Capítulo 6

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Feminismo.

Básicamente es eso. Un movimiento que existe hace años y que en los últimos tiempos se ha vuelto más fuerte. Un movimiento que busca la emancipación de la mujer; el neofeminismo busca la equidad de género.

Feminismo, gracias.

A mis 19 conocí el feminismo, me identifiqué con las ideas y su propósito. Comencé mi deconstrucción desde entonces. Pero no fue hasta principios de mis 21 cuando todo cambió.

Ese suceso que sabía que estaba allí, pero no podía recordar salió a la luz. El pequeño ángel de 14 años me gritó a la cara y nunca más pude ignorarlo. Me gritó el terremoto, el huracán y la tormenta, lo que sucedió y por qué ya no podía ver mis alas mientras que siempre me dolían.

Primero llegó la imagen del ángel de 14 años sentada en bolita contra la puerta de su habitación llorando y llorando mientras temblaba y sus lágrimas la hacían perder el sentido del tiempo, memoria y lugar.

Ese ángel era yo.

Después se hizo mi realidad cuando mi abuelita enfermó y después de días falleció. Agradezco que me permitieron pasar a su habitación mientras estaba inconsciente y entubada solo para despedirme de ella. No había llorado porque mi mamá estaba muy triste y tomé una responsabilidad que no debía al hacerme la fuerte por si ella se derrumbaba y yo fuera su apoyo. Pero cuando nos despedimos de mi lucero, no pude. Me quebré junto con ella al darle el último abrazo en esa cama de hospital.

Cuando tuve a mi abuelita entre mis brazos esa última vez, tuve ganas de enterrar mis uñas en ella solo para poder aferrarme a su cuerpo después de la vida, pero no lo hice. La abracé temblando y sollozando contra su pecho repitiendo que la amaba una y otra vez.

La desconectaron cuando ya estaba en casa, a las 6 p. m. de un 23 de agosto de 2020. Cuando vi la hora, juro que el cielo se pintó del mismo gris de como me sentía, sonó un trueno y supe que ya se había ido. Las rodillas me temblaron hasta hacerme caer; estaba sola; caí en el jardín donde ella había reído conmigo y comencé a gritar de dolor pidiendo una señal de que estuviera bien. Lloré tanto como pude mirando al cielo tratando de encontrarla y golpeando el piso a mi alrededor.

La lluvia empezó, cayó en mi mejilla y ahí supe que era ella diciéndome:

-"Estoy bien. Estoy mejor" -.

Padre llegó y volví a alzar los muros de que nada me afectaba. Fui con mis hermanos, que me consolaron y me dejaron llorar hasta que me cansé. Padre y mi mamá fueron al velorio, no me dejaron ir. Esa noche me encerré en mi cuarto completamente sola y sucedió.

Caí contra la puerta de mi habitación gritando y llorando hasta que me quedé sin voz. Azoté mis manos en el piso, tiré cosas de mi cama y de mi escritorio. Me golpee la cabeza contra la puerta hasta que me paralicé y en lo que balbuceaba el nombre de quien había sido una segunda mamá para mí, con la voz rota debido a su ausencia...

-"Mi lucero. Mi lucero. Mi lucero. ¡Te quiero de vuelta!" -.

Me pegó en el rostro el recuerdo completo.

Esto es lo que no me permite respirar, la cadena que me envuelve una y otra vez pero jamás se va. Esto es el océano que me ahoga, la mano que cubre mi boca. Esto me rompió, destrozó y aniquiló. Me asesinó.

Mi mente me permitió saber la verdad de un solo golpe. Ahora te diré.

Un día, cuando tenía 14 recién cumplidos, comenzó mi asesinato. Estaba sentada en mi habitación leyendo cuando me llegó un mensaje de mi hermano: Tormentoso. El mensaje decía:

Broken Angel ✔️ [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora