Capitulo II: Humo en los labios

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Me obligo a dejar de mirar el pasillo por el cual ha desaparecido el patan de la coleta, un rastro de humo todavía persiste en el aire. Recuerdo
la autoridad con que Melanie me hizo la prohibición de acercarme a ese edificio y doy por hecho que algo extraño se esconde allí, más no seré yo la estupida que lo averigüe

Las películas de terror me han enseñado que la que se da de curiosa es de las primera en morir. Retomo mi búsqueda a la habitación 675 y no tardo mucho en encontrarla. La madera está reluciente y los números plasmados en ella lo están aún más, observó mis alrededores y la verdad es que me ha tocado un lugar bastante solitario, hay tan solo tres puertas más cercanas a la mía, ese edificio parece no ser muy concurrido.

—¿Pérdida ?—mis latidos se aceleran del susto tremendo que me he llevado, me doy la vuelta y le miro con mala cara

Es Jefferson Díaz.

—Casi me mata —lo acuso y este se encoge de hombros y esboza una sonrisita

—"Casi" —Repite y enfatiza —Entonces, estás perdida muñeca?—me recompongo y niego.

—No, justo acabo de encontrar lo que buscaba—Mira la puerta y frunce el ceño

—¿A mi?—Se señala y amplía su sonrisa, la verdad es que el ríe muy bonito. Pero me quedo en blanco cuando pasa por mi lado y saca una llave de su bolsillo, llave que introduce en la cerradura

La puerta cede y abre.

—Debe de haber un error

—No muñeca, no hay error —dice mientras se aleja de la puerta y me invita a pasar

Me niego

—Eres un interno, Melanie y la señora de recepción me han asignado aquí

—Melanie no sabe que esa habitación me pertenece —Empiezo a perder la paciencia.

—Explícate —le exijo

—No soy un simple interno muñeca—pareciera que el chico divertido se ha esfumado y en su lugar hay alguien que irradia mucho misterio y parece saber demasiado.

—Me voy a buscar otra—me inclino a tomar mi maleta, pero me detiene con un agarre suave. Nuestros ojos se encuentran y este vuelve a sonreír de la forma más inocente posible

¿Dónde diablo me metí?

—No es necesario, a partir de ahora será tuya —deja caer la llave en mi mano mientras continúa sosteniendo la misma —Una niña tan linda necesita una habitación digna de su belleza —vuelve a besar mi mano tal cual lo hizo minutos antes —hasta luego "muñeca".

Empieza a caminar y en cuestión de segundo desaparece de mi campo de visión.

Siento que alguien me mira y presiento saber quien es, pero me doy el lujo de ignorarle y me adentro en la habitación

Yo también sé cómo ser indiferente.

Aunque no me detengo a darle muchas vueltas al asunto, lo cierto es que me preocupa Jefferson Díaz, no parece un adicto ni siquiera tiene signos de ser uno, tampoco parece que le importe demasiado lo que Melanie Grant pueda llegar a hacerle.

"Él es lo más puro que verás en este lugar, y a su vez la araña más venenosa que podrás encontrarte"

Las palabras de Joel se instalan en mi mente y se quedan allí el resto del día.

Hay algo raro en este lugar, lo siento en el aire.

El resto del día me quede encerrada, organizando mis pertenencias. Tal cual había dicho Jefferson, era una belleza de habitación, de hecho me atrevería a decir que es demasiado bella y amueblada teniendo en cuenta que esto es un centro de rehabilitación, uno de gente rica pero un centro de inadaptados al fin.

Pequeña Vanidosa |REHAB|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora