I wanna be yours

Capitulo 8.

"Feliz navidad"

Ivy.

Hogar dulce hogar.

Estar en casa de alguna manera me hacía mucho más feliz.

–Tataaaa.

Salí de mi cuarto y sentí una persona pequeñita abrazarme.

La alcé y ella me abrazó poniéndose como un koala.

–Te he extrañado mucho.

–Yo también.

Mi hermana pequeña era como mi mundo.

No nos podíamos ver mucho pero si intentaba tres veces a la semana hablar con ella, aunque solo sea por videollamada.

Por eso cuando nos veíamos, en Navidad y en verano estaba siempre a mi lado.

Parecía un koala.

Ande con ella hasta la cocina en la que estaba mis abuelos.

En navidad me quedaba en casa de mi abuela, ya que era enorme.

En realidad casi toda mi familia estaba por allí en aquellas fechas.

Y eso hacía que me sintiese en el pasado de nuevo.

Cuando todo era más feliz.

Si, verdaderamente lo era.

–Buenos días.–Saludé y me fui directa a la nevera.

Dejé a Silvia en la encimera y busqué algo que comer.

–¿Como dormiste cariño?

–Muy bien yaya.– Fui hacía ella con una manzana en la mano y le di un beso en la mejilla.

–Y tú nuevo proyecto, ¿que tal?

–Muy bien, ya tenemos 3 capítulos aproximadamente.

–Y Mónaco, ¿está bien?

Mi abuelo era de preguntar muchísimo.

Ayer cuando llegue mi abuela le prohibió preguntarme. Solo para que descansara.

Asentí, y la imagen de ese chico vino a mi mente.

–Pero, ¿Volverás a Londres?

Iba a contestar pero cerré la boca.

Me gustaba mucho Mónaco.

No me veía de nuevo en Londres.

–No lo tengo claro, Abu–Dije dándole un bocado a la manzana–Me gusta mucho Mónaco, de verdad es una cuidad muy bonita.

Mi abuelo por fin se quedó callado.

–Bueno si eres más feliz en Mónaco, pues quédate allí.

Todo es cuestión de felicidad, ¿huh?

–Tata y yo vamos a ver la tele.

Mi abuela le acarició la cabeza y yo la volví a cargar hasta el salón, esta vez.

Allí nos sentamos y pusimos a ver unos dibujos animados.

Hasta en eso, para mi España tenia mejores.

Cogí el móvil y le mandé un foto a Max de mi hermana distraída y yo.

La verdad no sé en qué momento le cogí tanta confianza que no me importo mandarle una foto en la que salía con un moño desordenado y recién levantada.