Confusión

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Amigos de América, bienvenidos al Gran Premio de Las Islas Hirvientes, soy Fernando Tornello, los saludo junto a mis compañeros Juan Fossaroli y Chacho López. ¿Cómo estás Chacho...?

Ok, no. :v. Solo fue para calmar mis ansias de F1.

Bienvenidos sean todos, amigos míos a una nueva historia de su servidor.

Vaya. Hace rato que no publicaba nada, sin embargo, nunca deje de escribir, pues eran pocas las oportunidades para aventajar entre el trabajo (aunque no paguen >:v), los amigos, el tiempo libre que decidí tratar de dedicarle a mi salud física, las desmañanadas los domingos para ver la F1 y a Checo Pérez, a.k.a. El viejo sabroso.

Pero bueno. Cuando se quiere, se puede, y es por eso que les traigo una nueva historia, la cual comencé a escribir casi después de terminar el anterior, y ha pasado mucho desde eso, como el estreno de la temporada 2A, la cual me dio un par de ideas para complementar este fic sin modificar la trama.

Esta idea la pensé mientras terminaba mi otro fic, pero decidí retrasarla hasta terminarlo. Honestamente, me costó mucho tratar de plasmar en palabras todo lo que quería, pero creo que al final lo logré.

Esté primer capítulo, de lo que, según yo, iba a ser un one-shot, les podrá parecer lento, espero me entiendan. Quise intentar ir directo a la trama, pero la verdad, no funcionaba mucho.

En fin. Sin más, empecemos.

~O~

La sala solitaria, claro, a excepción de las y los brujos que decidirían su destino, y, junto a ella, su hermano. A pesar de todo, no la dejó sola. No importó lo cruel que fue con él, su hermana y sus padres, no se alejó de su lado, y tampoco le importó cuan insistente fue para que lo hiciera y que no tomaran también represalias contra Edric, aunque, si lo pensaba bien, eso no era posible. No la dejaría sola en ese momento tan crítico para ella y su futuro. Piensa pelear para que su castigo no sea tan cruel, aunque tal vez se lo tenga bien merecido.

—Muy bien —dijo el líder del nuevo consejo mágico de las Islas Hirvientes—. Da comienzo el juicio en contra de Amity Blight, presidido por este honorable consejo.

—¿Cómo se declara la acusada? —Preguntó otra de los miembros del consejo, con una actitud un poco más relajada que la de la líder.

Amity dio un gran suspiro antes de dar su declaración. Su mente le decía que era inocente, pero al final, su corazón tomó control de sus sentidos, y no titubeo al hablar.

—Culpable —dijo, sin poder ocultar el miedo en su voz.

—¡¿Qué?! No. Espere —alegó de inmediato Edric, quien apenas pudo obtener permiso para estar con Amity. Él creyó que se declararía inocente, le rogó por ello, pero evidentemente la culpa carcomía a su hermana menor. Tal vez solo lo dijo para terminar aquella discusión.

—Silencio —ordenó Lilith—. Joven Blight, le recuerdo que la única que puede decir algo en este momento es la acusada y si usted está aquí es por mera consideración, por lo tanto, su declaración de culpabilidad será tomada en cuenta.

—Pero, por favor —continuó él, asustado por lo que el impulsivo acto de su hermana pudiera provocar—, denle una oportunidad más —suplicó el joven de cabello verde.

El consejo guardó silencio, pero una de los miembros, sentada a dos lugares del centro que ocupaba Lilith, se levantó de su lugar. Se veía evidentemente molesta, pero rápidamente cambio su expresión a una más comprensiva. Iba a tratar de hacer entrar en razón a Edric, o al menos, hacerle entrever los argumentos del consejo para haber realizado esa especie de juicio.

Sé lo que hiciste, y aún así, te amo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora