Corazón roto

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Capítulo 3

Corazón roto

Advertencia: En este fanfic voy a tocar temas sensibles no apto para todo publico. He estado investigando y estudiando sobre aquellos temas para introducirlos de una forma natural, y que lo mas importante, de una enseñanza POSITIVA o demostrar que los que estén pasando por esos problemas pueden salir adelante. Esto yo no quiero que sea solo un fanfic de Sonic, quiero que tenga enseñanzas a temas actuales que afectan a la sociedad, que las personas puedan identificarse y verlo desde su perspectiva. Repito que esto no lo estoy haciendo solo por hacer algo, he estado estudiando los temas e investigando, lo he consultado con profesionales para poder hacer esto de la forma adecuada.

Viernes.

Los pasillos se encuentran vacíos, veo un reloj de pared y faltan unos minutos para que suene la campana

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Los pasillos se encuentran vacíos, veo un reloj de pared y faltan unos minutos para que suene la campana. Yo tuve suerte de que mi maestro haya estado de buen humor y nos haya dejado salir antes, pero al recordar el desastre bajo mis pies, el agradable recuerdo se desvanece.

-Y ahora ¿Qué hago con tantas cartas? Mierda, me castigarán por ensuciar el maldito pasillo.- Digo viéndolas con cierto fastidio. La campana suena y varias puertas se abren liberando a los alumnos hacia los corredores.

De la nada, quizá por obra del gui- ¡D-digo! destino, Knuckles pasa a lado mío y se le ve de mal humor, novedad.

-¡Knuggets!.

Él voltea molesto ¿No hice nada verdad? Oh diablos, ¿descubrió que rompí su peluche de la pony blanca?

Él se me acerca, sujetando una de las correas de su mochila que cuelga de su encorvada espalda.

-¿Ahora qué, Sonic? No estoy de-

-Primero que todo, esa patada voladora no iba para el pony, te lo juro.- Lo interrumpo mientras el otro me mira con confusión.

-¿A qué carajos te refieres?.-

-¿No te molestaste porque rompí tu peluche?-

Veo como su expresión se deforma.

-¡¿Hiciste que?! D-digo debió ser de alguien más ¡Porque definitivamente no fue mio!.

Desvía la mirada, con un ligero y casi imperceptible rubor en sus mejillas, de acá a China se nota que miente.

-¿Qué quieres?-

-Ah, sí, ¿Me ayudas con estas cartas? Me castigarán si no las recojo.- El equidna mira alrededor, percatándose de la pila de cartas, luego sonríe burlonamente.

-Heh, ¿Problemas de citas?

-Cállate y ayúdame

-¿Y estas que son? ¿Invitaciones para el baile de bienvenida?

Roses in the doorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora