{ CAPÍTULO II }

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Era Agosto. Yo estaba en mi casa hablando con mi mejor amigo Carlos por videollamada y empezamos a recordar momentos de años anteriores. También estuvimos hablando sobre a ver qué gente nueva iba a entrar este año, porque obviamente siempre hay alguien nuevo o algún repetidor del curso anterior. Claramente, nosotros ese tema nos lo llevamos a nuestro terreno y empezamos a hablar sobre si habrá algún chico guapo. O por lo menos si encontraríamos a alguien que nosotros le gustemos, porque mi mejor amigo y yo tenemos la misma mala suerte en el amor, nunca le gustamos a nadie.

Yo tampoco le daba mucha bola porque el curso anterior me lo pasé gustándome un chico de mi clase. Es decir, que este curso me debería de seguir gustando, pero la verdad no sabía que iba a pasar. Yo sabía que como me tocara en la misma clase me iba a seguir gustando, ya que la cosa de verle todos los días hace que se me haga imposible sacármelo de la cabeza.

Mi mejor amigo tampoco me lo ponía muy fácil, porque me confesó que le estaba empezando a gustar "el lila".

"El lila" es el nombre que le pusimos mis amigos íntimos y yo al chico que me gustaba para que la gente no supiera de quién estábamos hablando. Literalmente, todas mis amigas y yo le poníamos apodos de colores a la gente, tanto la gente que nos gustaba como la gente que nos caían mal. Imagínate si teníamos a tanta gente que llegó un momento que cuando le íbamos a poner un apodo a una persona, no sabíamos qué color ponerle, porque ya prácticamente estaban todos los colores cogidos.

"El lila" es el típico chico de las series estas de Netflix. Rubio, alto, juega al baloncesto, popular, guapo, buenorro... en fin, tú ya me entiendes. Literalmente era perfecto, porque me gustaba hasta su personalidad.

Literalmente yo me enamoré de él por su personalidad. Además, yo , la verdad, no soy una persona de gustarme los chicos por su físico. Siempre me enamoro por su personalidad y ya luego mi mente hace el trabajo para que vea que es perfecto. Todo el mundo decía que dios, que era super guapo. Pero yo al principio decía:
-Pues tampoco es para tanto-
Imaginaos si me enamoré de su personalidad, que él estaba en mi clase, pero nunca estaba cerca mía. Y sí, es muy gracioso y tal pero no sé, no le encontraba nada. Pero dos meses después de empezar el curso, me lo pusieron al lado mía en clase, y obviamente, le empecé a conocer mejor. Cuando pasó una semana, le dije a mi amigo Manuel, que era con el que más confianza tenía de mi clase, que creía que me estaba empezando a gustar ese chaval.

Manuel es una persona que siempre había estado en mi curso desde primaria. Algunos años teníamos más confianza, otros la perdíamos. Pues este año era la única persona de mi clase con la que tenía más confianza. Entonces era con el único con quien me podía desahogar. Además él me hizo sentir de que yo era importante para él, porque cuando le conté lo de "el lila", él me contó un secreto que dependiendo de la persona es más difícil o más fácil decirlo. Me contó de que él se sentía como un chico, es decir, era trans. Por eso ahora siempre hablo de él con pronombres masculinos. Si no fuera por eso, ahora mismo estaría hablando como "ella". Yo en ese momento, lo que hice fue apoyarle, ya que ese tema, no era un tema fácil de contar cuando tu quieras. Además, yo era la primera persona en enterarme, fui la primera persona que él pensó que podía confiar, que le iba a apoyar... Yo creo que gracias a eso, nos hizo coger más confianza y saber que nos podíamos contar cualquier cosa. Y así fue. Lo que no sabía es que me iba a tener que aguantar todas las veces que hablara de él y lo pensada que iba a ser.

Señales no tan obviasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora