sus dedos acariciaron mi clítoris. Mi pulso se aceleró cuando su lengua toco mi entrada.
Sujeto mis caderas con sus manos, dió un ligero apretón antes de pasar su lengua por toda mi intimidad, la combinación del metal con su lengua me hacía arquear la espalda.
Subió su mano a mis senos pellizcando mis pezones, la otra se abrió camino a mi boca, presionó su pulgar contra mis labios.
-Chupalo.
El calor aumentaba cada vez más, su lengua se introdujo en mi entrada, el metal se movía con las embestidas que daba su lengua.
Mi orgasmo estaba muy cerca pero no podía correrme antes de sentirlo llenarme.
Intentaba no abrir la boca por mis gemidos, lamía su pulgar creando sonrisas en su rostro.
Levantó su rostro para observarme, paso su lengua por sus labios y sonrió.
-Cierra los ojos, no tienes permitido abrirlos.
Mi pulso se aceleró al escuchar como preparaba aquel paquetito.
Me penetro de golpe sacándome un fuerte gemido.
-Gime mi nombre.
Sus embestidas se hicieron rápidas y fuertes. Sujeto mi cintura con ambas manos. Inclinó su cabeza a mi vientre dejando suaves mordidas.
-Ran.
El ardor en mi piel me hizo entender que estaba sangrando.
-Más fuerte.
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𝚂𝚘𝚖𝚎 𝙲𝚑𝚊𝚗𝚐𝚎𝚜 - 𝚁𝚊𝚗 𝙷𝚊𝚒𝚝𝚊𝚗𝚒
FanfictionCuando ocurren algunos cambios y todo va a de maravilla es posible que las cosas no terminen bien. -¿Quién dijo que te pertenezco? Pregunté de forma retadora. -Tú me lo dijiste mientras te follaba una noche antes de tu boda.